domingo, 22 de marzo de 2009

¿QUÉ NOS JUGAMOS CUANDO HABLAMOS EN PÚBLICO?


Estimados amig@s:

La autora Pascale Bang-Rouhet, con el titulo nos está haciendo ya la primera pregunta, ¿Somos realmente conscientes de lo que nos jugamos cuando hablamos en público? Y por público podemos definir tanto una reunión de departamento, como impartir una conferencia ante 400 directivos.

Las organizaciones del siglo XXI exigen directivos con una buena capacidad comunicadora, ya que estamos obligados a ser protagonistas en reuniones, convenciones, situaciones y contextos estresantes.

Comunicamos para hacernos entender - conocer mejor el mundo y a las personas que nos rodean. Cuando comunicamos queremos dar un sentido, una explicación al mundo que nos rodea para evitar la dificultad de los malentendidos que perjudican la claridad del mensaje y los intercambios de opiniones.

¿QUÉ NOS JUGAMOS CUANDO HABLAMOS EN PÚBLICO?
Comprenda su miedo escénico y cómo controlarlo
Pascale Bang-Rouhet
ALIENTA EDITORIAL

MARZO, 25

“Puedo elegir cualquier espacio vacío y llamarlo escenario.
Una persona atraviesa este espacio mientras otra la observa y
eso basta para que el acto teatral se desencadene”.

PETER BROOK

3 comentarios:

Anónimo dijo...

LOGICOM.

Nos jugamos nuestro propio prestigio, hablar en público es un estado de ánimo, que creamos en el mensaje o no creamos en el mensaje puede hacer que una venta salga adelante o que se hunda.

Te recuerdo como Richar Nixon perdió las elecciones frente a JFK en un debate televisado.

O como han dejado a la Ministra Carme Chacon con el trasero descubierto después de anunciar a bombo y platillo que nos marchamos de Kosovo.

Un saludo.

LOGICOM.

Anónimo dijo...

Por supuesto que nos jugamos nuestro prestigio, por que además, para muchos es un acto totalmente narcisista en que se deleitan paseando hablando delante de un grupo al que pretenden encandila. Y la mayoria de las veces, se olvidan que se encandila con la confianza y no con la verborrea.

Anónimo dijo...

Pues yo no me acostumbro a dejar embobar por las artes retóricas ni por el lenguaje corporal del orador, ni por todo el hipnostimo de una cobra.
Escucho, escucho y escucho muuuuy atentamente, y mientras, pienso, critico dentro de mi cabeza y le contesto interiormente con un diálogo que yo sola sigo, al final de la disertación lo empaqueto todo y lo guardo, y luego mucho después lo "rumio" como las vacas, lo mastico y vuelo a masticar.
Y muchísimo después lo recompongo con nueva información, y así formo mis opiniones a favor de algo, o en contra. Siempre estoy abierta a "deglutir" y recomponer, a apoyar o a oponerme, a afirmar o a negar.
Y siempre a matizar, a encontrar excepciones y causas diferentes.