Estimad@s amig@s
Sinopsis
En diciembre de 1914, sir Ernest
Shackleton y una tripulación de veintisiete hombres embarcaron en el Endurance
rumbo al Polo Sur, con el objetivo de cruzar por tierra la Antártida, el último
continente inexplorado. Un mes más tarde, el barco encallaba en el hielo del
mar de Weddel sin poder tocar tierra, en las proximidades del Círculo
Polar Antártico. Shackleton y sus compañeros sobrevivieron a la deriva
en una de las regiones más inhóspitas del mundo antes de poder abandonar la
nave y emprender un viaje de más de 2.000 kilómetros para alcanzar el puesto de
mando más cercano a la civilización.
La odisea de Shackleton
y sus compañeros es una de las más increíbles del siglo XX. Alfred Lansing
tuvo acceso a los diarios de los miembros de la expedición y conoció a varios
de los supervivientes. La voluntad y la energía demostradas por aquel grupo de
hombres en su titánica lucha contra las fuerzas desatadas de la naturaleza
superaron los límites conocidos de la resistencia humana. Endurance es
una obra maestra de la literatura marítima y el relato definitivo de la
fatídica expedición.
«Fortitudine
vincimus»[i]
Prólogo[ii]
(…) Shackleton se
consideraba un fracasado, aunque había logrado regresar a su país con todos sus
hombres vivos (…) su historia quedo totalmente eclipsada por otro fracaso mucho
más dramático: la muerte en 1912 de su compatriota el capitán Robert
Scott y de los cuatro camaradas que iban con él. Ocurrió en la
carrera por la conquista del Polo Sur, que ganaría finalmente el noruego Roald Amundsen.
El afán de Scott por
llegar a la meta el primero aun a costa de la vida, su decepción por saberse
perdedor, el sufrimiento de los últimos días, que dejo plasmado en una emotiva
carta a su esposa… Todo ello convirtió al militar en un mártir, en una leyenda
que ocupaba plenamente el imaginario popular como héroe Antártico.
(…) nunca culmino con éxito alguna
de sus expediciones en las tierras polares (…) todas las que dirigió acabaron
en un rotundo fracaso (…) uno de los exploradores polares más conocidos del
mundo sea el que nunca triunfó. Es una paradoja que nos ofrece pistas de la
excepcionalidad de una persona que consiguió su última y más perdurable victoria
varias décadas después de muerto.
(…) aventurero, su tremenda
capacidad como líder incuestionable, su actitud siempre positiva ante la
adversidad, su afán en la lucha contra dificultades que a la inmensa mayoría
parecían imposibles de superar, su valía para lograr mantener a su equipo
cohesionado cuando todo a su alrededor se estaba desintegrando y cuando las
posibilidades de supervivencia se hacían cada vez más remotas.
La lucha de Shackleton
(…) es el triunfo del espíritu humano ante la adversidad más absoluta, ante la
desesperanza, ante el miedo, y se convierte también en un ejemplo imperecedero
de cómo las cualidades personales de un auténtico “jefe”, como le llamaban sus
hombres, puede hacer superar lo insuperable (…)
(…) supo que la forma de
ganárselos para su causa era con una mezcla de increíble fortaleza y valor como
los que él tenía (…) poner en marcha la imaginación para que el equipo
funcionara, incluso con estrategias que pudiesen resultar estrambóticas (…)
utilizar la psicología para gestionar el equipo sin fisuras; y que logro
transmitir una genuina preocupación por el bienestar de sus hombres (…)
(…) su habilidad para
gestionar al equipo se percibe en numerosos detalles (…) fuertes divisiones en
facciones dentro del grupo, el cuestionamiento del líder (…) la generación de
bandos que resultan irreconciliables y hasta el motín abierto (…)
(…) no toleraba ningún
privilegio con la comida o con la ropa, y hasta realizaba en igualdad de
condiciones las tareas manuales más duras y menos agradables (…) el explorador
llegaba al punto de enfadarse cuando descubría que el cocinero le había puesto
más cantidad o que su comida era de mejora calidad que la del resto del equipo.
(…) utilizó su optimismo y
su seguridad para ganarse la plena confianza de todos y hacer cundir la idea de
que, si el grupo seguía cohesionado, saldrían adelante durante el duro invierno
antártico.
«Busco voluntarios
para un viaje peligroso.
Se ofrece: sueldo
exiguo, frio intenso
y se garantizan largas horas en absoluta
oscuridad.
Un regreso incierto.
Honores y
reconocimiento en caso de finalizar el viaje con éxito»[iii]
— ¿Fue Shackleton un líder?
- - ¿Por qué?
-
¿Qué atributos podemos identificar en la
persona del explorador?
— ¿Qué aprendizajes podemos sacar de los 26 tripulantes del Endurance?
- - ¿Por qué?
Endurance la prisión blanca nos ofrece otra visión sobre la gran
gesta llevada a cabo por Shackleton y su equipo. A día de hoy sigue
siendo difícil entender como en un entorno o tan extremo como el que tuvieron
que pasar, todos consiguieran volver a casa. ¿Cómo consiguieron mantener la
unidad de acción a pesar de la incertidumbre, el hambre, la oscuridad, el
hielo, la congelación, etc.?
Nos
puede servir no sólo para entender que a pesar de tener todo en contra, hay un
ultimo movimiento, nunca debemos de dar la partida por perdida. La fortaleza mental del equipo humano del Endurance pudo ser una de las grandes palancas que
les sirvió para sobrevivir, pero no olvidemos que sin el liderazgo de Shackleton
pudiera ser que no hubiesen vuelto a casa sanos y salvos.
«Fortitudine
vincimus»[iv]
La orden de abandonar el
barco se dio a las cinco de la tarde. Para la mayoría de los hombres, sin
embargo, no fue necesario recibir ninguna porque para entonces todos sabían que
el barco estaba acabado y que había llegado el momento de abandonar cualquier
intento de salvarlo. Nadie demostró miedo o aprensión. Durante tres días habían
estado luchando sin tregua y habían perdido. Aceptaron la derrota casi con
apatía. Estaban demasiado cansados para preocuparse.
Pocos hombres han soportado
tanta responsabilidad como Shackleton en ese trance. Si bien sabía que
su situación era desesperada, en ese momento no podría haber imaginado los
esfuerzos físicos y emocionales a los que se verían sometidos, los rigores que
tendrían que afrontar, los sufrimientos que padecerían.
Aunque no se puede negar que
Shackleton era un inadaptado e incluso un inepto para la mayor parte de la
situaciones de la vida cotidiana, poseía un talento, un genio casi de verdadero
jefe, que compartía solo con un puñado de hombres en la historia. El explorador
era (…) “El líder más grande que nunca puso Dios en la tierra, sin excepción”.
A pesar de todas sus debilidades e insuficiencias (…)
(…) hablando con suma
convicción, señalo que ningún objeto tenía el más mínimo valor cuando se
trataba de la supervivencia y los exhortó a que no cayeran en la sensiblería a
la hora de llevar peso innecesario, con independencia de su valor.
(…) la adaptabilidad del ser
humano es tal que de vez en cuando tenían que recordarse que se encontraban en
una situación desesperada (…)
(…) la última decisión debería
tomarla cuando todavía estuvieran a tiempo de actuar (…)
(…) temía a la
desmoralización más que a cualquiera de sus peores enemigos: el frio, el hielo
y el mar (…)
(…) habían mantenido la
actitud que Shackleton se esforzaba incesantemente en inculcarles: una fe
absoluta en sí mismos (…) que podían si era necesario, sacar fuerzas y
determinación frente a cualquier obstáculo y vencerlo.
El objetivo principal seguía
siendo salir de allí, aunque ahora se tratara de una frase vacía (…) no tenían
una meta, ni siquiera un objetivo mínimo hacia el que dirigirse. Se enfrentaban
hacía una incertidumbre absoluta (…)
La indomable confianza en sí
mismo del jefe de la expedición daba como resultado un optimismo (…) encendía
el espíritu de los hombres (…) era lo que hacía de Shackleton un gran líder.
(…) esa misma
autosuficiencia le cegaba a veces ante la realidad. Esperaba que todos los que
le rodeaban reflejaran también su optimismo y se mostraba casi petulante cuando
no lo hacían (…) tal actitud se debía a que dudaban de él y de su capacidad de
llevar la expedición a buen término.
Los primeros minutos fueron
cruciales, de locura. Los hombres se esforzaron por remar al unísono, pero
estaban torpes, les faltaba práctica y la ansiedad obstaculizaba sus
movimientos. El hielo que les rodeaba atascaba los remos y las colisiones eran
inevitables (…)
(…) Shackleton buscó
en el rostro de sus hombres la respuesta a la pregunta que más le preocupaba: ¿Cuánto
más podían aguantar? No existía un único veredicto. Algunos parecían a
punto de derrumbarse, mientras que otros mostraban la inequívoca determinación
de seguir adelante. Pero al menos todos habían sobrevivido a la noche.
(…) la sensación general, al
menos en apariencia, era de confianza. ¿Cómo podía ser de otro modo? Cualquier
otra actitud habría sido el equivalente a admitir que estaban condenados
irremisiblemente. No importa qué posibilidades tenga, un hombre no pone su
última esperanza en algo y luego espera que ese algo fracase.
La moral fluctuaba según el
estado del tiempo y según la banquisa se
acercaba o se alejaba (…)
La vida se contabilizaba por
periodos de horas o quizá solo de minutos: una sucesión inacabable de pruebas
dirigidas a librarse del infierno particular del momento (…)
«Nunca para mí la
bandera estará arriada,
nunca será el último
intento»[v]
Link de interés
• Lecciones de
liderazgo: Las 10 estrategias de Shackleton en su gran expedición
antártica
• Atrapados en el
hielo: La legendaria expedición a la Antártida de Shackleton
• La brújula de Shackleton:
Enseñanzas de un explorador polar sobre el éxito personal
«Para la dirección científica, dadme a
Scott;
para un viaje rápido y eficaz a
Amundsen;
pero cuando estéis en una situación
desesperada,
cuando parezca que no existe una
salida,
arrodillaos y rezad para que venga Shackleton»
ABRAZOTES
[i] Resistir es vencer
[ii] Ramón
Larramendi
[iii] Más de cinco mil personas se
presentaron a la convocatoria
[iv] Resistir es vencer
[v] Shackleton