Estimad@s amig@s
Sinopsis
Ha hundido las carreras de
jóvenes prometedores. Ha arruinado grandes fortunas y ha condenado a empresas a
la quiebra. Ha convertido la adversidad en algo insoportable y todo esfuerzo en
humillación. Si logramos alcanzar el éxito, nos cegará ante nuestros errores; y
si lo que nos llega es el fracaso, lo encararemos emocionalmente rotos. El ego
es casi siempre nuestro peor enemigo.
En un mundo ultracompetitivo
que se alimenta del éxito y en el que estamos continuamente exponiéndonos en
redes sociales, el auténtico reto es la discreción. Debemos dedicar menos
tiempo a hablar de nuestros logros y virtudes y más a realizar aquello que nos
enriquece como personas. Basándose en la sabiduría más antigua, siempre atenta
a alertarnos de los peligros del ego, Ryan Holiday nos ayuda a identificarlo y
a neutralizarlo antes de que nos destruya. Nos enseña de manera muy práctica
cómo ser humildes en la aspiración, dignos en el éxito y resistentes en el
fracaso para alcanzar todos nuestros objetivos.
«Los obstáculos son
el camino»[i]
Prólogo
He escrito este libro no
porque haya alcanzado una sabiduría que me sienta autorizado a divulgar, sino
porque es el libro que
hubiera querido que existiera en los momentos críticos de mi propia vida, como
todo el mundo, fui llamado a responder a las preguntas más importantes que se
puede hacer una persona: ¿Quién quiero ser? y ¿Qué camino voy a
tomar?[ii].
(…) la historia también la
hacen muchos individuos que luchan contra su ego a cada paso, que evitan
aparecer en publico y que ponen sus objetivos más altos por encima de su deseo
de reconocimiento (…)
(…) Demóstenes “la virtud
empezaba por la comprensión y se completaba con el valor. Debemos comenzar por
vernos a nosotros mismos, y al mundo, de una nueva forma. Luego, debemos luchar
por ser diferentes y por mantenernos así (…)
(…) “de la torcida materia
de la humanidad nunca se hizo nada recto”[iii]. Es
posible que nunca seamos rectos, pero podemos esforzarnos por serlo un poco más
(…)
«El primer principio
es que no debes engañarte
y que tú eres la
persona a la que es más facil engañar»[iv]
Introducción
Tal vez eres joven y estás
lleno de ambiciones. Tal vez eres joven y luchas por lograr tus objetivos. Tal
vez ya has ganado un par de millones, has firmado tu primer negocio, has sido
seleccionado para formar parte de un grupo de élite, has logrado suficiente
para toda la vida. Tal vez te has quedado asombrado de ver lo vacía que está la
cima. Tal vez te has encargado de dirigir a otros a través de una crisis. Tal
vez te acaban de despedir. Tal vez acabas de tocar fondo.
Donde sea que te encuentres,
sea lo que sea lo que hagas, tu peor enemigo ya vive dentro de ti: tu ego.
(…) el ego es el enemigo de
lo que deseamos y de lo que tenemos. El enemigo de poder llegar a dominar un
oficio (…)
(…) suprimir el ego antes de
que los malos hábitos tomen el control; reemplazar las tentaciones del ego por
humildad y disciplina cuando estés experimentando el éxito; y cultivar la
energía y la fortaleza para que, cuando el destino cambie y se ponga en tu
contra, no termines aplastado por el fracaso (…)
(…) la humildad nos
restringe; el ego nos enloquece. Es la diferencia entre algo potente y algo
venenoso.
Algunos aprenden humildad.
Otros eligen el ego. Algunos están preparados para las vicisitudes del destino,
tanto las positivas como las negativas. Otros, no. ¿Cuál de los dos eliges
ser? ¿Quién serán?
«Las construcciones
que están tan expuestas al clima
necesitan buenos
cimientos»[v]
“Mira muchas cosas,
estudia mucho, sufre mucho. Ese es el camino de la sabiduría”[vi] esfuérzate,
se curioso, aguanta sin límite, resiste sin límite, el camino es largo y
complejo, no sabemos si lograremos llegar a la meta, lo importante es no perder
la humildad y disfrutar del camino.
¿Es el ego la principal
amenaza de mi éxito? Tomate tiempo para formular le respuesta,
y asegúrate que no esté sesgada por tu arrogancia.
Ryan Holiday
hace una descripción muy didáctica de como el ego
nos empequeñece, no nos permite crecer, hacer equipo, dejar un legado del que
los receptores se puedan sentir orgulloso.
Trabaja, vive, defiende la
humildad, huye del éxito cortoplacista que nos embriaga y a su vez nos pasa
factura.
El ego
muchas veces es una careta de la que nos revestimos para autoengañarnos. Cuando
trabajas con directivos, emprendedores, consejeros, etc., y ves como tienen que
anteponer estudios, estatus, apellido o el nombre de una escuela de negocios
donde estudiaron, te das cuenta lo vacíos que están. “Cuando pelas la cebolla”
y los desprenden de ese aura de ego, sale a la luz esa persona normal con la
que puedes trabajar.
“Cuando el alumno está
preparado aparece el maestro”[vii]. Cambiemos
la palabra preparado por cuando te dejes el ego
en la puerta podremos empezar a trabajar.
«Dicen que un médico
atrevido es aquel al que no le tiembla
la mano cuando realiza una operación en su
propia persona,
e igualmente atrevido es aquel que no vacila al
quitar
el misterioso velo de la ilusión el cual
oculta a su vista
las deformaciones de su propia conducta»[viii]
Aspiraciones
(…) la arrogancia y el
egocentrismo inhiben el crecimiento. Al igual que la fantasía y la “visión”.
(…) tener autoridad no es lo
mismo que ser una autoridad. Tener derecho y estar en lo cierto tampoco son lo
mismo. Recibir un ascenso no significa necesariamente que se esté trabajando
bien ni que uno se lo merezca (…) impresionar a la gente es totalmente distinto
de ser verdaderamente impresionante.
(…) ¿Qué quieres hacer tú?
¿Qué lado eliges?
(…) ¿Cuál es tu propósito en
la vida? Qué has venido a hacer a este mundo?
«No permitamos que el
fantasma de ningún hombre regrese aquí
y diga que lo
decepciono su entrenamiento»[ix]
(…) para llegar a ser
grande, cada luchador necesita tener a alguien mejor de quien pueda aprender, a
alguien inferior a quien le pueda enseñar y a alguien igual con quien se pueda
medir[x].
“Es imposible aprender lo
que uno piensa que ya sabe”[xi] (…)
no es posible aprender si creemos que ya sabemos. No encontraremos las
respuestas si somos demasiado vanidosos y autosuficientes como para hacer las preguntas
necesarias.
(…) el ego piensa que ya
sabe cómo hacer las cosas y quiénes somos (…) cree que somos espectaculares,
perfectos, genios realmente innovadores (…) le disgusta la realidad y prefiere hacer
sus propias evaluaciones.
La pasión (…)
oculta una debilidad. La ansiedad, la impetuosidad y el frenesí son malos
sustitutos de la disciplina, el dominio, la fuerza, el propósito y la
perseverancia. Es necesario ser capaz de ver esto en los demás y en uno mismo,
porque, aunque los orígenes de la pasión[xii] pueden
ser sinceros, sus efectos son primero cómicos y luego monstruosos.
(…) necesitamos realismo. ¿Por
dónde empezamos? ¿Qué hacemos primero? ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo estar seguros
de lo que estamos haciendo nos está haciendo progresar? ¿Con qué nos estamos
comparando?
«Los grandes hombres
casi siempre han demostrado tener
la misma capacidad para obedecer que la que demuestran
tener más tarde para mandar»[xiii]
(…) la grandeza tiene
orígenes humildes: viene del trabajo poco cualificado (…) eres la persona menos
importante del salón hasta que tú mismo cambias[xiv] esa
situación a base de resultados.
«He observado que
aquellos que han logrado los mejores resultados son
quienes se controlan y nunca se emocionan demasiado,
quienes siempre están serenos y dueños de sí mismos,
con paciencia y
gentileza»[xv]
«Un hombre orgulloso[xvi]
siempre está mirando todo desde
una posición superior y, claro, mientras uno esté
mirando
hacia abajo, es incapaz de ver lo que está
encima»[xvii]
Éxito
“El hombre es movido por
impulsos, pero es atraído por valores”[xviii] ¿Tú
te guías por principios o
dejas que te gobiernen? Si carecemos de los valores
apropiados, el éxito es breve (…)
«Todo hombre que
conozco es, de alguna manera,
mi superior y así puedo aprender de él»[xix]
(…) no hay que llevar a cabo
un ataque frontal dirigido por el ego. En lugar de eso hay que empezar con una
apuesta pequeña e ir aumentando gradualmente las ambiciones a medida que uno
avanza (…)
El ego conduce a la envidia
y esta corroe (…) socava la grandeza al llevar al personaje, erróneamente, que
puede ser todavía más grande.
“El veneno más fuerte que se
conoce hasta ahora viene de la corona de Cesar”[xx]. El
éxito nos lanza una maldición.
(…) tenía los mismos rasgos que
todos los demás ―ego, intereses propios, orgullo, dignidad, ambición―, pero
todos estos rasgos también estaban “moderados por un sentido[xxi] de
la humildad[xxii] y
la generosidad”.
(…) el ego nos dice que
somos invencibles, que tenemos una fuerza ilimitada que nunca va a desaparecer.
Pero ¿Es cierto? ¿Eso es realmente lo que requiere la grandeza? ¿Energía
ilimitada?
«Enfrentará batallas
que no conoce,
recorrerá un camino que no conoce»[xxiii]
Fracaso
(…) el gran error es “verse
a uno mismo como más de lo que es y valorarse como menos de lo que vale de
verdad”[xxiv] (…)
(…) según el ego, cada uno
de nosotros ha considerado precisamente no hacer lo que consideraba correcto.
Si esa es tu actitud, ¿Cómo
planeas soportar los momentos de dificultad? ¿Qué más da que seas un adelantado
a tú época? ¿Qué más da que el mercado favorezca una tendencia de moda? ¿Qué
más da que tu jefe o tus clientes no te entiendan?
El ego pregunta: ¿Por qué
me está pasando esto? ¿Cómo puedo hacer para salvar este problema y demostrarle
a todo el mundo que soy tan bueno como ellos creen que soy? Es el miedo
animal a manifestar la más mínima señal de debilidad.
“Aquel que le teme a la
muerte nunca hará nada digno de un hombre que esté vivo”[xxv] (…)
aquel que haría cualquier cosa para no fallar, casi con seguridad hará algo
digno de un fracaso.
«Nunca miro hacia
atrás, excepto para investigar algún error…
Solo veo peligro en
reflexionar sobre las cosas
de las que me siento orgullosa»[xxvi]
Epílogo
(…) es admirable querer ser
mejores profesionales, mejores atletas, mejores conquistadores (…) deberíamos
querer estar mejor informados, con mejores bases financieras (…) beberíamos
querer hacer cosas más grandes (…)
Lo que parecer ser menos
corriente (…) es querer ser mejores personas, gente más feliz, gente más
equilibrada, vivir contentos, ser personas humildes y generosas (…) y lo más
obvio, pero más ignorado, es que perfeccionar lo personal regularmente lleva al
éxito como profesional, pero rara vez ocurre al reces (…)
es atar nuestro bienestar a lo que hacen o
dicen otras personas…
La
cordura es atarlo a nuestros propios actos»[xxvii]
Link de interés
• Entrevista
a Aristóteles: Filosofía para líderes y emprendedores
• Cartas
del Diablo a Su Sobrino
• Lecciones
de liderazgo: las 10 estrategias de Shackleton en su gran expedición
antártica
• Manel
Estiarte: Todos mis hermanos
• Alejandro
Magno: Conquistador del mundo
«Quienes saben no
hablan.
Quienes hablan no
saben»[xxviii]
ABRAZOTES
[i] Ryan Holiday
[ii] Quod vitae sectabor iter
[iii] Kant
[iv] Richard Feynman
[v] William Penn
[vi] Dicho celta
[vii] Proverbio Zen
[viii] Adam Smith
[ix] Inscripción en la academia de
capacitación del departamento de bomberos de Nueva York
[x] “más, menos o igual”, Frank Shamrock
[xi] Epicteto
[xii] “Las grandes pasiones son
enfermedades sin esperanza”, Goethe
[xiii] Lord Mahon
[xiv] “Habla poco, haz mucho”, “Sé menos,
haz más”
[xv] Booker T. Washington
[xvi] “Si no puedes tragarte tu orgullo, no
podrás ser líder”, Gengis Kan
[xvii] C. S. Lewis
[xviii] Viktor Frankl
[xix] Ralph Waldo Emerson
[xx] William Blake
[xxi] “Juega por el nombre que tienes al
frente de la camisera, y ellos te recordarán por el nombre que llevas en la
espalda”, Tony
Adams
[xxii] “Es difícil ser humilde cuando eres
tan grande como yo”, Mohamed Alí
[xxiii] Gilgamesh
[xxiv] Goethe
[xxv] Séneca
[xxvi] Elisabeth Noelle-Neumann
[xxvii] Marco Aurelio
[xxviii] Lao Tzu