“La dignidad del hombre requiere que obre según su libre elección, sin ninguna coacción externa.”
Pablo VI
SinopsisLa
obra tiene como objetivo ayudar a descubrir, reflexionar y profundizar en algunos mensajes de la encíclica, especialmente relevantes desde una
perspectiva ético-social, y con especial énfasis en el
desarrollo humano integral en nuestro tiempo. En ella, se recogen de una forma estructurada y rigurosa, extensos y riquísimos comentarios de carácter interdisciplinar, a diferentes temas que integran el contenido de la
encíclica Caritas in Veritate. Lo realizan una veintena de autores, teólogos, filósofos, juristas, economistas, expertos en ética, en dirección de empresas y en otras ramas del saber.
“No desprecies el recuerdo del camino recorrido. Ello no retrasa vuestra carrera, sino que la dirige; el que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta.”
Pablo VI
PrólogoLa tercera encíclica del
Santo Padre Benedicto XVI Caritas in Veritate, denominada
encíclica social anuncia desde el comienzo un principio capital que orientará todo el texto pontificio:
“La caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad” (
CV, 1).
Esta crisis nos situa improrrogablemente ante unas decisiones que afectan cada vez más al destino mismo del hombre, el cual, por otra parte, no puede prescindir de su naturaleza. Y el
Papa, de manera confiada, nos dice que
“la crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso, a apoyarnos en las experiencias positivas y rechazar las negativas. De este modo la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo” (
CV, 21)
El hombre no puede ser visto en un horizonte solo terrenal, interesado sólo por los bienes materiales y dejando en un segundo plano las cuestiones morales. El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada del bien común.
… se habla mucho y se habla casi únicamente de los derechos y no de los deberes. Los deberes refuerzan los derechos y reclaman que se los defienda y se los promueva como un compromiso al servicio del desarrollo de las personas y de los pueblos.
La encíclica acaba diciéndonos que el autentico desarrollo no es el resultado de nuestro esfuerzo, sino es un don. Un don de Dios que transforma los “corazones de piedra” en “corazones de carne”
(Ez 36, 26). Los cristianos hemos de trabajar con los hombres y mujeres de buena voluntad a favor del autentico desarrollo integral de los hombres y de los pueblos con el compromiso y con la competencia humana y profesional, pero los cristianos hemos de hacerlo también con algo específico: con la plegaria.
Cardenal Lluís Martínez Sistach
“La vida no pertenece al hombre. Le sobrepasa porque ha sido recibida de Dios. Es sagrada. Ningún hombre puede disponer de ella a su antojo.”
Pablo VI
El desarrollo humano integral es un
libro al que llegue gracias a mi gran
profesor D. Ricardo Velilla. A mediados de noviembre desayunando un dia en
San Telmo me recomendó su lectura.
No es un
libro fácil, se necesita tiempo para leerlo, la cabeza despejada, y un período para reflexionar sobre sus enseñanzas. Se puede leer independientemente el capitulo que queramos. Creo que es una
obra que aporta enseñanzas y valores que, desgraciadamente en estos momentos escasean.
La metodología seguida pretende:
a) Indagar en los contenidos de la encíclica en cada uno de los temas seleccionados, situándolos en su contexto y exponiendo y valorando problemas contemporáneos subyacentes.
b) Buscar una correcta interpretación del pensamiento pontificio, acudiendo, en su caso, a otros textos del Magisterio de la Iglesia o del mismo Benedicto XVI.
c) Dialogar con el pensamiento contemporáneo desde las propuestas y mensajes de la encíclica.
d) Proponer algunas consecuencias prácticas para la aplicación de los mensajes de la encíclica en el mundo actual.
I. CLAVES ANTROPOLÓGICAS Y ÉTICAS DEL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL“El autentico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones.”
(CV, 11)
1. El desarrollo humano integral: una visión de conjunto
Domènec Melé, IESE - Universidad de Navarra
La encíclica
Caritas in Veritate en su comienzo afirma que
“la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad”. Después añade que el “auténtico desarrollo” debe ser “integral” (
CV, 1)
Este capítulo presenta una visión de conjunto
de la encíclica, profundizando en este texto introductorio y en el concepto de
“desarrollo humano integral”. Con el objetivo de alcanzar una mejor comprensión y una correcta interpretación, se analizan diversos pasajes de la propia encíclica y otros textos de la doctrina social de la Iglesia. Se contrasta las enseñanzas de la encíclica apuntando otras visiones relevantes en el contexto actual. Se concluye presentando varias proposiciones fundamentales sobre el desarrollo humano integral a la luz de la encíclica estudiada.
Pero,
¿qué es el desarrollo humano integral? Benedicto XVI, siguiendo a
Pablo VI (
PP, 14), entiende el desarrollo humano integral como el desarrollo “de todo hombre y de todos los hombres” (
CV, 8, 18), al tiempo que se refiere al desarrollo de las personas –de todas las personas- y al desarrollo de los pueblos (
CV, 52, 53, 54), lo cual responde a la índole social y comunitaria del hombre.
“La peor prisión es un corazón cerrado.”
Juan Pablo II
2. “Amor en la verdad”, principio clave de la doctrina social de la IglesiaJoan Costa, Facultad de Teología de Cataluña
El artículo muestra que la doctrina social de la Iglesia se fundamenta en la recta comprensión del ser humano, siendo la caridad sustentada por la verdad la guía maestra del obrar en el entramado social. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. Sintetiza, a continuación, la antropología teológica entorno a cuatro conceptos mutuamente implicados: libertad, verdad, amor y vocación. La libertad se sustenta en la verdad y tiene como fin el amor. De la comprensión del ser humano fruto de un amor originario y cuya realización se alcanza en el don de sí, el amor deviene un don y una tarea, una vocación.
Señala, a la vez, la novedad y la continuidad en la doctrina social de la Iglesia. Centra el debate actual sobre los temas sociales en la cuestión antropológica y, especialmente, en la comprensión de la dignidad humana, cuya verdad es la de ser amado y la de amar.
La encíclica insiste en la
necesidad de incorporar una nueva racionalidad a las lógicas económica y política, y ésta es la lógica del don, de la gratuidad, de la comunión, como elementos también constitutivos de la vida económica y política. Sin la recuperación de la verdad amorosa sobre el hombre, cualquier sistema económico y político está abocado a nuevas crisis.
Tras recordar los
principios tradicionales de la
doctrina social, el capítulo pone de relieve su vinculación con la caridad, siendo éstos concreciones normativas de la caridad en la verdad.
“La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.”
Juan Pablo II
3. La vocación de la persona al desarrollo humano integral
Enrique Martínez, Universidad Abat Oliba - CEU
Caritas in Veritate pretende dar respuesta a los interrogantes sobre el auténtico desarrollo humano de nuestros días a la luz del amor de Dios que es su fundamento. Este amor original y gratuito de Dios revela al hombre el significado más profundo de su existencia: su dignidad personal, su profunda unidad y su vocación a la felicidad por el desarrollo de todas las potencialidades de su naturaleza. Ahí radica el significado del desarrollo humano integral.
Este desarrollo debe integrar las dimensiones corpórea y racional del hombre, poniendo aquélla al servicio del crecimiento de lo específicamente humano, que es la vida según la razón. Ésta se caracteriza, en primer lugar, por el conocimiento de la verdad, que ordena la vida del hombre y guía su auténtico desarrollo, capacitándolo para el diálogo interpersonal y para el amor; sin la verdad el hombre se abandona a la deriva del sentimentalismo, el subjetivismo, el cientificismo o la ideología tecnocrática. La otra dimensión de la vida según la razón es el amor, que debe entenderse en su doble vertiente, la del amor ascendente o posesivo, y la del amor descendente u oblativo: el hombre parte de su indigencia y debe por ello saber recibir, para luego poder dar desde la plenitud alcanzada. Por eso el desarrollo del hombre por el amor debe acabar respondiendo al amor primero, al amor creador y gratuito de Dios.
Para este
desarrollo humano integral en cualquiera de sus dimensiones el hombre no se basta a sí mismo, sino que requiere de la educación, de la ayuda de quienes puedan guiarle en su crecimiento: los padres, los maestros, los gobernantes, la Iglesia. Pero el maestro por excelencia es Jesucristo, quien enseña con su propia vida que el amor de su Corazón es el constitutivo del auténtico desarrollo humano.
“Amar es lo contrario de utilizar.”
Juan Pablo II
4. Hacia una recuperación de la ley moral natural como ética común
Margarita Mauri, Universidad de Barcelona
El dominio de la naturaleza y las relaciones interculturales caracterizan hoy la relación del hombre con su entorno natural y social. Mientras la influencia ejercida sobre la naturaleza puede conducir a la destrucción del medio natural, la interacción entre culturas pide un diálogo que permita el buen entendimiento y la solución de los problemas que amenazan la buena y pacífica convivencia entre los hombres. La encíclica
Caritas in Veritate señala que el punto de partida del diálogo intercultural ha de ser la toma de conciencia de la identidad específica de los participantes en el diálogo, y que la ley moral universal es el único fundamento sólido de todo diálogo cultural, religioso y político. La afirmación de que existe una naturaleza humana constitutiva e igual para todos los seres humanos es el primer paso para trabar un diálogo intercultural fructífero. El hombre no puede prescindir de su naturaleza. Cuando la perspectiva desde la que se ve al ser humano es la natural, lo común, puede iniciarse un diálogo que prescindirá de lo diferente para centrarse en lo radical. Hablar de naturaleza humana es hacerlo de la ley natural cuyo cumplimiento conduce al ser humano a la excelencia o virtud.
La afirmación de la existencia de la ley natural permite el desarrollo de
una ética común uno de cuyos rasgos esenciales es el de ser, en palabras del Papa,
“una ética amiga de la persona”.
“En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios.”
Juan Pablo II
5. La técnica al servicio del desarrollo humano integral
Francesc Torralba, Universidad Ramon Llull
El objeto de este capítulo consiste en explorar la concepción de la técnica y del desarrollo humano integral que se desprende de la lectura de
Caritas in Veritate.
Benedicto XVI concibe la técnica como una expresión de la creatividad del ser humano y muestra, igualmente, que el verdadero desarrollo humano no sólo exige el cultivo de la ciencia y la innovación tecnológica, sino el desarrollo de la consciencia ética y de la dimensión espiritual de la persona humana. A lo largo de
la encíclica, muestra cómo la tecnología puede ser decisiva en construcción de la paz y en el alcance de una vida más humana para todos. Defiende que la tecnología y la ciencia tienen que estar al servicio de la dignidad inherente de todo ser humano.
“Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad.”
Juan Pablo II
6. Humanismo cristiano para nuestra sociedad
Carmen Cortés, Universidad Abat Oliba-CEU
La encíclica
Caritas in Veritate reitera lo que el Magisterio anterior venía enunciando: que la doctrina social de la Iglesia puede ser un punto de partida valioso para promover un humanismo integral y solidario adecuado para nuestro tiempo. Dos son las notas principales que deben definir al humanismo para que sea verdadero y plenamente cristiano: la apertura a la trascendencia y la caridad como motor y como fin en la vida del hombre. Otras propuestas humanistas contemporáneas, al negar frontalmente estas dos exigencias, no pueden dejar de expresarse como un pensamiento cerrado y empobrecedor; centrando su interés en la negación de Dios como premisa imprescindible para una “verdadera” afirmación del hombre como tal, lo hace a costa del hombre mismo.
Benedicto XVI nos urge a recuperar un humanismo abierto al Absoluto para afrontar la verdadera promoción y el desarrollo de los hombres y las sociedades de nuestro tiempo: un humanismo que “vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios”.
“La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas.”
Juan Pablo II
II. ENTORNO SOCIAL, POLÍTICO Y JURÍDICO PARA EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL“Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy.”
Benedicto XVI
7. La consolidación del Estado de Derecho y la democracia
Josep Mª Castellá, Universidad de Barcelona
Benedicto XVI se plantea la necesidad, que no suficiencia, de la política y el Estado, también ante la crisis. La subsidiariedad sirve como guía para la organización y actuación de los poderes públicos en el campo de la economía, y la solidaridad pone el foco de atención en la responsabilidad de todos, no sólo de los poderes públicos, en la lucha contra el subdesarrollo. El Estado de Derecho y la democracia se ofrecen como requisitos imprescindibles para alcanzar un verdadero desarrollo humano integral. Por eso la ayuda a los países en vías de desarrollo no se reduce a la contribución económica sino que debe abarcar también la consolidación de instituciones de gobierno que atiendan a los postulados del Estado de Derecho y la democracia y sean respetuosas con los derechos humanos.
“El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.”
Juan Pablo II
8. Autoridad política estatal y autoridad mundialJosep Baqués, Universidad de Barcelona
La cuestión del papel del Estado y, en su caso, de otras instituciones públicas, suele estar sujeta a controversia. No en vano, sus posibles intervenciones están llamadas a operar sobre otros actores que operan en el ámbito privado, incluyendo individuos, empresas y, en general, todo el entramado de la sociedad civil. Ahora bien, la
Caritas in Veritate entiende que lo último que se debería plantear es un “juego de suma cero” entre esas diferentes realidades. Por el contrario, entrando de lleno en este debate de tanta relevancia teórica y práctica, y abordándolo desde la dimensión ética propia del cristianismo,
Benedicto XVI plantea la necesidad de armonizar esas diferentes instancias en aras de resolver los retos de la era de la globalización.
En particular, el Estado debe asumir su función de preservar el bien común, sin por ello ahogar el dinamismo propio de la sociedad civil. Pero en nuestros días este reto se traslada también a otras instancias de poder político que operan en el escenario internacional. De modo muy particular, a la
ONU. A lo largo de los diferentes puntos de
la encíclica que afrontan este tema, se nos muestran tanto el diagnóstico de la actual coyuntura como un elenco de principios a tener en consideración para mejorar la
situación existente y para avanzar hacia una convivencia bien fundamentada desde el punto de vista moral.
“Por eso América: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si quieres la justicia defiende la vida. Si quieres la vida, abraza la verdad, la verdad revelada por Dios.”
Juan Pablo II
9. Derechos y deberes humanos y orden internacional
Helena Torroja, Universidad de Barcelona
Una lectura detenida de la
Caritas in Veritate pone de manifiesto la profundidad del enfoque que
Benedicto XVI ha dado a la función de los derechos humanos en el desarrollo integral del hombre y de los pueblos para el siglo XXI. En el capítulo 1 se destacan las aportaciones principales tras delimitar el fundamento de los derechos humanos según la doctrina social de la Iglesia. Como se mostrará, lejos de un enfrentamiento entre el orden moral propuesto por la doctrina social y el orden jurídico contemporáneo, existe una unicidad entre ambos, en especial con respecto a la función esencial que cumplen los derechos humanos y a la relevancia que se da a su reconocimiento y respeto. Sin embargo, respecto a la delimitación del contenido de los derechos, surgen las discrepancias entre el orden moral propuesto por la doctrina social y el orden social y jurídico actual marcado por cierta politización y banalización de los derechos humanos.
“La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida.”
Juan Pablo II
10. La libertad religiosa, una necesidad para el desarrollo
Francisca Pérez-Madrid, Universidad de Barcelona
La encíclica destaca la libertad religiosa como un elemento indispensable para el auténtico desarrollo. Desde el punto de vista de la caridad, la libertad religiosa ayuda al desarrollo moral y económico, promueve la paz social, y facilita el diálogo entre las culturas. La caridad en la verdad exige un adecuado discernimiento al hablar de las religiones.
Benedicto XVI recuerda la necesidad de respetar un lugar para la religión en la vida pública y subraya de forma específica la dimensión relacional de la libertad religiosa.
“La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración.”
Juan Pablo II
11. La apertura a la vida en el centro de un verdadero desarrolloMaría Victoria Roqué, Universidad Internacional de Cataluña
En un mundo global caracterizado por los avances biotecnológicos en el conocimiento de los mecanismos de la vida y la posibilidad de manipularla y transformarla caprichosamente (
CV, 75), fácilmente se cae en la lógica del poder, en manos de intereses económicos y políticos que atentan a la dignidad de la persona. La caridad y la verdad son los elementos esenciales que configuran la estructura argumental de la defensa de la vida humana en la encíclica y la garantía para alcanzar un desarrollo integral de la humanidad. No hay verdadero progreso material si no existe crecimiento personal. A esta verdad,
el Papa insta a colaborar respetuosamente y con actitud abierta a los distintos ámbitos del saber: biología, medicina, bioética, economía, derecho, filosofía, ética, teología. El desarrollo humano es imposible sin hombres rectos (
CV, 71).
“La libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no sólo en relación con los hechos y la información, sino también y especialmente sobre la naturaleza y destino de la persona humana, respecto a la sociedad y el bien común, respecto a nuestra relación con Dios.”
Juan Pablo II
12. Alianza entre el ser humano y el medio ambiente
Silvia Albareda, Universidad Internacional de Cataluña
Benedicto XVI presenta la crisis ecológica como una oportunidad para vivir de una manera diferente, potenciando el valor ético de la sostenibilidad, al tiempo que propone establecer una alianza con el medio ambiente. En este capítulo se exponen las diferentes visiones de la naturaleza existentes (como realidad sagrada, como producto del azar y como creación) observando que de cada una de ellas deriva una praxis ambiental diferente. Se analizan las propuestas de considerar la naturaleza como creación y como vocación, y el reto de establecer una alianza con el medio ambiente como sugiere la
Caritas in Veritate. Por último, se recogen algunas pautas para desarrollar una ética ambiental amiga de la persona, basadas en un desarrollo sostenible y solidario, en unos cambios en los estilos de vida, en la reducción de la huella ecológica y en aumentar la huella civilizadora.
“Todos los artistas tienen en común la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfección fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es sólo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu.”
Juan Pablo II
13. El desarrollo del emigrante
Carlos Sánchez-Runde, IESE - Universidad de Navarra
Este trabajo destaca cómo la situación de los emigrantes puede decantarse alternativamente hacia procesos de deshumanización (cuando los emigrantes no encuentran procesos de acogida adecuados), o hacia mayores opciones de desarrollo humano (cuando sí se produce una correcta acogida e integración). Esto último es lo que se deduce a la luz de las enseñanzas de
Caritas in Veritate y de la
DSI en materia de emigración.
“Dios se deja conquistar por el humilde y rechaza la arrogancia del orgulloso.”
Juan Pablo II
III. EMPRESA Y ECONOMÍA EN EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
“La razón no se salvará sin la fe,
pero la fe sin la razón no será humana.”
Benedicto XVI
14. Don y gratuidad en la empresa
Antonio Argandoña, IESE - Universidad de Navarra
¿Tienen cabida la lógica del don y el principio de gratuidad en la actividad económica y, en concreto, en la empresa? La ciencia económica ha dado una respuesta parcialmente positiva a esta cuestión, pero insuficiente, en cuanto que parte de una concepción de la acción humana centrada principal, si no exclusivamente, en el interés personal. Cuando se amplía este punto de vista, se llega a una teoría de la acción que concede un lugar importante — y necesario— a la lógica del don.
“La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte.”
Juan Pablo II
15. Iniciativa emprendedora y lógica del donMª Julia Prats, IESE - Universidad de Navarra
La iniciativa emprendedora es un comportamiento desarrollable, y como reconoce la tradición de la Iglesia, es parte esencial de todo trabajo humano. Como tal, en la
Caritas in Veritate,
Benedicto XVI invita a todos a ejercitarlo, y nos llama a contribuir con nuestra creatividad y trabajo esforzado a las soluciones de los problemas que la sociedad tiene planteados. Esto requiere proponerse objetivos magnánimos que incluyan la inquietud por servir a todos los agentes que intervienen en la vida económica y social, sin quedarse sólo en buenos deseos. Se sugiere responsabilizarse y desarrollar las competencias necesarias que permitan plantearse y realizar un trabajo bien hecho, incluyendo iniciativas que van más allá de uno mismo. Es también necesario diseñar entornos organizativos que permitan la experimentación, el aprendizaje. Esto choca frontalmente con culturas centradas exclusivamente en la eficacia y el cortoplacismo, y demanda entornos basados en la lógica del don. A través de ejemplos de empresas reales basadas en los principios delineados en el capítulo veremos que efectivamente sólo con la ambición por servir y habiendo desarrollado las capacidades requeridas para aspirar a la excelencia, la iniciativa emprendedora será el instrumento de promoción y desarrollo social que el mundo necesita.
“Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale?”
Juan Pablo II
16. Justicia y gratuidad en la toma de decisiones
Miquel Bastons, Universidad Internacional de Cataluña
Caritas in Veritate trata sobre el desarrollo y sobre lo que queda fuera del desarrollo como consecuencia de un modo de actuar que excluye la consideración de los efectos secundarios de la acción, de lo que les pasa a otros, de lo marginal. Tal exclusión es el efecto de la aplicación de una intencionalidad limitada, cuyo resultado es el incremento de efectos indirectos y la incapacidad para gestionarlos. Ni el mercado ni la apelación al Estado son soluciones adecuadas para el tratamiento de lo provocado indirectamente, de lo marginal. La auténtica solución está en la rectificación del modo de decidir que incorpore una valoración adecuada (justa) de los efectos indirectos de la acción. Ahora bien, su aplicación requiere el ejercicio inicial de la solidaridad, de una cierta gratuidad, que nos lleva a “interiorizar” al otro, a reconocer y sentir lo que se provoca también en los otros. No puede haber auténtico desarrollo sin justicia, pero no se puede actuar con justicia sin caridad; una caridad que se basa en la verdad, la verdad de lo que se hace realmente queriendo y lo que se provoca sin querer.
“El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio.”
Juan Pablo II
17. La empresa ante la sostenibilidad y el bien comúnJosep M. Lozano, ESADE - Universidad Ramon Llull
El capítulo indaga sobre algunas de las aportaciones más sustantivas de la
Caritas in Veritate en relación con la empresa y su engarce en la sostenibilidad y el bien común. Se pone de relieve que la encíclica insiste en la necesidad de un nuevo modo de entender la empresa y que, en este sentido, exige una actitud de discernimiento para no poner todos los modelos de empresa al mismo nivel. Al contrario, en el contexto actual de interdependencia, la
Caritas in Veritate propone la necesidad de un discernimiento que permita establecer preferencias entre los distintos modelos de empresa posibles. El capítulo también apunta algunos de los retos que deben plantearse tanto la propia doctrina social de la Iglesia como su docencia si quieren tener en cuenta algunos de los planteamientos que subraya la encíclica.
“¡La Iglesia de hoy no necesita "cristianos a tiempo parcial", sino cristianos de una pieza!
Juan Pablo II
18. Empresa, confianza y mercadoJaume Pellisé, Universidad de Barcelona
Ante la grave crisis ética con que se enfrenta hoy la economía de mercado,
Benedicto XVI propone en
Caritas in Veritate reflexionar sobre algunos aspectos de la empresa y el mercado que están en la base de las últimas crisis, y que conviene cuidar si se quiere atajar verdaderamente sus causas.
Benedicto XVI elogia las iniciativas existentes e invita a desarrollarlas y a generar otras que favorezcan la actuación responsable en el mercado; sin embargo, estos esfuerzos serán vanos si no se parte de la realidad del hombre y del entorno institucional en el que actúa. Este esfuerzo no debe perder de vista que la realidad económica no sólo tiene una dimensión técnica y material, sino también una dimensión ética o espiritual, sin cuyo cuidado se quiebra la confianza, el hombre se encierra en sí mismo, y no pueden establecerse relaciones verdaderas sobre las que edificar y desarrollar una economía próspera, estable y solidaria. Para que esta realidad esté sana y vigorosa es necesario que las personas, que operan en el mercado como consumidores, trabajadores y empresarios, puedan comprender y valorar plenamente el significado de sus actos, que deben poder asumir como propios. Y ello deben poder hacerlo sobre la base de valores comunes fundados en la verdad del hombre. Sólo entonces se podrán sentir plenamente responsables no sólo en el plano legal sino también en el moral, y se podrán sentir impelidos a obrar correctamente también en aquellos ámbitos de comportamiento a los que la norma legal no alcanza, y en los que hoy anidan conductas gravemente contrarias al bien común.
“La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.”
Juan Pablo II
19. Globalización, en una cultura de fraternidad
Alfredo Pastor, IESE - Universidad de Navarra
Esta nota pasa revista al concepto de globalización, y a los resultados principales del proceso de globalización. A continuación se analizan los fallos del proceso, debidos a la falsa concepción del interés individual como objetivo supremo de la ordenación social, y, por consiguiente, del individuo como centro de la sociedad. Las críticas habituales a la globalización parten de la misma base falsa y están, por ello, desprovistas de fuerza. La
Caritas in Veritate hace frente a estas críticas y propone criterios éticos para orientar la globalización.
“No hay paz sin justicia,
no hay justicia sin perdón.”
Juan Pablo II
20. Interdependencia planetaria: ensanchar la razón
José A. García-Durán, Universidad de Barcelona
La situación actual del mundo parece poder evolucionar hacia sociedades abiertas y fraternas, sociedades de liberalidad, o hacia sociedades bunkerizadas, controladoras, que no aceptan de buen grado la disminución de las distancias y de los costes de transporte. El punto 33 de
Caritas in Veritate plantea las exigencias para lograr el primer resultado: ensanchar la razón, levantar la cabeza del libro o del escritorio; hacerlo desde el amor. ¿Qué huellas en el camino permiten pensar que se cumplen esas exigencias? Una sociedad sin miedos: a los hijos, a la inmigración, a la difusión de la tecnología, a la paz. Una sociedad en que todas las semillas reciben el riego del amor.
“La vida no pertenece al hombre. Le sobrepasa porque ha sido recibida de Dios. Es sagrada. Ningún hombre puede disponer de ella a su antojo.”
Pablo VI
EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
Comentarios interdisciplinares a la encíclica Caritas in Veritate de Benedicto XVI
Domènec Melé
Josep Mª Castellà
Editorial ITER
Enero, 5
"Si quieres la paz,
lucha por la justicia."
Pablo VI
Recibid un cordial saludo