Estimad@s amig@s:
“Los partidos políticos deben promover todo lo que crean que es necesario para el bien común; pero nunca es licito anteponer el propio interés al bien común.”
Concilio Vaticano II
Sinopsis
En este libro, se aborda la ética del político municipal y el comportamiento que los ciudadanos esperan de él. Se describen pues, sus conductas y comportamientos, tanto en el marco de sus relaciones internas con su propio partido, como en sus confrontaciones públicas con las formaciones adversarias; la conducta que debe presidir su gestión en consonancia con el discurso que realiza; etc. En definitiva, se da respuesta a cuestiones que frecuentemente se plantean muchos ciudadanos, tales como: ¿Qué comportamiento debe tener el político, el concejal, frente a los abusos y excesos que, en ocasiones se producen en la gestión política invadiendo, incluso, con sus conductas la esfera de lo privado, de lo particular? ¿Cuál es su responsabilidad?; ¿Dispone el político de la “patente del corso” para realizar cualquier acción al margen de la ley, sin que ésta jamás sea susceptible de ser sancionada o penada?; ¿Se debe exigir al político algunos requisitos o condiciones para poder acceder a un cargo público? En definitiva, conductas, comportamientos y actitudes, que no sólo potencian la imagen del político, sino que redundan en beneficio de toda la comunidad.
“La política lo ha invadido todo: alma, arte, sensibilidad, razón. Todo es una cuestión política y eso puede conducir al totalitarismo."
José Jiménez Lozano
Presentación
La política es una disciplina que lo llena todo. No se trata de una faceta profesional, únicamente. Es toda una vocación. Vocación que persigue o tendría que perseguir, en todo momento, el interes público, el bien común. Por tanto, toda sociedad para que sea saludable debe ambicionar que sus gobernantes y dirigentes sean los mejores, los más preparados intelectualmente, pero, además, intachables, desde el punto de vista de su moralidad. Deben ser las personas más justas, disciplinadas, diligentes, resolutivas, eficaces, eficientes, etc.
El buen concejal no tiene horas. En cualquier momento está pendiente de las necesidades de los ciudadanos. El concejal ideal hace de la persecución del bien común su ideario, su objetivo político. Por todo ello, el candidato, a desempeñar tal función, debe ser el mejor ya sea en sus prácticas profesionales como en su vida privada.
Los escándalos de corrupción, abusos de la gestión política y excesos de todo tipo están provocando la desilusión, el desinterés del ciudadano así como el desprestigio de la clase política. “La operación Malaya” y otros excesos puntuales, desgraciadamente están ensuciando el prestigio y reputación de nuestros concejales. Frente a esta situación se reclama desde las diversas instituciones la necesidad de “rearme moral” frente a la “cultura del engaño” que invade a toda la sociedad, a todas las profesiones, a todas las disciplinas y, por tanto, de la que no es ajena la política. He de recalcar que la falta de valores no es sólo una característica que se da en el ámbito político sino en toda la sociedad.
…, son los políticos los más interesados en perseguir actitudes que les perjudican personalmente y menoscaban profundamente todo el sistema democrático.
Julia de Benito Langa
“Un hombre que lucha un día es bueno;
un hombre que lucha un año es mejor;
un hombre que lucha toda la vida es…
Imprescindible.”
Bertolt Brecht
La ética en la política municipal, es una extensa a la vez que interesante obra. No solo de lectura obligada para los políticos en ejercicio, también para aquellos que quieren hacer carrera, o para ciudadanos que, como un servidor, cree que la ética no solo tiene que estar en este lado de la mesa.
Es necesario reconocer la importancia que tienen para todos las conductas éticas. Se debe ser consciente de la necesidad de recuperar los valores morales en el desempeño del cargo público. No hay que olvidar que el poder y las acciones de gobiernos las impulsan los concejales. Se debe terminar con la idea de que “todo vale en política”. Todas las actuaciones tienen consecuencias y no por hecho de que éstas estén impulsadas por concejales tienen que dejar de ser cuestionadas o deban asumirse como garantía total de que respeten la legalidad vigente…
… incidir en que la política es un instrumento para servir al bien público y no objeto de negocio o especulación así como erradicar todo tipo de prácticas injustas…
“Una sociedad económicamente próspera necesita de solidas normas morales para funcionar.”
Francis Fukuyama
Conclusión
Cualquier visitante que acuda al salón de la reina regente en el ayuntamiento de Barcelona podrá observar esgrafiado en el techo de la misma las condiciones que tendría que poseer un concejal. Aparecen escritas ocho virtudes; La prudencia, la fortaleza, el patriotismo, la justicia, la moralidad, la abnegación, la constancia, y la templanza. ¿Nostálgicos valores de otros tiempos, quizás? Valores sin valor, pisoteados, desprestigiados, arrinconados en el olvido y sustituidos, en la práctica, por actitudes injustas, conductas violentas, perversas traiciones, manipulaciones…
El rearme ético debe centrarse en el ciudadano y ser consientes de que el primordial objetivo que tiene un concejal es el de resolverles sus problemas. Si éstos no se solucionan por cualquier tipo de causa (incompetencia, desinterés, delitos urbanísticos, sectarismo político, poder de las minorías fruto de pactos postelectorales, por cualquier otro tipo de interes que sacrifiquen el bien común, abuso de poder, clientelismo, etc.) dejando al margen al ciudadano se produce un descredito de la política, de los políticos y, al final, de la democracia. La percepción de la corrupción aparta de la política a los ciudadanos…
“El lenguaje político, no se interesa por la verdad, sino en el poder y en el mantenimiento de este poder. Para mantener este poder es esencial que la gente se mantenga en la ignorancia, que vivan en la ignorancia de la verdad, incluso la verdad de su propia vida. Lo que nos rodea es pues, un vasto tejido de mentiras de las que nos alimentamos.”
Harold Pinter
LA ÉTICA EN LA POLÍTICA MUNICIPAL
Julia de Benito Langa
Bayer Hnos. S.A.
Link de interes
Los alcaldes impulsan un código ético para los gobiernos locales
“Los partidos políticos deben promover todo lo que crean que es necesario para el bien común; pero nunca es licito anteponer el propio interés al bien común.”
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En este libro, se aborda la ética del político municipal y el comportamiento que los ciudadanos esperan de él. Se describen pues, sus conductas y comportamientos, tanto en el marco de sus relaciones internas con su propio partido, como en sus confrontaciones públicas con las formaciones adversarias; la conducta que debe presidir su gestión en consonancia con el discurso que realiza; etc. En definitiva, se da respuesta a cuestiones que frecuentemente se plantean muchos ciudadanos, tales como: ¿Qué comportamiento debe tener el político, el concejal, frente a los abusos y excesos que, en ocasiones se producen en la gestión política invadiendo, incluso, con sus conductas la esfera de lo privado, de lo particular? ¿Cuál es su responsabilidad?; ¿Dispone el político de la “patente del corso” para realizar cualquier acción al margen de la ley, sin que ésta jamás sea susceptible de ser sancionada o penada?; ¿Se debe exigir al político algunos requisitos o condiciones para poder acceder a un cargo público? En definitiva, conductas, comportamientos y actitudes, que no sólo potencian la imagen del político, sino que redundan en beneficio de toda la comunidad.
“La política lo ha invadido todo: alma, arte, sensibilidad, razón. Todo es una cuestión política y eso puede conducir al totalitarismo."
José Jiménez Lozano
Presentación
La política es una disciplina que lo llena todo. No se trata de una faceta profesional, únicamente. Es toda una vocación. Vocación que persigue o tendría que perseguir, en todo momento, el interes público, el bien común. Por tanto, toda sociedad para que sea saludable debe ambicionar que sus gobernantes y dirigentes sean los mejores, los más preparados intelectualmente, pero, además, intachables, desde el punto de vista de su moralidad. Deben ser las personas más justas, disciplinadas, diligentes, resolutivas, eficaces, eficientes, etc.
El buen concejal no tiene horas. En cualquier momento está pendiente de las necesidades de los ciudadanos. El concejal ideal hace de la persecución del bien común su ideario, su objetivo político. Por todo ello, el candidato, a desempeñar tal función, debe ser el mejor ya sea en sus prácticas profesionales como en su vida privada.
Los escándalos de corrupción, abusos de la gestión política y excesos de todo tipo están provocando la desilusión, el desinterés del ciudadano así como el desprestigio de la clase política. “La operación Malaya” y otros excesos puntuales, desgraciadamente están ensuciando el prestigio y reputación de nuestros concejales. Frente a esta situación se reclama desde las diversas instituciones la necesidad de “rearme moral” frente a la “cultura del engaño” que invade a toda la sociedad, a todas las profesiones, a todas las disciplinas y, por tanto, de la que no es ajena la política. He de recalcar que la falta de valores no es sólo una característica que se da en el ámbito político sino en toda la sociedad.
…, son los políticos los más interesados en perseguir actitudes que les perjudican personalmente y menoscaban profundamente todo el sistema democrático.
Julia de Benito Langa
“Un hombre que lucha un día es bueno;
un hombre que lucha un año es mejor;
un hombre que lucha toda la vida es…
Imprescindible.”
Bertolt Brecht
La ética en la política municipal, es una extensa a la vez que interesante obra. No solo de lectura obligada para los políticos en ejercicio, también para aquellos que quieren hacer carrera, o para ciudadanos que, como un servidor, cree que la ética no solo tiene que estar en este lado de la mesa.
Es necesario reconocer la importancia que tienen para todos las conductas éticas. Se debe ser consciente de la necesidad de recuperar los valores morales en el desempeño del cargo público. No hay que olvidar que el poder y las acciones de gobiernos las impulsan los concejales. Se debe terminar con la idea de que “todo vale en política”. Todas las actuaciones tienen consecuencias y no por hecho de que éstas estén impulsadas por concejales tienen que dejar de ser cuestionadas o deban asumirse como garantía total de que respeten la legalidad vigente…
… incidir en que la política es un instrumento para servir al bien público y no objeto de negocio o especulación así como erradicar todo tipo de prácticas injustas…
“Una sociedad económicamente próspera necesita de solidas normas morales para funcionar.”
Francis Fukuyama
Conclusión
Cualquier visitante que acuda al salón de la reina regente en el ayuntamiento de Barcelona podrá observar esgrafiado en el techo de la misma las condiciones que tendría que poseer un concejal. Aparecen escritas ocho virtudes; La prudencia, la fortaleza, el patriotismo, la justicia, la moralidad, la abnegación, la constancia, y la templanza. ¿Nostálgicos valores de otros tiempos, quizás? Valores sin valor, pisoteados, desprestigiados, arrinconados en el olvido y sustituidos, en la práctica, por actitudes injustas, conductas violentas, perversas traiciones, manipulaciones…
El rearme ético debe centrarse en el ciudadano y ser consientes de que el primordial objetivo que tiene un concejal es el de resolverles sus problemas. Si éstos no se solucionan por cualquier tipo de causa (incompetencia, desinterés, delitos urbanísticos, sectarismo político, poder de las minorías fruto de pactos postelectorales, por cualquier otro tipo de interes que sacrifiquen el bien común, abuso de poder, clientelismo, etc.) dejando al margen al ciudadano se produce un descredito de la política, de los políticos y, al final, de la democracia. La percepción de la corrupción aparta de la política a los ciudadanos…
“El lenguaje político, no se interesa por la verdad, sino en el poder y en el mantenimiento de este poder. Para mantener este poder es esencial que la gente se mantenga en la ignorancia, que vivan en la ignorancia de la verdad, incluso la verdad de su propia vida. Lo que nos rodea es pues, un vasto tejido de mentiras de las que nos alimentamos.”
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Julia de Benito Langa
Bayer Hnos. S.A.
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Los alcaldes impulsan un código ético para los gobiernos locales
¿Código ético para los políticos o tal vez hombres honrados para la política?
Diciembre, 30
"Obedecedles y haced lo que os digan, pero no imitéis su ejemplo, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas e insoportables, y las ponen sobre las espaldas de los hombres; pero ellos no mueven un dedo para llevarlas. Todo lo hacen para que los vea la gente."
San Mateo 23,3-5
Recibid un cordial saludo
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