Estimad@s amig@s
Sinopsis
El Libro de estilo
Garrigues es un manual
de fácil consulta que pretende dar
respuesta a todas las cuestiones que, con más frecuencia, surgen en la
preparación de escritos jurídicos: aspectos de índole técnico-gramatical, recomendaciones sobre el contenido interno de los
mensajes y cuestiones relativas al formato externo de los textos y a la utilización de las nuevas tecnologías para su elaboración.
El libro
incluye numerosos ejemplos y contenidos
de gran utilidad práctica: relación de abreviaturas, siglas y símbolos más utilizados, de tratamientos, de códigos de países con su
moneda y gentilicio, y de locuciones
latinas, así como diversos modelos
de documentos y una completa lista
de referencias bibliográficas y de direcciones de Internet.
En la obra
se dedica un análisis especial a los principales tipos de documentos que se
generan en el ámbito jurídico: cartas,
informes, dictámenes, contratos, propuestas de prestación de servicios profesionales,
escritos dirigidos a la
Administración y correos electrónicos.
El libro
resulta de gran interés y utilidad para cualquier abogado y,
también, para todo profesional que,
en el ejercicio de su actividad, se enfrente con la tarea de redactar textos o documentos como los que en el libro
se tratan.
“Los juristas vivimos
de las palabras dichas o escritas. Somos vendedores de palabras. A diferencia
de otras profesiones, resolvemos el problema con las palabras de la ley o con
palabras que nos sirven para interpretar la ley… Al escribir o al hablar no buscamos
la belleza literaria. No aspiramos a ser oradores ni escritores brillantes. Nos
contentamos con ser hablantes y escribientes que piensan, escriben y halan con
sencillez, como juristas…”
Joaquín Garrigues Diaz-Cañabate
Presentación
La asociación entre el
abogado y la palabra se remonta a la antigüedad clásica y, más concretamente,
al siglo V a. C. en Grecia, cuando, según creencia aceptada
por los historiadores, se estableció la costumbre de que los litigantes
compareciesen acompañados de un famoso
orador que asumiese su defensa ante los tribunales. Más tarde, en Roma surge la figura del orator a quien correspondía en el foro
discutir el derecho de su cliente. Este orator recibía también la
denominación de advocatus, participio de advocare
con la designación de convocar o llamar en defensa de alguien.
Orator, bocero,
letrado…
Pero el trasfondo de esta evolución siempre ha estado la palabra, hablada o
escrita, como una característica esencial de su cometido… constituye la medula
del discurso del abogado…
Precisión y
claridad son requisitos que aseguran
la propiedad y el rigor en el uso del lenguaje…
Ángel
Bizcarrondo
José
Ramón Martínez
“La claridad es la
cortesía del filósofo”.
Ortega y Gasset
“Todo lo que puede ser
pensado, puede ser pensado claramente; todo lo que puede ser expresado en
palabras, puede ser expresado claramente”.
Wittgenstein
Introducción
“Si la cara es el
espejo del alma, habrá que añadir que el lenguaje lo es de la mente”.
El menosprecio de la lengua
Fernando Vilches Vivancos
La acción de “escribir”
consiste en representar determinados pensamientos o ideas mediante el uso de
signos lingüísticos que se plasman en papel o en otro tipo de soporte.
… para escribir
correctamente se requiere… una adecuada capacidad
de generar y estructurar el propio
pensamiento… conocer suficientemente las normas que rigen el uso del
lenguaje.
Si además se posee una
cierta sensibilidad y algo de “arte”, el escrito podrá resultar no solo
correcto en lo técnico… armónico, agradable y estético.
Los componentes
intelectual y estético de la escritura tienen mucho que ver con las cualidades
innatas de la persona… pueden resultar difíciles de mejorar, al menos a corto
plazo… sobre el uso del lenguaje resultan exigibles a toda persona mínimamente
formada, máxime si nos referimos a profesionales… el lenguaje constituye un
instrumento cotidiano y primordial de trabajo.
“(…) en la lengua,
como en todo, hay valores preferibles, es menester elegir y no vale escudarse
en la pasiva postura de que todo da lo mismo”.
Defensa del lenguaje
Pedro Salinas
Tenemos una lengua rica en
palabras y que muchas veces la maltratamos haciendo mal uso de ella, e introduciendo
extranjerismos, no sabemos muy bien porque,
si para dárnoslas de cultos o todo lo contrario, de poco conocedores de la
lengua de Cervantes.
La lectura de libros de estilo nos ayuda, por lo
menos a mí, a mejorar tanto a la hora de escribir,
como a la hora de expresar, argumentar, mis teorías. En esta vida hay
que ser humildes no pasa nada por reconocer
que no escribimos bien, o que dicta
mucho nuestra manera de exponer. Estamos aquí para aprender, y para poder mejorar es necesario reconocer que no somos
tan buenos como nos creemos.
Os recomiendo la lectura
del libro de estilo de Garrigues, no es
solo para abogados como a priori puede parecer. Todos nos comunicamos, y
transmitimos mensajes muchas veces mal entendidos y no por culpa del receptor, sino todo lo contrario, por la falta de
saber comunicar del emisor.
“Cualquier necio puede
escribir en lenguaje erudito. La verdadera prueba es el lenguaje corriente”
Clive Staples Lewis
(…) las normas
ortográficas son válidas para cualquier soporte y no deben conculcarse por
dejadez, comodidad, prisa o, sencillamente, porque esté de moda (…)
(…) conviene ser comedido
con el uso de las notas a pie de página, pues su abuso hace que
se pierda el hilo argumental como consecuencia de las sucesivas interrupciones
que supone la lectura.
Al redactar una frase debe preferirse, siempre que se pueda, el orden lógico: sujeto, verbo y predicado o, lo que es lo mismo:
sujeto, verbo, complemento directo, complemento indirecto y complemento
circunstancial.
(…) trataremos de evitar
la excesiva subordinación sintáctica y el exceso de incisos (paréntesis,
rayas…) que distraen y cansan al lector (…)
(…) redacción pulcra y los párrafos,
de forma natural, no serán demasiado largos, con una media de cuatro a ocho líneas, que es la extensión recomendable para que los
documentos no resulten farragosos.
Las primeras frases de
todo escrito suelen resultar especialmente difíciles. (…) la inspiración y la
concentración aumentan a medida que se avanza en el trabajo. (…) lo más
recomendable es forzarse en empezar, y dejar para un momento posterior la
revisión de aquello que no hayamos considerado sufrientemente acertado.
“Debemos releer
nuestros escritos, no ya como autores, sino como lectores imaginarios”.
Cómo escribir bien en español
Graciela Reyes
Ni las prisas, ni la excesiva seguridad en nuestras propias capacidades son excusa para prescindir de la necesidad de una cuidadosa relectura final el texto
antes de enviarlo.
(…) resulta útil que la revisión final sea efectuada por
persona distinta del autor, pues normalmente hará un analisis más objetivo, y menos
viciado por las propias concepciones, que el que pueda hacer aquel.
“La lengua culta está
ante dos antitéticos peligrosos: la pobreza y la incorreción, en un extremo, y
la afectación y la pedantería, en el otro”.
El habla culta
Martha Hildbrandt
“La brevedad
convincente, el impacto y la exactitud solo son posibles si la lengua posee una
palabra para cada concepto”.
Sobre escritura y estilo
Arthur Schopenhauer
Se peca de impropiedad, y de pobreza léxica, siempre que se utilizan vocablos cuyo significado
no se corresponde con lo que queremos expresar, cuando se repiten las mismas
palabras o expresiones varias veces y cuando abusamos del empleo de verbos,
sustantivos o adjetivos excesivamente polisémicos o genéricos (…) para evitarlo
se aconseja invertir tiempo en el uso de diccionarios…
“Lo contrario del
estilo retorico, grandilocuente, con profusión de palabras innecesarias, con
repeticiones inútiles y con palabras vacías de contenido es la concisión: el uso exclusivo de las
palabras necesarias”.
Nuevo manual del español correcto
Leonardo Gómez Torrego
La concisión no se logra a
base de mutilar, sin más frases o vocablos, sino aprendiendo a destilar la
esencia de las ideas. (…) requiere dedicar
tiempo y esfuerzo al escrito.
“Llaneza muchacho, no
te encumbres, que toda afectación es mala”.
El Quijote
Miguel de Cervantes
La sencillez exige redactar los textos con naturalidad, sin artificios
ni palabras rebuscadas o extraordinarias, sin pretensiones retoricas o eruditas
y sin construcciones enrevesadas. (…) la sencillez no está reñida con el rigor
ni con la calidad técnica de los escritos (…)
“El escritor tiene que
saber trabajar con las ideas tanto como con las palabras”.
Libro de estilo
José Ignacio García Gutierrez y otros
Link de interes
El
trabajo intelectual
“Hay que saber pensar,
saber qué se va a decir y decirlo con cierto orden. Y ante la mínima duda, hay
que ir al diccionario”.
José Martínez de Sousa
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