Estimad@s amig@s
Sinopsis
Jorge Valdano parte de la idea de que todo equipo es
“un estado de ánimo” y expone cuáles son, desde su punto de vista, las
características necesarias, los poderes, de un líder que se encuentre al frente de un equipo de alto rendimiento.
El
fútbol es un juego tan poderoso que tiende puentes con la sociedad, con la
cultura, con la comunicación y, como demuestra este libro a través de múltiples ejemplos,
también con la empresa. Valdano
aprovecha experiencias del ámbito del deporte para hablar de liderazgo, trabajo en equipo, motivación
y todo lo que agita a un equipo de
alta competición. A través de once grandes valores (la credibilidad, la esperanza,
la pasión, la humildad, el estilo, la palabra, la curiosidad, el talento,
el vestuario, la simpleza y el éxito), ejemplificados por entrenadores, jugadores y momentos
dramáticos del deporte que mueve el mundo, el autor resume los elementos claves
del liderazgo en el siglo XXI.
“Es mejor viajar lleno de esperanzas que viajar.”
Refrán japonés
Introducción
Los
entrenadores han ido conquistando
cada vez más espacio en la estructura de poder de los grandes clubes. Porque gobiernan
sobre jugadores que la sociedad ha entronizado como mitos; porque la opinión pública
necesita individualizar ex éxito y el fracaso y porque suelen ser figuras carismáticas
con todas las características del superviviente. Al fin y al cabo hombres
siempre al borde del peligro.
Jorge Valdano
“El líder es aquel que hace mejor al otro.”
Pep Guardiola
Como
bien reza en la frase anterior, el líder
es aquel que hace mejor al otro. Los entrenadores tienen la misión principal de
hacer mejores futbolistas y hacer que estos a su vez formen-hagan un mejor
equipo.
Valdano ha seleccionado 11 poderes que cree
claves para ejercer el liderazgo que
influya en las personas. No sé si serán los mejores o los peores, lo que sí soy
capaz de visualizar es que son los que a él le han ayudado a influir en sus
futbolistas.
Y
para ti como directivo, ¿Cuáles son tus
11 poderes clave para liderar-influir en tu equipo?
· El poder de la credibilidad cuando se está al frente de una organización, es imprescindible administrar un básico sentido de la justicia, y la justicia tiene un solo modo de premiar y de castigar: atendiendo a los méritos.
· El poder de la credibilidad cuando se está al frente de una organización, es imprescindible administrar un básico sentido de la justicia, y la justicia tiene un solo modo de premiar y de castigar: atendiendo a los méritos.
El
líder justo le da a cada cual lo que le corresponde, creando las condiciones
adecuadas para que el mérito sea premiado y el detrimento castigado.
· El poder de la esperanza… sin la esperanza como compañera de viaje, Ítaca pierde sentido. Todo gran propósito debe llevar una esperanza dentro, porque la ilusión es el mejor energético. Por esa razón, el líder debe ser capaz de defender un gran sueño para que el equipo entero lo convierta en un desafío colectivo.
· El poder de la pasión… en cualquier ecuación cuyo resultado final aspira al éxito, no puede faltar su principal motor: la pasión. Su origen lo podemos encontrar en el amor a la tarea, en la identificación con los valores de la empresa, en la conexión emocional con el entorno o en una naturaleza de por sí apasionada.
· El poder del estilo… el estilo es mucho más que la forma. Es el modo de ser de una empresa o de una persona. Lo que nos indica cuál es la sensibilidad profunda que la anima. Y quien tiene un modo de ser, se distingue, marca una diferencia. Tranquilo todo el mundo: el resultado importa. Pero atención, porque si olvidamos que el estilo se antepone, ponemos en peligro todo, incluso el resultado.
· El poder de la palabra… el fútbol es la mejor prueba de la importancia de la comunicación. Sin su tremenda capacidad de adaptación a todas las revoluciones mediáticas (prensa, radio, televisión, Internet redes sociales…), este deporte no sería el extraordinario fenómeno que es.
· El poder de la curiosidad… hasta en un ámbito en apariencia tan físico como el del fútbol está abierto a continuas revoluciones impulsadas por gente inteligente como Pep Guardiola, porque eso que consideramos una expresión física no son más que ideas en acción. En áreas como la de la tecnología, basta con estar distraídos un mes para ser superados por las novedades. El conocimiento ya no es un patrimonio exclusivo de los sabios, sino de gente normal que sabe hacerle la pregunta justa a Google…
· El poder de la humildad… es la única rienda posible para contener las tentaciones siempre casquivanas de la vanidad. Si el fútbol tiene autoridad para hablar de ello, es porque se trata de un ámbito en donde auténticos héroes deben hacerse solubles en un colectivo: el equipo.
· El poder del talento… que nos distingue es el único capaz de encontrar eso que llamamos vocación. Y es vital. ¿Cuánta gente conocemos que es infeliz laboralmente porque hace aquello que no le gusta, que no siente, para lo que no nació? Encontrar la tarea que mejor se adapte a nuestra naturaleza debería ser el primer desafío de una buena educación.
· El poder del vestuario… es el poder del equipo. Y el éxito del equipo se manifiesta cuando el rendimiento colectivo es superior a la simple suma de talentos. Al final del camino hay justicia en la recompensa, porque el triunfo o el fracaso general mejorará o empeorará el prestigio de cada uno de los miembros.
· El poder de la simplicidad… los líderes de verdad toman siempre el camino recto evitando absurdas complicaciones. En ocasiones no parecen más que atajos descubiertos por el instinto. Pero la facilidad no es solo aparente. Para que algo así ocurra, detrás de esas instrucciones tienen que haber mucho conocimiento.
· El poder del éxito… es algo útil porque dispara la confianza y la ilusión, y desde esa fortaleza, nos aproxima al siguiente logro. Al premio hay que ir a buscarlo, por eso prefiero los equipos que piden el protagonismo antes que aquellos que esperan el error del contrario. La nobleza de los recursos dota al éxito de autoridad moral.
· El poder de la esperanza… sin la esperanza como compañera de viaje, Ítaca pierde sentido. Todo gran propósito debe llevar una esperanza dentro, porque la ilusión es el mejor energético. Por esa razón, el líder debe ser capaz de defender un gran sueño para que el equipo entero lo convierta en un desafío colectivo.
· El poder de la pasión… en cualquier ecuación cuyo resultado final aspira al éxito, no puede faltar su principal motor: la pasión. Su origen lo podemos encontrar en el amor a la tarea, en la identificación con los valores de la empresa, en la conexión emocional con el entorno o en una naturaleza de por sí apasionada.
· El poder del estilo… el estilo es mucho más que la forma. Es el modo de ser de una empresa o de una persona. Lo que nos indica cuál es la sensibilidad profunda que la anima. Y quien tiene un modo de ser, se distingue, marca una diferencia. Tranquilo todo el mundo: el resultado importa. Pero atención, porque si olvidamos que el estilo se antepone, ponemos en peligro todo, incluso el resultado.
· El poder de la palabra… el fútbol es la mejor prueba de la importancia de la comunicación. Sin su tremenda capacidad de adaptación a todas las revoluciones mediáticas (prensa, radio, televisión, Internet redes sociales…), este deporte no sería el extraordinario fenómeno que es.
· El poder de la curiosidad… hasta en un ámbito en apariencia tan físico como el del fútbol está abierto a continuas revoluciones impulsadas por gente inteligente como Pep Guardiola, porque eso que consideramos una expresión física no son más que ideas en acción. En áreas como la de la tecnología, basta con estar distraídos un mes para ser superados por las novedades. El conocimiento ya no es un patrimonio exclusivo de los sabios, sino de gente normal que sabe hacerle la pregunta justa a Google…
· El poder de la humildad… es la única rienda posible para contener las tentaciones siempre casquivanas de la vanidad. Si el fútbol tiene autoridad para hablar de ello, es porque se trata de un ámbito en donde auténticos héroes deben hacerse solubles en un colectivo: el equipo.
· El poder del talento… que nos distingue es el único capaz de encontrar eso que llamamos vocación. Y es vital. ¿Cuánta gente conocemos que es infeliz laboralmente porque hace aquello que no le gusta, que no siente, para lo que no nació? Encontrar la tarea que mejor se adapte a nuestra naturaleza debería ser el primer desafío de una buena educación.
· El poder del vestuario… es el poder del equipo. Y el éxito del equipo se manifiesta cuando el rendimiento colectivo es superior a la simple suma de talentos. Al final del camino hay justicia en la recompensa, porque el triunfo o el fracaso general mejorará o empeorará el prestigio de cada uno de los miembros.
· El poder de la simplicidad… los líderes de verdad toman siempre el camino recto evitando absurdas complicaciones. En ocasiones no parecen más que atajos descubiertos por el instinto. Pero la facilidad no es solo aparente. Para que algo así ocurra, detrás de esas instrucciones tienen que haber mucho conocimiento.
· El poder del éxito… es algo útil porque dispara la confianza y la ilusión, y desde esa fortaleza, nos aproxima al siguiente logro. Al premio hay que ir a buscarlo, por eso prefiero los equipos que piden el protagonismo antes que aquellos que esperan el error del contrario. La nobleza de los recursos dota al éxito de autoridad moral.
…
el mundo está lleno de héroes anónimos que son un ejemplo silencioso. Y que
saben que el éxito nunca es el final del camino, sino un feliz escalón hacia la
siguiente conquista.
“Un discurso lo puede decir cualquiera, pero jugar en el Bernabéu
está al alcance de muy pocos.”
Adriano Galliani
“El fútbol son hombres que juegan.”
Juan de Viase
Recibid
un cordial saludo
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