Estimad@s amig@s
Sinopsis
Dice la sabiduría popular
que encontrar un trébol de cuatro
hojas da suerte. Si Gobierno y Administración cumple las
cuatro funciones descritas en este libro (las
cuatro hojas de un trébol) los ciudadanos
habrán tenido suerte.
De esto trata este libro:
de la buena Gobernanza
Pública. En la economía global es importante que Gobierno y Administraciones
Públicas tengan una gestión excelente para crear, entre
otras cosas, buenos puestos de trabajo,
tanto en el sector privado como en
el público.
Pero gobernar es complejo y paradójico; hay que hacer cosas
aparentemente contradictorias entre sí; y, a pesar de ello, tomar buenas decisiones; adoptar estrategias adecuadas. Para ello, se necesitan políticos, gestores y empleados
públicos con visión de futuro, habilidad de intermediación y ética
intachable.
La teoría y prácticas
contenidas en este libro son
conocimiento necesario para quién gobierne o tenga responsabilidades en una
Administración. También para quien desee saber cómo debe funcionar su sector público
y qué tiene que exigir a quienes le gobiernan desde posiciones políticas.
Para tener suerte como gobernante, administrador o ciudadano.
«Decidir es elegir»
Prólogo
(…) en mi experiencia
política nunca he echado en falta una cualidad
tanto como la de «escuchar» o «saber escuchar» (…)
Tras exponer las
características y dificultades existentes en el sector público, que el autor llama
«paradojas», el libro nos
explica los distintos enfoques. Primero el estratégico,
que debe marcar el rumbo de la acción de gobierno (…)
El segundo enfoque el organizativo (...) reducir el tamaño
del Estado y aumentar su eficiencia (…)
El tercer enfoque, el colaborativo (…) «comunidad económica»
(…) actuación conjunta de los tres sectores [público, privado y non profit] (…) la superación de lo que
Ortega y Gasset denominaba, hace ya un siglo, los «comportamientos estancos» a
los que achacaba ser freno para la modernización de España (…)
El ultimo enfoque es el instrumental u operativo (…) se refiere a las mejores técnicas (y tecnologías) de
gestión (…) «motivación»
especialmente la de los empleados públicos, pues ahí no existen, hoy por hoy,
los mismos estímulos que pueden utilizarse en el sector privado.
«La estrategia de las
organizaciones falla por las operaciones.
Las grandes ideas
fracasan por la mala ejecución »
El buen Gobierno es necesario en las empresas indistintamente públicas
o privadas, para ello como bien desgrana el profesor José Ramón Pin hace falta liderazgo, motivación, ética, espíritu de servicio, espíritu colaborativo, enfoque más allá de
las elecciones.
Algunas de los objetivos que se marcan en el libro pueden
parecer utópicos, no seré yo quien lo niegue, pero soñar es gratis y pensar en
el bienestar de los ciudadanos es el mayor objetivo que deben de tener los
líderes políticos.
«Lo peor para un
empleado público es no tener claro para qué hace las cosas; se pierde el
sentido del servicio público»
(…) La motivación del alto cargo público
debería ser intrínseca (de
desarrollo personal) y transcendente
(de sentido de utilidad) de su función para los demás (…)[i]
En el siglo XIX era: «La tierra para el que la trabaja». En
los últimos tiempos es: «El solar para
el que lo recalifica» (…)
Las promesas electorales son necesarias para concitar el entusiasmo de
los electores partidarios de una opción. Sin
ellas no se llega al poder (…)
(...) lo socialmente oculto es un elemento a
tener en cuenta al iniciar cualquier programa político si quiere que se lleve a
cabo.
(…) La consistencia del liderazgo se manifiesta en la “visión”
que encarna el líder (…)
(…) la fortaleza es una de las virtudes del liderazgo. Si ella el líder se deja llevar por el corto plazo,
desentendiendose de las consecuencias a largo (…) cuando se sucumbe a las
necesidades a corto plazo, Pérez López
decía que se realizan «estrategias de
adaptación oportunistas» útiles a corto pero que socavan las ventajas
competitivas en las que se basa la competitividad (…) a largo plazo.
(…) además de los votos,
el gobernante debe pensar en las virtudes
de las personas. Hay decisiones de Gobierno que mejoran al
gobernante y a los ciudadanos como seres humanos (…)
En el sector privado prima el corto
plazo, sin olvidar el medio y el largo. Su sistema de control básico es la contabilidad financiera. La cuenta de pérdidas y ganancias anual, y
a veces trimestral, impone el tipo de decisiones que sus líderes tienen que
tomar.
En el caso del sector público el horizonte temporal
suele ser a medio plazo. El
mecanismo de control en los países democráticos son las elecciones (…) los líderes políticos se ven impedidos al tener
ese horizonte temporal como factor de sus decisiones (…)
(…) tercer sector produce sistemas de control a mayor plazo. El efecto de la iniciativa del Opus Dei o los Jesuitas
para crear sus escuelas de negocio no se puede medir por años, si siquiera por
lustros; a veces se trata de generaciones enteras. Se dice que una institución universitaria se consolida
cuando empiezan a llegar a ella alumnos que son los nietos de sus primeros
estudiantes (…)
La «Open Administration» está
basada en la apertura a las nuevas tecnologías, con grandes ventajas:
accesibilidad, transparencia, trazabilidad[ii]
y eficiencia.
La visión por sí sola, no es efectiva si no se logra comunicar
adecuadamente. No se trata solo de trasmitir su contenido; el liderazgo debe conseguir que mueva a la
acción, que entusiasme e ilusione.
Las competencias en comunicación se complementan con las de crear equipos y dirigirlos. La selección de
personas para llevar a cabo tareas y su motivación son claves en la labor del político.
El comportamiento ético y la promoción del mismo son componentes
básicos del nuevo liderazgo público.
Un buen Gobierno requiere ayudar a que sus miembros políticos y sus
empleados públicos tengan un comportamiento
ejemplar (…) eso requiere tres condiciones:
● No impedir el comportamiento ético
●
Informar acerca de las consecuencias de los comportamientos no éticos
●
El ejemplo
(…) la potestas
es la capacidad de hacer que otros hagan lo que el líder desea. La auctoritas
es la de hacer que otros quieran lo que marca el líder. La diferencias es solo
una palabra «hagan» en el caso de
las potestas o poder; «quieran» en el caso de auctoritas. Con la auctoritas cada vez es menos necesario el uso del poder (…) las
personas confían en el líder, quieren hacer lo que él les pide.
(…) hay que utilizar el poder de manera justa, útil y oportuna.
«Lo más importante es
el liderazgo de las personas que dirigen la organización»
Link de
interés
«Sin un enfoque de Gobierno adecuado la mejora de
la Administración tiene muy poco recorrido»
Recibid
un cordial saludo
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