Estimad@s amig@s
Sinopsis
El autoengaño,
también en la empresa, es el resultado de un análisis insuficiente de la
realidad, de realizar planteamientos precipitados o incluso de sobrevalorar
nuestras propias capacidades.
Este autoengaño es
fácil de detectar por los demás y sus consecuencias son nefastas. El fracaso y
el perder apoyos son solo dos de ellas. Aunque esta situación se da en muchos
aspectos de la vida, es en el mundo de las empresas donde encontramos muchos
ejemplos: engaños con la competencia, la contabilidad, la estrategia
empresarial, los empleados, etc.
En autoengaño y
empresa, el autor
analiza numerosos ejemplos de autoengaño y
explica cómo acabar con ellos para conseguir una mejor y más eficaz gestión
empresarial.
«Bajo el precio,
pero
gano participación de mercado»
Introducción
¿Nos hemos engañado nosotros
mismos en alguna ocasión? ¿Hemos decidido algo pensando en una forma que
pensamos qué podríamos hacerlo pero la realidad nos demostró que era más
difícil de lo que quisimos pensar? ¿Nos hemos embarcado en algún proyecto que
éramos capaces de llevar a cabo? ¿Hemos prometido dar algo a una persona en el
futuro ─cargo, compensación premio― y luego no hemos podido cumplirlo? (…)
estos autoengaños son
el resultado de un análisis insuficiente de la realidad, de planteamientos
precipitados, de perspectivas un tanto superficiales o incluso de una
contaminación de nuestras decisiones con una cierta sobrevaloración de nuestros
conocimientos y nuestras capacidades (…)
(…) el autoengaño no
solo nos perjudica por sus resultados. Suele ser algo relativamente fácil de
detectar por personas de nuestro entorno (…)
«Nunca llegarás a
entender completamente otras culturas;
para
tener éxito en el mundo recuerda dos cosas:
sé
humilde y ten respeto»
Franklin
Folts
En
la introducción, el profesor Nueno ya
lanza la pregunta ¿Nos hemos engañado nosotros mismos en alguna ocasión?
Ésta da pie a otra serie de reflexiones ¿Qué obtuvimos con ese autoengaño? ¿Hemos vuelto a autoengañarnos? ¿Hemos aprendido algo sobre lo toxico que resulta no ser sinceros con nosotros mismos?
Ésta da pie a otra serie de reflexiones ¿Qué obtuvimos con ese autoengaño? ¿Hemos vuelto a autoengañarnos? ¿Hemos aprendido algo sobre lo toxico que resulta no ser sinceros con nosotros mismos?
Autoengañarnos tiene las patas muy cortas, y nos
cerrara muchas puertas. La sinceridad debe volver a ser un valor
importante, nunca debimos de meterlo en el cajón. Si queremos llegar lejos, el
ser capaces de ver la realidad, de afrontarla, superarla, es crucial.
La humildad nos
ayudara mucho a no engañarnos, a ser mejores personas, a seguir luchando por nuestros
ideales, a diseñar estrategias por hitos realizables, conseguibles, a darnos
cuenca que nos somos ni tan buenos como nos creemos, ni tan malos como creen nuestros
competidores.
Seamos
realistas, abordemos los temas con mente fría y capacidad analítica, pidamos
ayuda si la necesitamos, evitemos el engaño.
«Siempre hay que
afrontar la realidad de la situación,
no
engañarse,
no
esperar que los problemas se resuelvan milagrosamente»
Jack
Welch
(…) importantísimo no mirar
solo hacia adentro, a lo bien que lo hacemos, sino seguir con gran detalle qué
está pasando fuera (…)
Hemos de combinar el cariño
a nuestra empresa con una visión objetiva de su realidad.
Hay empresarios caídos en el
problema que evitan tener un Consejo (…) evitan asesores o consultores
porque, por un lado, les cuesta pagar sus costes (…) reciben de ellos el
mensaje de vender la empresa mientras todavía valga algo (…)
Una de las obligaciones que
tiene un profesor es evaluar a sus alumnos. Una de las obligaciones de
un miembro del Consejo de Administración es evaluar al propio Consejo y
a los altos directivos de la empresa (…) ¿Es posible que nos engañemos al
evaluar a las personas?
(…) coherencia entre
el valor de la persona [aportación, valores, conocimiento de la empresa], su
nivel de responsabilidad y su compensación, y todo esto en un plan de carrera
para retener, motivar y desarrollar al máximo a cada persona.
Muchos directivos cuentan
con limitaciones en los puestos de trabajo que frenan la iniciativa, la creatividad
y el entusiasmo de algunos directivos y empleados que dependen de ellos
(…)
(…) estimación de valor,
hagámosla con humildad (…) autoevaluarnos y colocarnos en lo que realmente
somos (…)
(…) si pensamos en los
procesos de fabricación, ¿Cuántas operaciones serán automatizadas? ¿Cuántas
serán robotizadas? ¿Cuántas serán concentradas en lugares con costes laborales
más bajos? ¿Cuántas deberán ampliarse en nuevos mercados crecientes?
Tenemos muchas preguntas y,
sin duda, no todas las empresas acertarán con prontitud y avance sobre las
demás las respuestas a todas ellas (…)
La competencia entre las
marcas de prestigio no se basa en ir bajando los precios. Se compite con la
imagen de la marca, la experiencia de compra, el lugar donde se encuentran las
tiendas (…)
Crecer a base de
endeudamiento es un alto riesgo. Tener una participación muy pequeña de mercado
es también un alto riesgo (…)
(…) consejeros, asesores o
consultores (…) creen que la mejor solución es vender la compañía que no se
sorprendan si, al plantearlo, son mirados por el propietario como si tratasen
de engañarlo o buscasen un interés particular. Pueden ser mal vistos y su
servicio cancelado (…) pagarían a quién los apoyase en su autoengaño y
prescinden de quienes les dicen la verdad.
La humildad es un
valor que ayuda a no engañarse. Si quienes te rodean te perciben como una persona
humilde, es más probable que se atrevan a hablarte con franqueza y
apertura, sin controlar cada persona por el riesgo de herir su personalidad
cuya sobrevaloración no saben calcular bien hasta qué nivel llega.
La sobrevaloración es
algo dificulta la colaboración y la negociación, y nadie se atreverá a deciros
que nos sobrevaloramos (…)
(…) reflexionar sobre el
tema y tratar de evaluarnos a nosotros mismos, identificar las áreas en
que podemos mejorar y tratar de identificar también valores,
comportamientos, enfoques, que hemos visto en otras personas y
que puedan nuestra capacidad de dirigir, gestionar y negociar.
(…) ¿Es posible que un
Consejo de Administración se autoengañe? (…) no todos los Consejos
tienen un nivel razonable de rigor.
Un Consejo de
Administración de calidad no debería permitir un proceso de años de
declive. Soluciones como un importante ajuste, la venta de la compañía, la
adquisición de otra que facilite la entrada en un mercado importante, el cambio
de directivos u otras soluciones deberían surgir del Consejo en el
momento en que se detecta el inicio de un declive. Es difícil imaginar a ocho o
más personas con gran experiencia en dirección de empresas, que se reúnen ocho
veces al año durante medio día o un día entero, enfrentarse en cada reunión con
un proceso de declive y durante años no aplicar una solución drástica para
cambiar las cosas (…)
Si un consejero percibe está
situación de autoengaño
del Consejo, su obligación es plantearlo y estimular un cambio de actitud
fijando un plazo de tiempo para revertir la situación (…)
Es grave y difícil resolver
el autoengaño
acerca de nosotros mismos. Es importante tener una idea sobre nuestro propio
valor (…) liderazgo, conocimientos sectoriales, tecnológicos, empresariales y
capacidad de gestión. ¿Cómo nos perciben de verdad nuestros colegas, nuestros
empleados, nuestros competidores, nuestros clientes? (…) con humildad,
apertura, respeto, esfuerzo y generosidad es más fácil autoevaluarse
bien y evitar el engaño que con arrogancia y rigidez. Una buena
autoevaluación puede orientarnos mejor a la hora de mejorar nuestras
capacidades por vías que hemos propuesto, como la formación o el networking.
«De todas las
estupideces que un hombre puede cometer,
engañarse
a sí mismo es la peor»
Alicia
Giménez Bartlett
Link de interés
«El autoengaño es
el secreto de toda empresa imposible»
Carlos
Ruiz Zafón
Recibid un cordial saludo
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