Estimad@s amig@s
Sinopsis
Hace treinta años, en 1988,
Carlos Moro se lanzó a una aventura incierta: recuperar la tradición familiar
de cultivar viñedos y dedicarse a la elaboración del vino. En 1995, Matarromera, su vino más
emblemático, sería escogido el mejor del mundo. Ahora, décadas más tarde, posee
una de las empresas bodegueras más prestigiosas e innovadoras de España, con
multitud de reconocimientos nacionales e internacionales y presencia en seis
denominaciones de origen.
¿Cuál ha sido el secreto de
su éxito? Como él mismo explica, la suya es una empresa
profundamente arraigada en la tierra, pero es también un proyecto profundamente
innovador. Conocer el pasado es imprescindible para construir el presente. En
el caso del vino, Bodegas
Familiares Matarromera ha adoptado algunos preceptos de los
monjes procedentes de la Borgoña que se instalaron en Santa María de Valbuena
en los siglos XII y XIII. Los religiosos trajeron consigo cepas y técnicas de
esa región vinícola francesa que Moro ha puesto al día, bajo el principio de
que se puede aplicar la máxima modernidad a algo absolutamente clásico.
Porque la empresa que olvida
sus orígenes y la historia difícilmente puede crear un presente con proyección
de futuro.
«La vida son
decisiones,
las decisiones son a
la vez son a la vez elecciones
y renuncias»[i]
Prólogo[ii]
Recorriendo las páginas del
libro, vamos conociendo a Carlos Moro, sus desafíos y preocupaciones, sus
ideales y sus objetivos, los obstáculos e incomprensiones con que se encontró y
cómo la fortaleza de sus convicciones le permitió superarlas.
(…) como constantes vitales
nos encontramos a un hombre valiente, inconformista, apasionado por la
innovación, un fuerte apostador por la diversificación y convencido de la
importancia y el valor de trabajar en equipo. ¿Son quizá éstas las calves de
un éxito profesional? (…)
El legado que queda de estás
décadas de trabajo es un importante grupo agroindustrial caracterizado por la
innovación permanente y la búsqueda de la excelencia como divisa de la casa (…)
la historia (…) enraizada en la tierra donde nació y creció, y con la misma
fuerza, en los valores que se ponen de manifiesto (…)
Ese amor por la tierra y ese
respeto por los valores aprendidos en su casa y puestos en práctica en su
trabajo (…)
«Si hay pasión,
siempre hay espacio
para la innovación»[iii]
Introducción
(…) una aventura singular.
Una aventura arriesgada, como debe serlo toda aventura que se precie, pero
apasionante y enriquecedora, tanto en los aciertos como en los errores; tanto
en los éxitos, que no han sido pocos, como en los fracasos, que alguno también
ha habido.
(…) me asombro de lo que
hemos llegado a construir los que formamos Matarromera (…) hemos conseguido triunfar
con un producto que no es solo tangible, sino plenamente sensorial (…)
«Nosotros somos antes
que nada agricultores,
luego viticultores
y finalmente
bodegueros»[iv]
• ¿Qué podemos aprender
de un agricultor?
-
¿Qué queremos aprender de él? Su pasión,
entrega, visión, ejemplo, capacidad de innovar, cariño, alma, pasión, paciencia,
superación…
Faltan personas ejemplares y
sobran ejemplos. Leer a Carlos Moro es un como abonar el campo. Cuando lo
abonas coge brío, crece más fuerte, saludable… Pasión
por la tierra, pasión por la empresa nos aporta ese entusiasmo que hemos
perdido, necesitamos volver a la senda que nos ayude a levantarnos por la mañana
y querer remar para construir mejores empresas, mejor sociedad y donde seamos
personas ejemplares.
No me cansaré de decirlo, no
bajemos las manos, defendamos, luchemos por aquello que nos apasiona, protejamos
el legado y construyamos un mejor futuro.
Pasión por la tierra
(…) cuando me pongo con un
proyecto es para hacerlo lo mejor posible, sin medias tintas. Me entrego al máximo
y busco la forma de alcanzar la excelencia
(…)
(…) si no tengo proyectos
nuevos en la cabeza, siento que no aprovecho el tiempo (…)
(…) el paso por la
Administración me enseñó la importancia del principio de objetividad, del concurso
de méritos, del cumplimiento de la norma, de los procedimientos administrativos,
que son muy importantes y a veces se olvidan en las empresas (…)
(…) me gusta actuar con libertad
y autonomía, ampliar mi criterio y justificarlo, y si me equivoco, asumirlo (…)
No habría aceptado un único socio
inversor, y menos aún mayoritario, pero sí me pareció una buena idea incorporar
una veintena de pequeños accionistas para capitalizarme (…) personas con un
vinculo afectivo con el proyecto (…) embajadores de la bodega y de sus vinos (…)
(…) cuando había que tomar
una decisión sobre cómo construir o qué materiales emplear, mi pregunta siempre
era la misma: “¿Es necesario para hacer el mejor vino del mundo?”
(…)
(…) el negocio del vino no
es simplemente un negocio: hace falta ponerle cariño, alma, pasión, paciencia y
mucha, mucha dedicación.
(…) la apuesta, igualmente
decidida, por la investigación, concretada con el departamento de I+D+i[vi] que
ha alcanzado ya importantes hitos (…) la diversificación, expresada en productos
como los vinos sin alcohol Win, los aceites Oliduero, el aguardiente
Heredad de Aldor, los cosméticos Esdor[vii],
los complementos
alimenticios Vinesenti (…)
(…) un esfuerzo inversor importante
para una empresa de nuestro tamaño, que ha día de hoy factura poco más de 20
millones de euros anuales (…) fue posible porque Matarromera era una empresa financieramente
muy sólida, austera y con un estricto control del gasto.
Pasión por la empresa
Cuando trabajas en un sector
o con un producto determinado, tienes que conocer su historia para saber de
dónde vienes y decidir adónde quieres llegar (…)
(…) la empresa que olvida
sus orígenes y la historia difícilmente puede crear un presente con proyección de
futuro.
(…) nuestro modelo se apoya
en:
• La sostenibilidad, el
medioambiente y la lucha contra el cambio climático.
• El desarrollo de productos
más naturales, saludables y ecológicos.
De mis antepasados también
he heredado un valor que es el del “buen hacer” ya sea a nivel de las personas
o de las empresas, sin la voluntad y la determinación de hacer las cosas bien, difícilmente
puedes llegar a crear algo valioso, para ti y para la sociedad (…)
(…) la ejemplaridad.
Como creador y fundador de la compañía, he procurado dar ejemplo y ser un
reflejo de esto que digo y defiendo: la honestidad, el esfuerzo, la búsqueda de
la excelencia (…) como líder, tiendo a pedir un esfuerzo grande a mis
colaboradores, que la mayoría entrega generosamente, quiero creer que en parte porque
me ven a mí convencido y entregado (…) acaban considerando suya la empresa.
(…) liderar la organización dejando
enraizados en ella los valores y las iniciativas para que se proyecten en el
futuro.
En nuestra familia siempre
hemos creído que debemos desarrollar proyectos con ilusión, esforzándonos por
hacer los mejores vinos y crear entornos de trabajo de calidad y excelencia,
pero manteniendo una fuerte ética
personal y colectiva basada en el compromiso y en una finalidad social, en el
más amplio sentido de la palabra.
es la
mejor compañía»[viii]
Todo
lo que he aprendido con la aventura de crear las bodegas familiares Matarromera
Link de interés
• Cosas
que me enseñó la vida gracias a la empresa
• La
batuta invisible: El liderazgo que genera armonía
• MI-136
Matarromera: Innovando sobre el vino
«La familia es el cimiento que
sustenta
el legado»[ix]
ABRAZOTES
[i] Carlos Moro
[iii] Carlos Moro
[iv] Ídem
[v] Ídem
[vi] Diez patentes propias y dos
compartidas
[vii] (…) tenemos treinta productos de cosmética
facial y corporal [mascarillas, exfoliantes, aceites, serums, cremas
hidratantes, etc.] (…)
[viii] Carlos Moro
[ix] Ídem
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