Estimad@s amig@s
Sinopsis
La guerra es intrínseca a la condición
humana. Siempre emprendida como método de conquista, disuasión o preponderancia
hegemónica, sus relatos y experiencias han traspasado cualquier frontera
temporal.
De todas las disciplinas que la han
estudiado, la literatura —desde Sun Tzu a Clausewitz, de Vegecio a Maquiavelo—
ha sido la que ha legado las más excepcionales obras que reflexionan sobre los
conflictos, sus dimensiones y las consecuencias que aún hoy podemos percibir.
El General Rafael Dávila,
con gran profundidad y calado intelectual, acerca al lector este nuevo arte de la guerra moderna que no solo se
centra en el propio hecho bélico, sino que además se adentra en sus enseñanzas
y en todas las dimensiones que convergen en su desarrollo y práctica.
«Para ganar hay que tener
voluntad de vencer»
El General Dávila nos
invita a través El nuevo
arte de la guerra a reflexionar no sólo sobre la teoría, orígenes o futuro de
la guerra, sino sobre filosofía, humanística, valores, principios, credo, la dirección
de personas, liderazgo, mando, logística.
No tenemos que enfocar el libro
que nos ocupa solo como un tratado de guerra, más bien lo podríamos hacer como
una forma de crecer a través de la búsqueda de nuevas oportunidades de mejora.
• ¿Cómo puedo mejorar como general de mi ejercito -> CEO de
mi compañía?
• ¿Qué aprendizajes puedo extraer de la logística militar para planificar
al black friday?
• ¿Cómo elegir el campo de batalla -> qué estrategia
utilizar para superar a mis competidores?
• ¿Cómo arengar a las tropas -> como motivar a mi equipo
humano?
Está todo inventado, solo tenemos que innovar.
«Nunca olvidéis que la
guerra
es el territorio de la incertidumbre»[i]
Lo militar nace como consecuencia de las
luchas tribales y de la necesidad de tener de manera permanente a miembros del
grupo dedicados a una actividad única y principal, la que trata de los asuntos
del ataque y de la defensa (…)
(…) escogían a los caballeros mirando que
tuviesen tres cualidades: «Que fuesen sufridos, para sobrellevar las miserias,
fatigas y trabajos que las guerras les deparasen; diestros en luchas, para que supiesen
mejor y más presto matar y vencer a sus enemigos y no se cansasen fácilmente, y
que fuesen duros, para no tener piedad de robar los de los enemigos ni de herir
o matar, y también que no desmayasen por golpe que recibiesen o dieren».
(…) Las principales virtudes van a ser
destacadas con fervor y claridad y son hasta hoy el mejor resumen de lo que lo
militar exige del caballero, del soldado: cordura, fortaleza, mesura y
justicia.
El sentimiento de unidad crea lazos eternos
que perduran a través de los tiempos y forja unidades muy sólidas cuyos
miembros se sacrifican individualmente en beneficio del grupo (…)
El nombre, el lema, el himno, el guion, la
hermandad, el servicio, la fraternidad… Si códigos prodigiosos capaces de
hermanar en su síntesis a todos los hombres y hacerles luchar juntos hasta la
muerte por un común ideal (...)
(…) son el honor y la honra los sentimientos
que han acompañado a las unidades moviéndolas hasta límites insospechados.
El estratega y el táctico. Uno busca más allá
y pide colaboración y trabajo en común, respeto, orden y cosecha para todos. El
otro sigue buscando la infiltración, la insidiosa penetración, sembrar doctrina
en vez de trigo (…)
La guerra pide prudencia para ganarla (…) un
general predecible es un general derrotado.
La guerra es un ejercicio responsable donde
la soledad del que manda es tan
acusada que llegada la derrota o la victoria se sienten de la misma manera, porque
solo tú has consumado ruina o salvación (…)
“Si alguien cree que en el arte de la guerra
hay algo más importante que conocer las preferencias y el carácter del general
enemigo, es un ignorante y está cegado por la soberbia”[ii]
(…) conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y entre los dos elige la
victoria; que puede que no esté en tus manos (…)
El compañerismo no es dar ánimo al de al
lado, sino permanecer a su lado, saber asumir su tristeza y compartirla. Si es
necesario se muere con él, y por él, todo antes de dejarlo morir abandonado.
Un general no debe estar muy ocupado. Su
única ocupación es pensar y decidir por él, no por los demás, y hacerlo para
los demás. Hablar con su gente y palpar el estado de ánimo de sus soldados,
antes y después del combate, en la victoria y en la derrota.
(…) las razones por las que un general puede
llevar sus huestes al desastre: “el orgullo, el sentido del honor demasiado
susceptible, la falta de previsión y la excesiva compasión son serios
inconvenientes para ejercer el mando”[iii].
Decidir “qué, a dónde, por dónde, cómo y
cuándo” es tan elemental como complejo y solo cuando se ha logrado respuesta a
tan sencillos interrogantes, cuando se domina el arte de decidir, puedes contestar (…)
(…) hay que ser maestro, atrayente, ejemplo de virtudes y humildad (…)
(…) nadie sabe lo que es mandar si antes no
ha pasado por la escuela más formativa de las almas de los buenos soldados: la
obediencia.
(…) mandar es algo más complejo que liderar
porque requiere conocimientos, estudio, capacidad de análisis y de decisión (…)
viejas virtudes del honor, austeridad, sacrificio, abnegación, camaradería,
valor, las que arrastran y convierten en líder al que manda. Para mandar hay
que estar preparado y para liderar, además de saber mandar, debes vivir en la
virtud (…)
Mandar queda resumido en pocas palabras y una
compleja actividad. Tus órdenes han de ser claras, que se entiendan, que se
cumplan, que cada uno sepa lo que se pide, y si es posible, por qué se le pide
(…)
(…) para dirigir, organizar, investigar,
enseñar, mandar u obedecer hay que estar preparado y eso se logra solo con
aprendizaje y disciplina.
“A un general que no cuidó de asegurar los
víveres se destruye sin pelear […]. Es gran máxima la de un general que quiere
más destruir al enemigo por hambre que a fuerza de armas”.
(…) no disponer de la cultura del futuro que
simplemente se basa en tener, disponer, llevar más lejos, y en la sencillez y
la rapidez de fabricación.
Mientras unos hacen la guerra otros venden
los productos con los que se hace (…)
Mientras unos hacen la guerra otros se
adentran por los espacios que la misma guerra crea para atender a sus
necesidades.
(…) el general debe dominar lo que tiene y
saber lo que puede, y hasta dónde puede (…)
Uno destruye, otro destruye.
―Mi debilidad me obliga por ahora a vivir el
engaño; penetrare en las defensas de mi oponente infectándolo todo.
Si pierdes la guerra de la información,
aunque tus tanques ganen y ocupen grandes extensiones y núcleos de población,
de nada te servirá porque la estrategia pierde.
(…) visión de futuro mirando el pasado, pero
esta nueva religión no tiene profetas, sino aves de mal agüero que esperan ante
el escenario a que se eche el telón.
No queda tiempo: “Tres son los tiempos,
presente de las cosas pasadas, presente de las presentes, y presente de las
futuras”[iv].
Desde Sun Tzu, después por Flavio Vegecio y más
tarde Maquiavelo se han ido repitiendo conceptos que quedan en El
arte de la guerra del primero, Máximas generales de la guerra en el segundo
y Reglas generales en el tercero.
Es muy llamativo ver cómo siendo personajes de
tiempos muy distintos, de culturas que nada tenían que ver, muy distanciados,
escriben lo mismo, transmiten las mismas ideas y parecen haberse leído, al
menos han entendido juntos este acontecer que nos ha ocupado: la guerra.
«Si el emperador me quiere
que me pague,
pues solo el honor de estar con él no me alcanza»[v]
Máximas generales de la guerra[vi]
• La buena elección del terreno suele ser más útil que la fuerza. Nacen
pocos hombres fuertes, pero la disciplina forma muchos.
• aconséjate de muchos respecto a lo que debes hacer, y de pocos
en lo que quieras hacer.
• Los hombres, las armas, el dinero y el pan son el nervio de la
guerra; pero de estos cuatro elementos, los más necesarios son los dos
primeros, porque los hombres y las armas encuentran el dinero y el pan; pero el
pan y el dinero no encuentran armas y soldados.
• Nada es más difícil que el arte de la maniobra. La dificultad en
este terreno consiste en convertir un camino tortuoso en la vía más directa y
en cambiar la mala suerte en ventaja.
• El valor junta a la reflexión, la oportunidad al lado del
planeamiento (…)
• Cuando el mundo está en paz, un hombre de bien mantiene sus
espada al alcance de la mano
«Regla número uno en la
página uno del libro de la guerra:
'No marchar sobre Moscú'»[vii]
Teoría, orígenes y futuro de los conflictos bélicos
Link de interés
• Historia
del arte de la guerra
• La
inteligencia como herramienta anticipativa Prospectiva: Del campo de batalla a
la empresa
• Inteligencia
competitiva: ¿Espías?, ¿Oráculos?, ¿Estrategas?
• El
arte de mandar bien: Querer, poder, saber
«Amo
la vida,
con saber que es muerte»[viii]
ABRAZOTES
[i] Carl von Clausewitz
[ii] Polibio, Historias 3, 81, 1
[iii] Sun Tzu
[iv] San Agustín
[v] Mozart
[vi] Las máximas generales de la guerra y
las de Flavio Vegecio pertenecen al libro Instituciones
militares. Las de Maquiavelo a su libro El
arte de la guerra.
[vii] General Montgomery
[viii] Francisco de Quevedo
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