Estimad@s amig@s
Sinopsis
La empresa Lladró acumula
admiradores en todo el mundo de la misma forma que estos auténticos devotos coleccionan
figuras de porcelana. Con ellas establecen un vinculo que trasciende lo
material para llegar a un plano emocional.
José Lladró narra su periplo
vital y nos cuenta de primera mano como tres hermanos que vivían en la pobreza
aunaron su esfuerzo y su talento para levantar un emporio de arte que se
convirtió en insignia de las empresas españolas en el exterior cuando nadie
pensaba en exportar.
El autor repasa en su relato
los principales acontecimientos de esa historia de superación y extrae consejos
fundamentales sobre el éxito y el fracaso que nos orientarán.
«Que buen vasallo
si tuviera buen señor»[i]
Prólogo[ii]
(…) tenían (…) el talante,
el espíritu y la peculiar sabiduría del empresario auténtico, un ser humano
especialísimo, que cuando cree en una idea, la “ve”, la siente, la incorpora a
su ser y convive con ella, noche y día (…) en las historias de los grandes
empresarios existen circunstancias y factores que las hacen distintas y
singulares pero hay siempre unos rasgos comunes que pueden simplificarse así: la
determinación absoluta e irreversible de llevar a cabo un proyecto; el esfuerzo titánico que
se traduce en una enorme cifra de horas robadas (…) al sueño, al descanso, al
ocio; el ascetismo de su vida, la resistencia al lujo y la apariencia e incluso
al protagonismo (…)
(…) la clave de la historia
de Lladró está sin duda en esas “ganas inmensas”, en ese género de ganas irresistibles
que tienen que tener los empresarios auténticos, en esa pasión, no ciega sino lúcida,
por hacer cosas que son en teoría ―y algunas veces en la práctica― imposibles,
en esa decisión de superar cualquier dificultad, cualquier obstáculo asumiendo
que todo lo que merece la pena ofrece resistencia (…)
«Cuando una empresa se
mide, progresa;
cuando una empresa no
se mide, mengua»[iii]
A modo de introducción[iv]
(…) separar el grano de la
paja (…) perdonar lo que de soberbia pueda haber en estas páginas, para atender
lo que de verdad creo que importa, la voluntad de transmitir mis ideas y
convicciones (…) prestar un modesto servicio a todos cuantos estén interesados
en comprender la vida empresarial y mejorar en su camino profesional (…)
(…) los empresarios que
entienden su profesión como un servicio a la sociedad, al que dedican
prácticamente toda la vida (…) actúan conscientes de su papel determinante en
el desarrollo de las sociedades (…) emprendedores que saben sacar provecho de
su inteligencia y su bondad, personas que no se dejan dominar por la soberbia
ni seducir por los vapores del éxito (…) no abandonan nunca el deseo de
aprender y mejorar que viven pendientes de cuanto ocurre en su entorno y de lo
que importa a sus semejantes.
«Yo conozco a mis
ovejas
y mis ovejas me
conocen a mi»[v]
Con El legado
de Lladró quiero arrancar una serie de tres post analizando los tres libros
escritos por José Lladró, uno de los tres hermanos fundadores de la compañía.
Ideas que extraigo de esta
primera lectura:
• Tres autodidactas aprendiendo
a emprender.
• Humanismo, liderazgo,
respeto, desarrollo de las personas, generación de riqueza en el territorio, organizar
el patrimonio, en management los mejores, sean familiares o externos.
«El riesgo sin
conocimiento es peligroso
pero el conocimiento sin riesgo es inútil»[vi]
El transito desde una idea más
o menos sencilla a una realidad empresarial compleja es (…) un proceso
complejo, preñado de matices, factores y componentes de enorme complejidad. El
éxito, como el fracaso nunca deriva de un solo elemento (…) especialmente cuando
no me estoy refiriendo a algo puntual o efímero, sino a lo que se construye con
ánimo de perdurar.
(…) criterio de la
autofinanciación: reinvertíamos la practica totalidad de lo que ganábamos y
sólo para construir nuestra primera fabrica nos vimos obligados a acudir al
endeudamiento bancario (…)
(…) nunca hemos tenido problemas
de financiación. La mayor parte de nuestros recursos han provenido de la
capacidad de generación de fondos de Lladró, sin endeudamiento bancario
relevante ni otras fuentes de financiación (…)
(…) la originaria empresa
familiar se hizo más compleja, pero en ningún momento (…) los hermanos dejamos
de controlar y supervisar todos y cada uno de los pasos y procesos del negocio
(…)
(…) renovación. En ella se
ha iniciado y culminado el progresivo desenganche de los tres hermanos
fundadores de las tareas cotidianas de gestión. Donde durante más de cuarenta
años nos sentamos nosotros hoy se sientan nuestros hijos, que han encomendado
la dirección ejecutiva de la empresa a un equipo de expertos profesionales,
ajenos a la familia (…)
Al principio de nuestra
actividad renunciamos a patentar nuestros procesos y, mal que bien, han sido
copiados por otros fabricantes sin ningún éxito (…) no basta con imitar unos
procesos técnicos. El componente humano no se puede imitar (…)
(…) adoptamos las decisiones
de forma colegiada,
primero, y seguíamos la marcha del negocio elegido, después, casi siempre con
uno de los hermanos ocupando plaza en el Consejo de Administración (…) mantener
independiente la gestión, sin que se mezclara o interfiriera con la actividad
de Lladró.
(…) organizar por áreas el grupo (…) cada uno de
los hermanos configuró su propia cartera de participaciones, a modo de
complemento de la propiedad del grupo compartida entre los tres (…)
(…) nada ha habido, hay ni
habrá para Lladró más importante que las personas que contribuyen con su
trabajo, su esfuerzo y su dedicación a construir, día a día, la realidad (…)
Hay que preocuparse más de
la continuidad. No basta con ganar dinero puntualmente. Es necesario reinvertir
y optimizar la empresa para que perdure. Hay que dotarla de objetivos viables,
realistas y provechosos, y poner los medios necesarios para alcanzarlos (…)
(…) sucesión (…) mis
hermanos y yo, con todos los matices que se quiera, recibimos una misma
educación, compartimos las mismas circunstancias, las mismas aspiraciones, los
mismos valores (…) nos permitió avanzar al unísono, a pesar de las muchas
diferencias que con el tiempo fueron aflorando. Siempre supimos preservar lo
esencial, nuestro proyecto común, que era nuestro empeño vital. Fue lo
que nos permitió llegar hasta donde hemos llegado.
Nuestros hijos (…) poseen
una personalidad más dispar: son primos, no hermanos; las influencias recibidas,
su formación, su carácter, presentan diferencias notables. No es bueno ni malo,
significa diversidad,
multiplicidad de puntos de vista, posibilidad de aportar gran variedad de
conocimientos y habilidades (…)
El único modo de realizar la
transición con
ciertas garantías es que los fundadores hayan establecido conjuntamente unos
estatutos que dejen bien sentadas las bases del negocio (…) abordar el problema
con una profesionalidad que en ocasiones falta en las empresas familiares (…)
(…) controlar las fases de
la transición entre generaciones es la principal tarea de los fundadores cuando
la empresa está en marcha (…)
El mundo laboral debe estar
capitaneado por líderes, que no son los que más saben ni los que más tienen, sino
personas que, a las cualidades y actitudes básicas exigibles a cualquier
trabajador de una empresa, han de añadir las que definen su liderazgo: saber
motivar, alentar a los que les falta espíritu y mostrar en todo momento una lealtad
a prueba de bomba. Aquel que, además, esté al frente del centro neurálgico, el jefe,
debe ser un pensador capaz de aportar ideas, saber aplicarlas, dar confianza y
poner recursos cuando hagan falta.
(…) no hay que caer en la tentación
de formar los equipos dirigentes en función del simple reparto de poder (…) la
mejor manera de preservar sus intereses es ceder
la dirección a las personas que tienen las cualidades (…)
«De
cada cual según sus capacidades,
a
cada cual según sus necesidades»[vii]
Link de interés
• Lladró
• DGI-239 Grupo Lladró: Los conflictos en la Empresa Familiar
«Procura ser un hombre de valores,
el éxito llega solo»[viii]
ABRAZOTES
[i]
[ii] Antonio Garrigues Walker
[iii] Ídem
[iv] José Lladró
[v] Buen Pastor
[vi] José Lladró
[vii]
[viii] Albert Einstein
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