Estimad@s amig@s
Sinopsis
Un cautivador ensayo que
arroja luz sobre la figura de Julio César y su relevancia en la comprensión del
político moderno. Un texto sobre los aspectos más intrincados del poder y la
ambición.
Descubre el fascinante
retrato de uno de los personajes más influyentes de la historia en este
cautivador ensayo sobre Julio César. A través de un análisis profundo y
minucioso, Francisco Uría, autor de La
pequeña librería de Stefan Zweig y A
orillas del Rubicón, revela cómo este legendario líder encarnó
muchas de las cualidades y atributos que definen al político moderno.
Julio
César, un adelantado a su tiempo dejó una huella indeleble en
el escenario político y social de la antigua Roma. Su carisma, dotes para la
estrategia, brillantez intelectual y habilidad oratoria lo convirtieron en una
figura única. Este libro nos
sumerge en su intrigante vida y muestra cómo su búsqueda implacable de poder,
su populismo inicial y su genio militar marcaron un antes y un después en la
historia política. Asimismo, subraya la enorme trascendencia que en su
formación tuvo Hispania (España).
Explorando tanto sus éxitos
monumentales como sus controvertidas decisiones, descubriremos cómo Julio César
personificó y anticipó las virtudes y los vicios del político moderno. Su
ambición desmedida y su capacidad para manipular a las masas son aspectos que
siguen resonando en la política actual. La lectura de estas páginas permitirá
entender por qué, tantos siglos después, su legado ejerce un marcado influjo en
el mundo contemporáneo.
«Si yo ahora no fuera
César,
sería el asesino de César»[i]
Prólogo[ii]
Cayo César exhibió una
facilidad casí semidivina en todo cuanto hizo: encantador hombre de mundo de
perfectos modales, amado de las mujeres, acreedor de todas las magistraturas,
uno de los mejores oradores de la época, clásico de la literatura latina,
general invencible ―uno de los militares más grandes de todos los tiempos (…) y
al final egregio
estadista, primer hombre de Roma, el más poderoso de toda la historia desde su
fundación. Dandi, extravagante en el vestir, frugal con la comida, abstemio,
codicioso con las riquezas por el placer de gastarlas con prodigalidad, obraba
con esa determinación de hombre de acción en estado puro que reposa en una
confianza en sí mismo casí desmesurada. No dudaba en correr riesgos inauditos
cuando era necesario porque estaba convencido de que la casualidad se ponía
invariablemente de su parte: podría permitirse ser audaz hasta la temeridad
porque se sabía con buena suerte, una especie de predilecto de la fortuna (…)
cuando triunfa de todas las batallas y llega a ser el amo del mundo, lejos de
comportarse como un tirano sádico, se muestra magnánimo, razonable, clemente
con los vencidos (…)
(…) no trazaba un plan previo,
jugaba con las circunstancias según le venían y negociaba con ellas para que
colaborasen (…)
(…) gracias a sus
innumerables victorias, concentro una cantidad desmesurada de poder, más de la
que había previsto él ni nadie, y esta concentración exorbitante de mando
suponía una forma de extralimitación que rompía el orden de las cosas y llamaba
a un nuevo equilibrio (…)
«Necesitarás un nuevo
Reino hijo mío,
porque Macedonia ya se te ha quedado pequeña»[iii]
Introducción
César fue un político que
puso sucesivamente al servicio de su ambición de
poder todas sus grandes habilidades, que eran muchas: su brillante intelecto,
su elegancia como escritor, sus dotes de seductor, su habilidad y eficacia como
orador, su capacidad como abogado y, sobre todo, su talento
militar.
(…) pudo haber muerto cien
veces antes de alcanzar su destino: asesinado por sus rivales, herido por la
flecha o la lanza de alguno de los muchos enemigos de Roma a los que se enfrentó,
fallecido víctima de una enfermedad o de una complicación del propio mal que
padecía, la epilepsia, o ahogado en un naufragio.
(…) si su vida hubiera
terminado antes de tiempo, quizás no sabríamos nada de él. De haber muerto
mientras se afanaba por ascender, uno a uno, todos los escalones de la carrera política
de un romano, como tantos otros jóvenes patricios antes y al mismo tiempo que
él, poco o nada le hubiera diferenciado de sus competidores, a pesar de la
ambición.
El hilo conductor de la vida
de César es el de su ambición. Desde niño se comparó con Alejandro
Magno y siempre anheló algo más que el poder: ingresar por
derecho propio en la historia (…)
(…) fue un político sin límites
y sin escrúpulos: Lo utilizo todo: la religión, las leyes, las instituciones
romanas, las mujeres, los hombres, las reivindicaciones políticas tradicionales
de los populares, la extremada crueldad y la tambien sorprendente magnanimidad.
Siempre hizo cuanto estimó necesario para lograr sus fines hasta que, una vez
alcanzado el poder (…) acabaron las reformas populistas, concluyeron los
festejos, terminaron tambien los asesinatos…
(…) pocos políticos hubo en
la historia romana más “corruptores” que César, que recurrió al favor y al
soborno siempre que necesitó hacerlo para lograr sus fines.
Reflexionemos juntos sobre
el pasado para entender mejor nuestro presente (…)
«La fortuna sonríe al
buen gobernante»[iv]
Me gusta leer historia ya
que me ayuda a entender con cierta distancia, cosas que pasaron y que por
suerte o desgracia podrían volver a repetirse.
Francisco Uría nos
descubre a través de Julio
César: El arte de la política a la persona y el profesional (militar, abogado,
político…) (…) César fue para Napoleón algo
parecido a lo que Alejandro había sido para Julio César: un modelo.
• ¿Quiénes son nuestros
modelos?
• ¿Para quién somos
modelos?
Napoleón había leído en su
juventud las biografías de ambos grandes hombres (…) devoró los libros de Suetonio y Plutarco.
• ¿Los directivos leemos?
― ¿Leemos lo que nos
gusta o lo que nos ayuda a crecer?
• ¿Qué géneros leemos?
― ¿Qué deberíamos leer?
- ¿Por
qué?
Mientras leía los diferentes
capítulos del ensayo intentaba hacerme preguntas sobre las habilidades
directivas de Julio César:
(…) no fue nunca un general
que dirigía a sus tropas “desde una lejana colina” sino que participó junto a
ellas en feroces combates (…)
• ¿Puede un CEO
dirigir la compañía sin bajar a la trinchera?
• ¿Qué ejemplo damos al
equipo cuando estamos en primera línea?
― ¿Para qué ser
ejemplo?
(…) nada de lo que hizo
César en su carrera política, desde muy temprana edad, careció de sentido.
• ¿Cuál es nuestro propósito?
― ¿Qué nos motiva?
(…) consiente de sus
limitaciones, y temeroso de que su enfermedad, la epilepsia[v]
pudiera llegar a controlarlo, se sometió siempre a una disciplina física
espartana. Comió y bebió con moderación, durmió al raso en numerosas ocasiones y
mantuvo siempre una admirable forma física.
• ¿Somos conscientes de
nuestras fortalezas?
• ¿Y de nuestras
debilidades?
• ¿Cómo de fuerte es
nuestro equipo humano?
• ¿Cuáles son sus
oportunidades de mejora?
Julio
César fue cortoplacista hasta el momento que alcanzó el poder (…)
• ¿Somos cortoplacistas?
― ¿Por qué?
― ¿Hasta cuándo será
sostenible?
• ¿Quiénes son los responsables
de asegurar el largo plazo de la compañía?
― ¿Por qué?
«Cada soldado lleva,
en su mochila,
un bastón de mariscal»[vi]
(…) César conto con una
buena educación. Sus padres fueron conscientes de la importancia de dotarle de
ella y tuvo acceso a maestros griegos y romanos que le proporcionaron
conocimientos y habilidades que le acompañarían toda su vida (…) de ahí
proceden su habilidad como orador, sus dotes literarias, su capacidad como
abogado defensor, su genio militar y su conocimiento de la historia (…)
En un tiempo en que un
político podía ser criticado por desconocer el griego (…) contó con la mejor
educación que sus padres podían proporcionarle.
(…) tampoco tuvo un padre ni
un pariente relevantes que pudiera actuar como sus tutores o protectores (…)
desde muy pronto, y aunque pudiera contar con el buen consejo de su madre,
Julio César dependería de si mismo y del acierto de sus decisiones.
(…) manejó desde muy pronto
sus relaciones sociales así como su capacidad para la manipulación, la intriga,
la adulación, el chantaje y finalmente el soborno (…) demostraría, una y otra
vez, que estaba dispuesto a hacerlo todo para conseguir sus fines (…) sin
quebrantar frontalmente la ley, conseguiría hacerla jugar en su provecho.
(…) tuvo siempre la ambición
de alcanzar el poder pero a medida que fue cumpliendo años, fue entendiendo lo
que debía hacer para alcanzarlo.
Seguir el cursus honorum romano,
hacerse popular, ganar prestigio personal y militar, convirtiéndose en un líder
de los populares su programa de reformas sociales y económicas, enriquecerse y
llegar a contar con un ejercito que le fuera personalmente leal (…) siempre
supo que su éxito político dependería de la fidelidad de sus hombres (…) y de
su popularidad entre los romanos y cultivo ambas sin reparar en el coste.
(…) nunca dirigió a sus
hombres a distancia sino que estuvo implicado con ellos en los combates cuerpo
a cuerpo y, en no pocas ocasiones, fue su sola presencia lo que cambió el curso
de una batalla o evitó el pánico de sus hombres.
(…) estratega genial, capaz
de soluciones improvisadas muy imaginativas, como la doble posición, sitiador y
sitiado (…) o la construcción de un puente en el Rhin (…) con un signo distintivo
propio: la velocidad, un rango que Napoleón confeso haber aprendido de él.
César y sus hombres
aparecían siempre donde no se les esperaba y mucho antes de lo que hubiera
cabido esperar (…)
Esto exigía (…) una clara
conciencia de la importancia de la logística y de la organización militar, algo
que quizá había aprendido de las exitosas campañas militares de Pompeyo (…)
(…) César está tan
preocupado por contar sus hechos como por protagonizarlos. Le obsesiona el modo
en que le percibirán sus coetáneos, los ciudadanos romanos de su tiempo, que al
fin y al cabo habrían de decidir finalmente su destino, pero tambien la
posteridad.
(…) necesita “conquistar” a
sus conciudadanos y práctica, desde el comienzo de su carrera política, un
descarado populismo (…)
(…) ¿Puede ocupar un
puesto en el Gobierno o cualquier otro puesto de relevancia pública una persona
carente de toda ―o suficiente― formación y experiencia
profesional?
(…) ¿Podría prohibirse el
nombramiento de alguna persona que careciese de esa formación y experiencia? (…)
¿Estaba César preocupado por
la posteridad, por la imagen que de él se tuviera en los siglos venideros? (…)
¿Escribió para la posteridad
su Crónica de la guerra de las Galias (…)?
(…) Napoleón (…) fue el
inspirador e intervino personalmente en la redacción del Código
Civil napoleónico, origen de tantos códigos en la Europa
occidental (…) y del movimiento general de la “codificación” (…)
(…) César no tuvo una
preocupación personal por enriquecerse. Para él la riqueza fue simplemente un
medio (…)
Julio César fue
cortoplacista[vii]
hasta el momento que alcanzó el poder. Seguramente, no sabiendo siquiera si iba
a vivir al día siguiente, no tuviera otra opción de serlo. De hito en hito, de
su cursus honorum, de elección a elección, de batalla a batalla, no le
quedo demasiado tiempo para pensar a largo plazo.
El poder
implica la toma de decisiones y el riesgo de la traición de quienes rodean la
poderoso (…)
Todos necesitamos que se nos
diga la verdad, aceptar de buen grado la critica bienintencionada, que nuestros
próximos nos adviertan de los errores que vamos a cometer y que nos prevengan
frente a nuestro peor enemigo: nosotros mismos.
«El poder solitario conduce,
inexorablemente,
a la tiranía»[viii]
Link de interés
«Si es necesario
violar la ley,
debe violarse para conseguir el poder supremo.
En todo lo demás,
practica la virtud»[ix]
ABRAZOTES
[i] Thornton Wilder
[ii] Javier Gomá Lanzón
[iii] Filipo II de Macedonia
[iv] Maquiavelo
[v] El “mal sagrado”, como entonces se le
llamaba
[vi] Napoleón
[vii] El cortoplacismo era un problema
general de la gobernanza romana
[viii] Francisco Uría
[ix] Eurípides (Las Fenicias, v.524)
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