viernes, 12 de septiembre de 2025

José Fernández López: Un empresario sin miedo al riesgo

Estimad@s amig@s

Sinopsis

José Fernández López fue un visionario que transformó la industria española con su audacia y espíritu innovador. Sin miedo al riesgo, apostó en solitario por dos mataderos industriales en quiebra durante la República. Fundó junto a sus hermanos el laboratorio químico, Zeltia, al inicio de la posguerra, y dio cobijo a científicos represaliados durante la dictadura. Creó la primera multinacional de transportes especiales ferroviarios, Transfesa, y patentó un sistema de cambios de vías para unir por tren a España con el continente europeo en el paso de los Pirineos.

Revolucionó la pesca con la primera flota de congeladores de Europa, que surcó los mares bajo la bandera de Pescanova, y promovió el desarrollo industrial con proyectos estratégicos como la extracción de titanio y litio. Su legado va más allá de los negocios: su papel como mecenas cultural y su compromiso con Galicia marcaron una diferencia en la historia del país.

En esta biografía premiada ex aequo con el Premio LID de Biografía Empresarial, en su XXI edición, por su rigor histórico y documentación inédita, así como por su narrativa envolvente, se rescata del olvido la figura de uno de los empresarios más influyentes del anterior siglo, que supo adelantarse a su tiempo. Es la historia de un galleguista de corazón, de una discreción absoluta, que perteneció a una generación única.

 

«Damos casi todos los pasos decisivos de nuestra vida

por algún impreciso impulso interior»[i]

 

Prólogo

La importancia de las personas[ii]

El lector, a medida que se adentre en las páginas de este libro, irá encontrando nombres que le sonarán, algunos de ellos incluso habrán participado en la historia emocional e individual de cada uno de los lectores: los Mataderos de Mérida y Porriño, Zeltia, Transfesa, Antibióticos, Frigsa, Pescanova. Detrás siempre había una vocación de hacer más grande su país, de servir a los demás. En la raíz de sus iniciativas se encontraba un marcado sentido de servicio al interés general: allí estaba el suministro de carne en una España que pasaba hambre, las vitaminas tan necesarias entonces y ahora, el transporte de ganado y de frutas, el pescado congelado que llegó a todas partes, los antibióticos y la penicilina, el kiwi, que él trajo a España, y así un buen número de iniciativas que le permitieron, junto a otros, especialmente sus hermanos, y en otras ocasiones en solitario, crear una gran fortuna, al mismo tiempo que fundar e implantar un grupo empresarial infrecuente en la España que le tocó vivir (…) Él era, por encima de todo, un emprendedor, un creativo, un empresario que se distinguía por su nula aversión al riesgo (…)

 

(…) no le interesaba el dinero, le seducía y le movía la obra. Sus retos eran la próxima empresa: los mataderos, las vitaminas, los minerales, las frutas, los abonos, los trenes para transportar, los grandes barcos para pescar, las nuevas factorías para las nuevas medicinas, y tantos y tantos retos que se autoimpuso y que sirvieron de motor de su vida (…)

 

«¿Cómo contamos el pasado?

¿Llegamos a atraparlo alguna vez?»[iii]

 

Tras los pasos del empresario invisible

Esa es la premisa de esta biografía, rescatar del olvido la figura de uno de los empresarios más influyentes e innovadores del siglo XX, que hoy día es un completo desconocido. Un auténtico visionario que supo adelantarse a su tiempo. Sin miedo al riesgo apostó en solitario por dos mataderos industriales en quiebra durante la república. Financió la compra del último ejemplar porcino de un linaje en extinción para quitárselo a los ingleses en plena guerra civil. Fundó junto a sus hermanos un laboratorio químico en el inicio de la posguerra. Dio cobijo a científicos represaliados durante la dictadura. Creó la primera multinacional de transportes especiales ferroviarios (…) Patentó un sistema de cambio de ejes para unir por tren España con Europa, en el paso de los Pirineos, sin hacer transbordo en la frontera. Edificó viviendas bonificables, puso en marcha economatos y ayudó a crear bibliotecas, institutos y hospitales durante los años del hambre. Apostó por la minería en busca de estaño para fabricar sus propias latas de conserva, y así nació la marca Apis; o el caolín necesario para la síntesis del moderno insecticida DDT, donde ZZ es un referente. Explotó el primer yacimiento de minerales de titanio y de litio. Se asoció con cinco laboratorios para producir antibióticos durante la autarquía. Invirtió y proyectó la primera flota de barcos congeladores de Europa y la tercera del mundo. Constituyó las primeras sociedades mixtas del sector pesquero en África y se extendió a otros continentes. Cultivó la primera plantación de kiwi europea. Financió el legado de Castelao a su viuda para que no le faltase de nada en sus últimos años. Donó obras de arte, colecciones de antigüedades y restos arqueológicos.

 

«Cualquier punto

es el punto de partida»[iv]

 

José Fernández López: Un empresario sin miedo al riesgo, es una densa biografía escrita por Marisa Gallero que necesita tiempo para leerla no solamente por su extensión, si no por el desempeño empresarial del protagonista.


José Fernández López fue un empresario innovador y polifacético liderando empresas en sectores muy diversos, impulsado desde su Galicia natal al exterior. Hay que poner en valor los tiempos que le toco vivir, hoy lo vemos todo fácil con el auge de lo digital, y no empatizamos con las dificultades a las que se enfrento el protagonista de la obra. Por ejemplo en 1043 funda Transfesa, 1944 Zeltia, 1949 antibióticos, 1954 accionista de Aviaco, 1960 Pescanova…  

 

A los lectores más jóvenes puede que no conozcan a Rodolfo langostino, el tomate Apis u otras marcas que lidero Fernández López “el nombre de un hombre para Galicia”[v] conocer la historia nos ayuda a entender el presente y el futuro, por ello leer biografías de personas que tanto han trabajado por el desarrollo empresarial es más que necesario.

 

«Hacer tiempo si es que es posible que el tiempo se haga,

 si no es vivir precisamente deshacer el tiempo»[vi]

 

(…) Su rastro lo marcó el triunfo de sus compañías, algunas tan populares que cualquiera que haya vivido durante el siglo XX habrá oído hablar de ellas. ¿Quién no escuchó el eslogan «Si mata es ZZ» de la emblemática Zeltia? ¿Quién no recuerda el socorrido foie-gras Apis «de toda confianza»? ¿Quién no reconoce el inconfundible impermeable amarillo del capitán Pescanova y el acento argentino de Rodolfo Langostino? (…)

 

«Hemos de aprender a sobrellevar

lo que no puede evitarse»[vii]

 

José Fernández López

Un empresario sin miedo al riesgo

Marisa Gallero

Lid editorial


Link de interés

Pablo Garnica Echevarría: El gran banquero

José Mª De Oriol y Urquijo

Unión Española de Explosivos: 150 años de la empresa que fundó Alfred Nobel

El gas natural en España

 

«Y, en definitiva,

¿Qué podemos considerar propio más que la energía, la fuerza y la voluntad»[viii]

 

ABRAZOTES


[i] Austerlitz, W. G. Sebald

[ii] Bieito Rubido

[iii] El loro de Flaubert, Julian Barnes

[iv] Juan Ramón Jiménez

[v] Pp., 487 Las últimas palabras del pésame del museo de la ciudad de Leréz.

[vi] Hecho en falta, Juan Bonilla

[vii] Los ensayos, Michel de Montaigne

[viii] conversaciones con Goethe, J.P. Eckermann 

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