miércoles, 11 de noviembre de 2020

Dirigiendo con velocidad

Estimad@s amig@s

 

Sinopsis

Estrategia y rapidez son dos características clave de las empresas que quieran sobrevivir en un entorno tan exigente como el actual. Tras el paro internacional que ha provocado la pandemia de la covid-19, el mundo empresarial requiere ir más deprisa, y esto exige una constante incorporación de tecnologías e innovación en todas las áreas de la empresa, un personal capaz y motivado y recursos financieros suficientes para hacer frente a la crisis, entre muchas otras cosas.

En estas páginas, el profesor Nueno expone las herramientas fundamentales que deben tener en cuenta las organizaciones empresariales y los directivos para adecuarse a las nuevas exigencias. Dirigiendo con velocidad es un libro para leer pausadamente y entender que la velocidad es la clave del éxito hoy en día.

 

«¿Es prudente ir muy rápido?»

 

Voy a responder a la pregunta con otra pegunta ¿es necesario ir más rápido? Todo hace indicar que sí. La velocidad a la que todo queda obsoleto, a la que la competencia es capaz de sacar al mercado nuevas soluciones, a la que los clientes demandan nuevos productos -servicios nos imprime una velocidad que no muchos tenemos capacidad de absorber.

 

Por ello necesitamos tener una política de compañía de estar siempre en una beta permanente que nos permita hacer lanzamientos continuos de nuevos productos o productos mejorados, esto nos permitirá mantener la velocidad, estar continuamente actualizados y muy cercanos al mercado.

 

Por el contrario podemos llegar a rozar la imprudencia, si la velocidad que imprimimos no nos permite ver la realidad del mercado, podemos innovar, correr, todo aquello que creamos conveniente, pero si el mercado no absorbe aquello que lanzamos por mucha velocidad que imprimamos no estamos avanzando. Por ello mi recomendación es velocidad sí, pero siempre manteniéndonos cerca del cliente. La velocidad no nos puede impedir escuchar al cliente.

 

«Emprender es identificar una oportunidad

y transformarla en una empresa»

 

Cada día el mundo empresarial requiere ir más deprisa, y esto exige innovación, globalización, personal capaz y motivado, recursos financieros (…)

 

(…) el crecimiento de la economía global es una oportunidad para vender más, pero siempre hay que pensar en el cliente y en los competidores: el cliente tiende a ser global, pero puede tener preferencias algo distintas, y los competidores pueden ser más agresivos en algunos lugares que otros (…)

 

(…) ¿Cómo serán los automóviles del futuro? ¿Serán de combustión (gasolina o diésel? ¿Serán eléctricos o híbridos? ¿Estarán conectados? ¿Serán auto-conducidos? ¿Se comprarán o se alquilarán? ¿Tendrán carrocerías de acero, de aluminio o de otros materiales ligeros? (…)

 

(…) un cierta diversificación ayuda avanzar hacia el futuro, aunque la diversificación complique el análisis y la valoración de la empresa (…)

 

(…) China también ha descubierto África. Empresas chinas se han lanzado a sectores como la minería, la construcción, la alimentación e incluso la sanidad (…)

 

¿Quedan otros mercados con futuro? Una zona bastante desconocida es el Oeste asiático y la India (…)

 

(…) Kazajistán, Kirguistán, Afganistán, Pakistán (…) tienen potencial pero la mayoría de las empresas de los países desarrollados no ha incluido toda esa zona en sus planes de futuro (…) empresas chinas, quizás por su proximidad geográfica, sí que han identificado que es una zona con oportunidades y están aprovechando (…) petróleo, minerales interesantes (…) la zona necesita infraestructuras, construcción, transportes (…) cadena de desarrollo económico.

 

(…)  hay que pensar a largo plazo y evitar riesgos excesivos. Esto puede limitar la velocidad, porque es difícil crecer de forma sostenible más rápido que el mercado. Seguir el crecimiento del mercado implica ir incorporando las nuevas tecnologías y acceder a los nuevos mercados que se van abriendo por el mundo (…)

 

(…) llamar a algo “oportunidad” tiene su riesgo, porque quizás nos parece que es una oportunidad, pero no es algo que tenga interés para nadie.

 

A la palabra “oportunidad” hay que asociarle la palabra “compromiso”. Si no hay compromiso, la oportunidad no produce resultados (…)

 

(…) no deberíamos autoengañarnos y que todo ha sido debido al confinamiento.

 

(…) velocidad se fortalece con la constante incorporación de tecnología e innovación en todas las áreas de la empresa: compras, logística, I+D, ventas, servicios, financiación y control, recursos humanos (…) internacionalización es otro estimulador de la velocidad.

 

La importancia de las personas es clave para conseguir resultados en las empresas, incluida la marcha de la empresa a una buena velocidad (…) formar a las personas en las nuevas prácticas y tecnologías y motivarlas, pues los empleados valoran extraordinariamente la formación en la empresa y las empresas que forman a los empleados les están indicando que cuentan con ellos, que creen que son capaces de aportar más tras la formación, todo lo cual estimula y entusiasma. Los empleados ven que la empresa invierte en ellos, y esto les da seguridad, confianza y agradecimiento. La formación estimula el conocimiento entre empleados, lo que facilita la comunicación, el trabajo en equipo y, por tanto, la velocidad.

 

(…) un buen modelo de negocio es global (…) es copiable y la mejor protección es la velocidad en conseguir ese despliegue global.

 

Las personas son clave para la velocidad (…)

 

(…) cuidemos a las personas, motivémoslas, formémoslas y entusiasmémoslas (…)

 

«El crecimiento rápido requiere

capacidad emprendedora»

 

Dirigiendo con velocidad

Pedro Nueno

Plataforma editorial

 

Link de interés

Gracias, China

África despierta: La oportunidad de un mercado por descubrir

El mapa del crecimiento: Oportunidades de negocio de los BRIC y más allá

 

«No hay límites de velocidad

en el camino hacia el éxito»

David W. Johnson

 

Recibid un cordial saludo

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