Estimad@s amig@s
Sinopsis
El Imperio Romano duró
quinientos años, una cifra impresionante desde cualquier punto de vista, por lo
que la economía y la miríada de acuerdos políticos y amenazas a las que tuvo
que enfrentarse estuvieron en continuo cambio.
Tomando este principio como
punto de partida, Lacey centra gran parte de la narración en los
momentos históricos cruciales y en las personalidades implicadas para ofrecer
un análisis exhaustivo, concluyente y cautivador del auge y la caída del
Imperio.
Esta obra
incorpora los trabajos más recientes de arqueólogos e historiadores del mundo
clásico con la vocación de corregir los errores y omisiones de estudios
anteriores. El resultado: la exposición más completa y rica en matices jamás
publicada sobre el pensamiento estratégico romano y su ejecución.
«El pasado es siempre
un prólogo»[i]
Introducción
A hombros de gigantes
(…) hacer un buen uso de sus
estudios del pasado como prisma para mirar al futuro (…) el pasado es siempre
un prólogo (…) la economía y financiación de la competición y el conflicto
entre grandes potencias, factores sobre los que debe construirse la base de
cualquier estrategia viable.
(…) sin una cierta base en
las realidades económicas del Imperio es imposible comprender la toma de
decisiones estrategia de Roma (…)
(…) los romanos no actuaron siguiendo
un plan estratégico preconcebido. Su modo de enfocarlo fue siempre (…) el de
las respuestas ad hoc a medida que se desarrolla una sucesión de
acontecimientos de crisis (…) Roma no solo careció de una gran estrategia, sino
que sus elites dirigentes fueron incapaces de pensar
siquiera en términos estratégicos.
(…) para su época, los
romanos eran pensadores estratégicos muy sofisticados, que poseían todas las
herramientas para la planificación de estrategias a largo plazo y para actuar
de acuerdo con las mismas (…)
«Me encontré una Roma
de barro
y os la dejo de mármol»[ii]
¿Cuánto le debemos a Roma?
¿Se puede aprender de la estrategia
de un Imperio que duro cinco siglos?
― ¿Cuáles eran sus puntos
fuertes?
― ¿Y sus debilidades?
¿Cómo se aseguraban la
lealtad?
― ¿Existía realmente,
o variaba en función de los emolumentos que recibían?
“Los reyes necesitaban tres
cosas para gobernar —dijo Confucio a su discípulo Tsze Kung— armas,
comida y confianza. Si un gobernante no puede poseer las tres, en primer lugar debe prescindir de las armas, luego, si es necesario, la comida; pero nunca, nunca, debe perder la confianza” [Analectas de
Confucio] (…)[iii] el
gobernante del Imperio tenía las armas a través de las legiones, comida
gracias a las grandes reservas de cereal de Egipto y confianza
gracias a tener cautivas a las legiones —retribuciones que obtenían. Eran muy
conscientes de la incertidumbre que se podía generar si dejaban de pagar a los
portadores de las armas.
¿Cuán critico era la
sucesión?
― ¿Había un proceso
definido para llevarla a cabo?
― ¿Qué daño hicieron las
guerras de poder internas?
― ¿Podían haberse
evitado?
¿Qué podemos aprender de la
logística romana?
― ¿Y de su dominio
marítimo? El poder naval romano, era el pegamento que mantenía unido al
Imperio. Mientras Roma mantuvo su supremacía naval, conservó también la
capacidad de recuperarse de cualquier convulsión (…)
Roma,
estrategia de un Imperio es un ensayo que puedes leer por
satisfacer tu curiosidad, por aprender sobre estrategia, leer historia, buscar
similitudes con la forma de gestionar una gran compañía. Es un libro para
multitud de públicos, sólo tienes que tener las ganas de bucear en la obra de James
Lacey.
«Voy al encuentro de
un ejército sin jefe
y volveré al
encuentro de un jefe sin ejército»[iv]
(…) la estrategia es siempre
y en todo lugar una cuestión de fines, modos y medios vistos a través del
prisma del “riesgo”
(…)
(…) la complejidad aumenta cuanto
más se reflexiona sobre las realidades practicas del pensamiento estratégico y
su ejecución (…)
(…) en cualquier crisis solo
había tres cosas que un emperador necesitaba saber: dónde estaba la crisis, a
qué distancia de la crisis se encontraban las legiones disponibles más
cercanas, y cuánto tiempo tardarían dichas legiones en cubrir la distancia entre
estos dos puntos (…)
(…) en lograr de mostrar un
pensamiento estratégico exiguo, la capacidad de emplear diferentes metodologías
estratégicas en función de las circunstancias ―fines, modos y medios― demuestra
una consistencia estratégica muy sofisticada.
(…) como afirmaba Cicerón,
para que un senador “conociese el Estado” tenia que conocer la situación del
ejército, el tesoro y los aliados, amigos y tributarios de Roma, además del
afecto que le profesase cada uno a la urbe. Sería difícil encontrar una
comprensión más sucinta de la base de todo pensamiento estratégico; la
fortaleza financiera que sufraga a las fuerzas militares que eran la base del
poder romano (…)
(…) sin ninguna teoría de la
economía moderna ni ningún concepto real de cómo financiar guerras con deuda,
la mayoría de los gobernantes pensaban que lo más conveniente para ellos era
atesorar su riqueza para emergencias, como la guerra (…)
(…) la gran estrategia de
Roma no era muy diferente de la de cualquier otro Imperio:
• mantener la integridad y
estabilidad del Imperio
• proteger el Imperio de
enemigos exteriores y,
• ampliar las fronteras del
Imperio cuando fuese posible y rentable, pero siempre con la vista puesta en
extender la influencia del Imperio allí donde la expansión física no fuese
posible.
La infraestructura estratégica
del Imperio consistía principalmente en la red viaria y las estructuras
fortificadas, que incluían ciudades, pueblos y el limes a lo largo de
las fronteras de Roma (…) otras infraestructuras, como canales, sistemas de
irrigación y acueductos, eran cruciales para el mantenimiento de la economía
romana (…) la base de todas las acciones estratégicas (…)
(…) Cesar, nunca licencio a
sus legiones. Era muy consciente de que era la lealtad personal de las legiones
lo que investía de legalidad sus dictados (…)
(…) los imperativos
estratégicos personales de cualquier prínceps
romano: “Mantenerse con vida, controlar la sucesión[v],
recompensar a los clientes y ganar gloria”.
(…) la capacidad del sistema
de transporte romano para trasladar tres legiones, sus fuerzas auxiliares y
equipamiento desde regiones dispares del Imperio hasta un único punto amenazado
seguía siendo su mayor activo estratégico (…)
(…) Roma necesitaba un emperador con
visión de futuro, fuerte, vital y sobre todo, respetado por los soldados (…)
(…) excedente de trigo, era
demasiado importante para la supervivencia de Roma (…) Marco Antonio utilizó
los alimentos como arma en su guerra civil (…)
(…) la moneda romana siempre
había formado parte del sistema de propaganda imperial: era un mensaje (…)
decía a todo el mundo quien mandaba (…)
(…) Diocleciano
trataba de demostrar que al rango de César debía llegarse por méritos y
nos nacimiento (…)[vi]
(…) a un buen general no le
lleva mucho tiempo examinar a una fuerza enemiga y determinar la capacidad de
lucha que encierra (…)
(…) Roma luchó, fue
derrotada, se levantó y volvió a luchar, todo ello sin una merma aparente de su
capacidad para llevar a cabo campañas o ganar futuras batallas (…)
(…) cualquiera que mandase un
ejercito de maniobra era susceptible de sublevarse. Eso se paliaba en cierta
medida con la doble estructura de mando militar-administrativa: los soldados
podían querer a su comandante, pero sabían que su paga y su comida procedían
ahora de un administrador imperial distinto (…)
«Es con el hierro,
no con el oro,
como se libera la patria»[vii]
Conclusión
El Imperio Romano duró en su
totalidad quinientos años, mientras que el Imperio en oriente, en solitario
desde el siglo V tras la caída de occidente, conservó gran parte de su gloria y
poder durante siglos (…) Roma solo cayó después de no querer o no poder obtener
los recursos y mantener las estrategias que habían sustentado el poder y la
gloria del Imperio durante todo ese tiempo.
El núcleo de esas
estrategias (…) asegurar los cimientos económicos del Imperio, mantener una
fuerza militar imbatible y disponer de una reserva aparentemente inagotable de
soldados (…)
(…) uno de los secretos de
la longevidad del Imperio era que, si una de sus partes se veía amenazada,
podía contar con los recursos del conjunto para superar la crisis (…)
El colapso final de Roma
demuestra que el éxito no está garantizado. Incluso el estado más poderoso
puede arruinarse rápidamente si no adapta sus estrategias a medida que cambian
los retos a los que se enfrenta. Roma se erige en faro de lo que es imposible
cuando un estado acierta en su estrategia, así como en cruda advertencia de las
consecuencias de no hacerlo.
«Romano,
recuerda con tu
fuerza gobernar a los pueblos de la Tierra»[viii]
Link de interés
• El
arte de mandar bien: Querer, poder, saber
• El
manual del estratega: Los cinco estilos de hacer estrategia
• Gestionar
estratégicamente: Claves para tomar decisiones en la era de la incertidumbre
• Pensar
estratégicamente: Modelos, conceptos y reflexiones
• Como
implementar la estrategia
• Jugar
para ganar: Cómo funciona realmente la estrategia de empresa
• La
inteligencia como herramienta anticipativa Prospectiva: Del campo de batalla a
la empresa
• Inteligencia
competitiva: ¿Espías?, ¿Oráculos?, ¿Estrategas?
«Tú, romano, piensa
en gobernar bajo tu poder a los pueblos
―estas serán tus artes―,
y a la paz ponerle normas,
perdonar a los sometidos y abatir a los
soberbios»[ix]
ABRAZOTES
[i] James Lace
[ii] Augusto
[iii] Gestionar la incertidumbre, Bartolomé Alarcón, Rocio Reina
[iv] César
[v] “Por muchos que mates, nunca podrás
matar a tu sucesor”, Séneca
[vi] La sucesión del CEO
[vii] “Non auro, sed ferro, recuperanda
est patria”, Vegecio
[viii] Virgilio
[ix] Ídem
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