Estimad@s amig@s
Sinopsis
Charly Wegelius,
nacido en Finlandia pero criado en York, Gran Bretaña, fue uno de los ciclistas británicos más prestigiosos
del pelotón internacional, donde
rodó como profesional durante la
primera década de este siglo. Como profesional, nunca ganó nada. Como tantos otros ciclistas que no se vistieron de amarillo o no subieron nunca a un
podio, su trabajo era el de gregario: ayudar a su jefe de filas a
ganar, aun cuando esto supusiera renunciar a cualquier opción de victoria o
gloria personal. Era un «soldado raso»
y luchó para abrirse camino en uno de los deportes más duros y exigentes que
existen. Gregario es un testimonio fascinante,
honesto y duro del verdadero mundo del ciclismo
profesional: el auténtico, el de los hoteles
de mala muerte, el de los salarios
bajos y la incertidumbre laboral,
el de las caídas a toda velocidad
que hacen peligrar toda una carrera, el de los dilemas del que sabe que nunca
llegará a destacar y cuyo nombre no pasará a las historia. Pero, sobre todo,
esta autobiografía es un canto
formidable al sueño de un hombre: el de un ciclista
de pura cepa que nunca se dopó —cuando muchos otros de su entorno sí lo
hacían— y que llevó su cuerpo más allá del límite del dolor, sacrificando toda
una juventud para poder ver hecho realidad su sueño de infancia, cuando, de
niño, estudiaba fascinado los mapas del sur de Francia por donde se corría el Tour.
«Dulce bellum inexpertis»
(La Guerra es dulce para aquellos que no combaten)
Gerard Didier Erasmus
Nota del autor
El papel que desempeñé
durante once largos años, el de gregario, el soldado de infantería del ciclismo, se convirtió a menudo en una tarea
ingrata, en precario equilibrio entre los lodos y el firmamento de las
estrellas. Esta es la única historia que me siento capacitado para contar, la
de las experiencias vitales que he tenido.
Charly Wegelius
«Cipollini sabía que un buen ambiente de trabajo nos permitiría dar lo mejor de
nosotros, y se propuso crear ese clima
desde el primer momento»
Prólogo
Ser ciclista profesional es algo que decidí de forma consciente; había
tomado esa decisión mucho antes de que dos directores del Mapei me abordaran en
Canadá. Iba a hacerlo y no iba a descansar hasta que lo hubiera logrado
(…) era
feliz y «vendía» mis habilidades de gregario a un equipo que las apreciaba (…)
El término «gregario» lo asociamos mayormente al
ciclismo, pero también se utilizan figuras similares en otros deportes como el
atletismo, que lo llama «liebre». Esta es la persona que ayuda al corredor a lanzar la carrera y a desgastar a los
competidores.
En algunos foros se
minusvalora la figura y el trabajo del «gregario», quiero pensar que en parte
por desconocimiento de la figura de esté y como pone todo su talento y saber hacer a disposición del triunfo
de su líder.
Sin sacrifico, entrega, compromiso, etc., del «gregario» sería difícil que la mitad de
los ganadores de las grandes vueltas ciclistas las hubiesen ganado. Para muestra
un botón, si en la última vuelta
a España Nairo
Quintana no hubiese contando entre las filas del equipo movistar con una serie de «gregarios» dispuestos a darlo todo por escoltar-protegerlo
de los ataques del resto de equipos,
tirar cada vez que había que desgastar
a los rivales, o el director del equipo lo pedía, hoy día
probablemente tendríamos a otro ganador de la vuelta.
El trabajo en la sombra es tan necesario o más que el que hace el líder, no minusvaloremos los esfuerzos
de nuestro equipo. Ni ellos se lo
merecen, ni nosotros podemos llegar lejos sin la aportación de éstos. Por tanto
cada vez que tengas ocasión reconoce de manera pública el trabajo de tus «gregarios».
«El que hace
reír a sus compañeros merece el paraíso»
Mahoma
Si el desmantelamiento de
un gran equipo modifica el
equilibrio del pelotón de un modo
negativo, la creación de uno nuevo tiene el efecto opuesto. Un equipo nuevo
supone un gran estímulo para economía del pelotón y crea muchos puestos de
trabajo nuevos, lo que, a su vez, aumenta el valor de los ciclistas y refuerza
la seguridad laboral del grupo en su conjunto.
(…) los gregarios no son simplemente personas de
buen corazón que quieren ayudar a los demás; los auténticos gregarios son
asesinos a sueldo, como los otros especialistas. Hacen lo que hacen con profesionalidad. Es un trabajo con muchas facetas y complejidades
(…)
(…) un equipo nunca deja sin contrato a un buen gregario sin un buen motivo (…) no era
un gregario porque sí, o porque no supiera
hacer otra cosa. Era un profesional
y era bueno en mi trabajo.
(…) la sensación de saber que te vas a caer es quizá la peor que
puede que puede imaginar un ciclista profesional (…) sabes que en ese momento
tu carrera está en peligro (…)
(…) si puede llegar a la
meta, al menos tendrá la posibilidad de tomar la salida al día siguiente. Si lo
logra, no abandonará a su equipo, no perderá días de carrera y nadie lo
considerara un estorbo.
(…) hay hombres que son líderes naturales, y hay hombres que
tienen talento pero que tienen que aprender a ejercer el liderazgo (…)
como gregario, una gran parte de mi trabajo era
conocer el carácter de mi jefe de filas y permitir que diera lo mejor de sí
mismo (…)
(…) con independencia del deporte y de la persona, terminar una carrera deportiva profesional es una especie
de muerte (…)
« (…) confiábamos
en que, aunque todo saliera mal y llegáramos
tarde a la cabeza del pelotón (…) sabía
que la mejor forma de motivar a ocho ciclistas agotados no era decirle al mundo
que eran un atajo de inútiles (…)»
Link de interes
(…) iba todo
el rato con las anteojeras: «Bebe un
poco, come un bocado, y rueda en la cabeza del pelotón» (…)
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