Estimad@s amig@s
Sinopsis
El
hombre en busca de sentido es mucho más que el testimonio de un
psiquiatra sobre los hechos y los acontecimientos vividos en un campo de
concentración, es una lección existencial. Traducido a medio centenar de
idiomas, se han vendido millones de ejemplares en todo el mundo.
El
hombre en busca de sentido es el estremecedor relato en el que Viktor
Frankl nos narra su experiencia en los campos de concentración. Durante
todos esos años de sufrimiento, sintió en su propio ser lo que significaba una
existencia desnuda, absolutamente desprovista de todo, salvo de la existencia
misma. Él, que todo lo había perdido, que padeció hambre, frío y brutalidades,
que tantas veces estuvo a punto de ser ejecutado, pudo reconocer que, pese a
todo, la vida es digna de ser vivida y que la libertad interior y la dignidad
humana son indestructibles. En su condición de psiquiatra y prisionero, Frankl
reflexiona con palabras de sorprendente esperanza sobre la capacidad humana de
trascender las dificultades y descubrir una verdad profunda que nos orienta y
da sentido a nuestras vidas. La logoterapia, método psicoterapéutico creado por
el propio Frankl, se centra precisamente en el sentido de la existencia
y en la búsqueda de ese sentido por parte del hombre, que asume la
responsabilidad ante sí mismo, ante los demás y ante la vida. ¿Qué espera la
vida de nosotros?
«Solo temo una cosa:
no ser digno de mis sufrimientos»[i]
Prefacio[ii]
Recordar la tragedia en su
totalidad y en su conjunto, en lo genérico, siempre amortigua el impacto de la
turbación y provoca cierta opacidad a la auténtica crueldad del holocausto (…)
La situación de los padres
planteaba a Viktor una difícil disyuntiva, una grave duda de conciencia:
¿Debía atender a sus padres o proseguir una esperanzadora carrera?, ¿Asegurar
su reciente matrimonio o ayudar a su familia en su incierta suerte? (…)
(…) ¿Cuál es mi responsabilidad?
¿Ocuparme de mi obra o atender a mis padres? ¡En un momento así, espera
una señal del cielo!
(…) “durante la primera
noche en el campo me conjuré conmigo mismo para no ‘lanzarme contra las
alambradas’ [suicidarme]. No resultaba tan difícil, en Auschwitz,
tomar la decisión de no ‘lanzarse contra las alambradas’. En el fondo, tampoco
tenia sentido suicidarse, pues considerando con objetividad las circunstancias,
y aplicando un simple calculo de probabilidades, al prisionero medio le
quedaban muy pocas expectativas de vida” (…)
(…) en un rápido análisis de
situación, el balance era aterrador y desolador: sin familia, sin hogar, sin
dinero, sin trabajo, casi sin conocidos (…) nada tenía, tan sólo la sombría
pesadumbre de la soledad más
absoluta.
(…) El
hombre en busca de sentido merece ser incluido en el catálogo de
obras clásicas que componen el patrimonio intelectual de la humanidad, tanto
por la belleza de su literatura como por la profundidad de sus análisis
psicológicos, pero especialmente por la sutileza de su acendrado
humanismo al describir con precisión y ternura la capacidad de bondad o maldad
que cabe en el corazón del hombre, en la libertad humana; la narración de una
vivencia salvajemente dramática adquiere, por la mesura del juicio y la
liviandad de la pluma, un insólito e inusual tono de comprensión y ternura (…)
Auschwitz todavía
reforzó en Frankl otra convicción, en forma de lección existencial: el
valor madurativo del sufrimiento aceptado (…) no es el sufrimiento en sí mismo el
que hace madurar al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento (…)
«El significado de mi
vida es ayudar a otros
a encontrar significado en las suyas»[iii]
Nos hemos preguntado alguna
vez ¿Cuál es el sentido de nuestra vida?
Nos ha preguntado alguna vez un amigo, mentorizado, directivo… ¿Cuál es el sentido de su vida?
- ¿Cómo darle respuesta?
- ¿Tenemos que dar /ayudar a encontrar la respuesta?
- ¿La respuesta está en el camino?
- ¿Es el camino la respuesta?
Leer ―releer El
hombre en busca de sentido es casi obligado, pero no para hacerlo a la ligera.
Es una lectura que necesita meterte en la cabeza de su autor, entender lo qué
paso en su internamiento, cómo lo superó, la ayuda que en base a su experiencia
brindó después a sus pacientes gracias a la logoterapia[iv]
y como nos puede ser de ayuda a nosotros, nuestro equipo o una persona anónima que
ha perdido el sentido de su vida y necesita una mano tendida para encontrarse.
«Todo lo que no acaba
conmigo
me hace más fuerte»[v]
(…) este libro no
pretende presentar un informe sobre hechos y acontecimientos históricos, sino
un relato de vivencias personales (…) experiencias vividas (…) es la historia
de un campo de concentración “vista desde dentro” (…) no se detiene en detallar
el interminable catálogo de las monstruosas atrocidades cometidas (…) más bien
se detiene en narrar la otra lista interminable de los menudos tormentos
diarios (…) intenta dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo afectaba el
día a día en un campo de concentración en la mente, en la psicología,
del prisionero medio?
Las personas que jamás han
pisado un Lager[vi] tienen
a forjarse una idea distorsionada y equivocada de la auténtica vida en un campo
de concentración, porque recubren las realidades diarias con un velo, mezcla de
sentimentalismo y compasión. Desconocen por completo la dura batalla por la
supervivencia que se entabla entre los prisioneros (…) la lucha inexorable por
el trozo de pan de cada día, por salvar la propia vida o la de un buen amigo
(…)
(…) solo les importaba el número
del prisionero (…) generalmente le tatuaban en la piel y, además, le obligaban
a coser en la pernera de sus pantalones (…) los guardias jamás preguntaban por
el nombre de nadie (…) les bastaba con echar una ojeada al número (…) y
apuntarlo en la libreta.
(…) solo solían sobrevivir aquellos
prisioneros que, endurecidos quizás por el deambular durante años de campo en
campo, y en la lucha por la supervivencia, perdían todos los escrúpulos ;
aquellos que, con tal de salvarse eran capaces de emplear cualquier medio,
honesto o menos honesto, incluida la fuerza bruta, el robo o la traición a sus
compañeros (…)
(…) ¿Quién se atreve a
arrojar la primera piedra contra aquel que favorece a sus amigos en unas
circunstancias en que, tarde o temprano, la cuestión a ventilar esta
la vida o la muerte?
El prisionero de un campo de
concentración tenía un miedo brutal a tomar decisiones o a adoptar cualquier
tipo de iniciativa. Era la consecuencia del fuerte sentimiento de saberse un
juguete del destino (…) a veces, era necesario tomar decisiones apresuradas,
rápidas, que podían implicar la vida o la muerte, aunque quizás el prisionero
prefería que el destino eligiera por él (…)
(…) al hombre se le puede
arrebatar todo salvo una cosa: La última de las libertades humanas ―la
elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino― para
decidir su propio destino.
(…) cada hombre, aun bajo
unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién
quiere ser ―espiritual y mentalmente―, porque incluso en esas circunstancias es
capaz de conservar la dignidad de seguir sintiendo como un ser humano.
La principal preocupación de
los prisioneros se resumía en esta pregunta: ¿Sobreviviremos al campo de
concentración?
El hombre que se dejaba
vencer interiormente ante la ausencia de metas futuras ocupaba y llenaba sus
pensamientos de recuerdos (…) refugiarse en el pasado como un recurso para
apaciguar los horrores del presente (…)
(…) debemos aprender por
nosotros mismos, y tambien enseñar a los hombres desesperados que en
realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere
algo de nosotros (…)
La historia nos brindó la
oportunidad de conocer al hombre quizás mejor que ninguna otra generación. ¿Quién
es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide
lo que es. Es el ser que invento las cámaras de gas, pero tambien el ser que
entró en ellas con paso firme y musitando una oración.
¡Pobre de aquel que no
encontró a la persona cuyo sólo recuerdo le infundía valor en el campo! ¡Desdichado
quien al regresar descubrió una realidad totalmente distinta a la íntimamente añorada
durante los años de cautiverio! (…)
(…) los prisioneros más
aptos para la supervivencia resultaron ser aquellos a quienes esperaba alguna
persona o les apremiaba la responsabilidad de acabar una tarea o cumplir una misión[vii] (…)
«El hombre (…)
¡es capaz de vivir e
incluso de morir
por sus ideales y sus valores!»[viii]
Link de interés
• Asumir
lo efímero de la existencia
• Acerca
del hombre en Viktor Frankl
«El sentimiento que
se convierte en sufrimiento,
deja de serlo en cuanto nos formamos una idea
clara
y precisa del mismo»[ix]
ABRAZOTES
[i] Dostoyevski
[ii] José Benigno Freire
[iii] Viktor Frankl
[iv] Logos es una palabra griega que
equivale a “sentido”, “significado” o “propósito”. La logoterapia (…) se centra
en el sentido de la existencia humana y en la búsqueda de ese sentido por parte
del hombre. De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivante del
hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida (…)
[v] Nietzsche
[vi] Lager, en alemán, significa
“campamento” entre otras cosas. Después de la II Guerra Mundial, y tras los
horrores del nazismo, es muy frecuente que se utilice en este contexto con el
sentido peyorativo y designativo de “campo de concentración nazis”. (N del
E.)
[vii] Hecho confirmado con posterioridad por
los psiquiatras norteamericanos en Japón y en Corea.
[viii] Viktor Frankl
[ix] Spinoza
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