lunes, 20 de noviembre de 2023

Almacenes Arias: Una saga familiar marcada por el fuego y la ambición

Estimad@s amig@s

Sinopsis

El 4 de septiembre de 1987 ardía hasta los cimientos el último vestigio de un imperio comercial, el símbolo del poder de una saga, los Arias, que hicieron de aquel edificio de la madrileña calle Montera el centro neurálgico de uno de los mayores negocios de la España franquista. Bajo esos escombros perdieron la vida diez bomberos, convirtiendo el final de un increíble relato costumbrista de posguerra en una inolvidable tragedia.

Aquel fue de hecho el final de una historia asombrosa de pobreza y éxito, y también de dramas y conflictos familiares, que Fede Arias, periodista, colaborador televisivo y bisnieto del fundador de Almacenes Arias, lleva ahora a este libro con testimonios e imágenes inéditas. Una narración que parte de un sencillo puesto callejero en el Rastro que Esteban Arias transformaría en una empresa con miles de empleados.

Este es un relato de esfuerzo, de trabajo, de sacrificio y de negocios, de saldos y grandes ofertas, sí. Pero también de caprichos, de excentricidades, de riqueza y de lujos, de ambiciones desatadas y de pasiones, de luchas y peleas familiares, y, por supuesto, de tragedias.

Porque no existe una gran familia sin su correspondiente maldición, y la que azota y persigue a esta ha sido siempre el fuego.

 

«El abuelo empezó el carro,

 los hijos acabarán el carro y

 es posible que los nietos acaben con el carro»[i]

 

La realidad en las empresas familiares supera la ficción con creces. Fede Arias novela la historia de su familia y del negocio familiar Almacenes Arias.

 

Lectura ágil, que engancha y en la que a lo largo de sus páginas encuentras muchas similitudes con otros casos de familias empresarias. A lo largo de la obra se cita en reiteradas ocasiones a Pepín Fernández como un modelo de referencia, pero a medida que vas avanzando en su lectura descubres como hay otros ejemplos de empresarios familiares que sin citarlos te vienen a la memoria. Por ejemplo cuando habla de los hijos varones que trabajaban los cinco directa o indirectamente en el negocio familiar, no así las hijas…

 

¿Qué mato a la empresa? Es otra de las preguntas clave que hace el autor a su abuelo, a lo que responde éste que la falta de liderazgo. Por más veces que se repite la historia no acabamos de poner remedio ¿Hasta cuando vamos a seguir sin abordar la sucesión del liderazgo en las empresas familiares como una de las principales tareas del sucedido y de los sucesores?

 

¿Es solo falta de liderazgo lo que mato a Almacenes Arias? El coronel John “Hanníbal” Smith en el equipo A solía decir en todos los capítulos me encanta que los planes salgan bien, ¿Cuál era el plan que tenía el fundador para la familia, la empresa y la empresa familiar? Son tres preguntas en una, pero a la vez son parte del todo.

 

La familia tiene que pararse y pensar ―reflexionar, ¿Qué legado queremos traspasar a la siguiente generación de la empresa familiar? A partir de esa reflexión deberían empezar a trabajar el plan de sucesión[ii], que nos llevara a determinar los requisitos y competencias necesarias para cubrir los puestos que quedaran vacantes en la empresa familiar. Ello conllevará analizar el contexto de la organización, su estrategia, cultura y objetivos a largo plazo. Además de una segunda derivada, si implicamos a los familiares de la siguiente generación en el proceso posiblemente consigamos aumentar su nivel de engagement con el triángulo que antes aludíamos (empresa, familia y empresa familiar).

 

«El crecimiento es

un mecanismo de supervivencia»[iii]

 

Esa mañana de 1997, mi abuelo estaba allí para cerrar y despedirse de la última tienda que había quedado. Acababa de vender el local y había muy pocas cosas que llevarse. Era, ironías del destino, la primera que abrió su padre y donde él empezó a trabajar con diez años. Muy lejanos parecían ya los tiempos de esplendor, cuando la familia llegó a tener veintiséis sucursales repartidas por toda España (…)

 

―Aquel maldito incendio… ¿Cómo hubieran cambiado nuestras vidas si no se hubiese producido? (…) ¿Qué hubiera pensado él del incendio si entonces hubiera seguido vivo?, ¿y cómo habría actuado? Para nosotros fue la ruina pero él, ¿Hubiera sido capaz de rehacerse como tantas otras veces, como ocurrió después del primer incendio, y seguir adelante?

 

“La familia Arias dominaba el Rastro” (…) lo que significa que (…) tenía varios puestos y los tenía, además, situados estratégicamente en los menores sitios. Compraban y vendían de todo, eran muy buenos haciendo dinero (…)

 

(…) infunde respeto en todos cuanto le rodean. Su poca afición al trabajo la subsana a base de carisma e incluso de temor que es capaz de infundir en los demás (…)

 

(…)  ciertas dudas inevitables que ahí estaban a pesar de esa inmensa seguridad en sí mismo que le caracterizaba. ¿Estaría a la altura? ¿Saldría bien el negocio? ¿Terminarían los problemas con su padre? ¿Empezarían otros aún peores con sus hermanos?...

 

(…) el amor y la felicidad se quedaron en la puerta (…) le esperaba en esa primera tienda tan deseada por él fue una auténtica guerra por el poder. Es decir, por manejar y controlar la caja. Porque ese es siempre el verdadero corazón de un comercio.

 

(…) ¿Para que esforzarse en hacer las cosas de otra manera si así les funcionaba?―, de pereza o de tradición familiar― porque todos habían salido “vaguetes” como su padre― (…) de celos hacia ese hermano que destacaba tanto y que no podían soportar. Quizá ellos no estaban dispuestos a esforzarse por ganar un poco más, pero desde luego lo que no soportaban es que Esteban sí lo hiciera o aprovechara la menor oportunidad para sacarse un extra.

 

(…) ¿Para qué molestarse en cambiar? Se olvidaba el patriarca de que tenía cuatro hijos que trabajaban con él, cada uno con su familia, lo que exigía ampliar el negocio, ya que no paraba de aumentar el número de bocas a las que había que dar de comer (…)

 

(…) miraba el dinero (…) y lo utilizaba como otra forma más de demostrar su poder, ya fuera para premiar o para castigar a las personas con las que se relacionaba.

 

(…) ¿Cómo alguien se atrevía a modificar sus caóticas costumbres y trataba de imponerles las suyas? ¡Hasta ahí podíamos llegar! (…)

 

(…) Oviedo, donde volvió a surgir uno de los grandes problemas de la expansión por el país de Almacenes Arias. Don Esteban podía tener diez hijos y todos, especialmente los chicos, trabajaban de una manera u otra forma con él. Pero no había ni uno solo que no prefiriera hacerlo en Madrid y, a ser posible, en Montera. Ni siquiera les apetecía demasiado desplazarse un par de kilómetros hasta (…) Bravo Murillo (…) ¿Para qué irse tan lejos?, pensaban. Nada que cambiar de lugar de residencia y ni siquiera de centro de trabajo, a no ser unos pocos meses para ponerlo todo en marcha y luego salir huyendo de vuelta al hogar familiar.

 

(…) vivían volcados en los negocios familiares, especialmente los mayores. Trabajaban de sol a sol, obedecían y aguantaban a su padre, se tragaban mil sapos y los que hiciera falta. Cerraban la boca y no se les permitía ni una queja ni media, ni mucho menos una sugerencia que pudiera mejorar el negocio pero que, por eso mismo, implicara cometer el peor pecado posible dentro de la férrea disciplina de Almacenes Arias: cuestionar o llevar la contraria a su dueño y fundador. A cambio (…) de un salario que dejaba mucho que desear (…) ¿Qué mejor forma de asegurarse la lealtad o mejor, la sumisión de sus hijos que tenerlos cogidos por el bolsillo, sin la menor capacidad de ahorrar y comprándoles una casa a cada uno de ellos,, pero que nunca se ponía a su nombre (…)?

 

Con las hijas (…) no sentía esa misma necesidad de demostrar su poder. No terminaba de verlas (…) como una amenaza o potenciales rivales. ¿Temía tal vez, el patriarca de la familia que se volviera a repetir la historia que él mismo había protagonizado con su padre y sus hermanos¿ ¿Quizá alguno de sus hijos estaba destinado a superarle y reemplazarle?

 

(…) ya que estaban tan cerca de los principales fabricantes, ¿por qué no abastecerse desde allí directamente? (…) ¿Por qué no crear una gran central de compras que distribuyera a todas las tiendas de España?

(…) lógico (…) había un gran problema: don Esteban Arias Cobos jamás iba a permitir que eso ocurriera. El que mandaba era él y todo tenía que seguir pasando por sus manos. No admitía la menor innovación (…)  

 

(…) cuanto más y más dinero ganaba, más le preocupaba la posibilidad de perder ambas cosas. Hasta el punto que se convirtió en una obsesión para él.

 

(…) cuesta mucho comprender cómo el negocio pudo funcionar tan bien y darnos tanto dinero con lo mal gestionado que estaba. Almacenes Arias tenia que haber sido uno de los grandes, pero nos faltó organización (…) en lugar de preparar la sucesión y el futuro del negocio, lo que hizo fue echarnos a todos sus hijos.

 

Una tarde mi padre nos citó en el despacho a los cinco hijos que trabajábamos con él (…) nos dijo que quería que nos marchásemos, tan facil como eso, y nos preguntó qué queríamos por irnos. Nos dio una patada en el culo y nosotros reaccionamos como quijotes. Tal vez nos equivocamos. Le fuimos que no queríamos nada y nos fuimos durante cuatro años (…) eran solo celos comerciales (…)

 

(…) qué fue lo que de verdad acabo con Almacenes Arias,

― La falta de liderazgo.

 

«Con la humildad se llega mucho más lejos

 que con la arrogancia»[iv]

 

Almacenes Arias

Una saga familiar marcada por el fuego y la ambición

Fede Arias

Esfera libros

 

Link de interés

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«Cuando veía que no podía someter a mi voluntad

a mi esposa ni a mis hijos me sentía frustrado

 y acorralado por completo»[v]

 

ABRAZOTES


[i] Dicho español

[ii] Un plan de sucesión es, literalmente un proceso estratégico para identificar, desarrollar y preparar a los posibles sucesores de puestos clave en la organización, como son el CEO u otros cargos de la alta dirección y del Consejo de Administración y, en la práctica, uno de los mayores retos de una empresa. “El objetivo es asegurar una transición sin problemas en el liderazgo de una compañía” (…)

 Cómo elegir a su sucesor sin poner en peligro la compañía, Álvaro Pérez-Alberca

[iii] Amancio Ortega

[iv] Isidoro Álvarez

[v] Thomas J. Watson

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