Estimad@s amig@s
Sinopsis
El sueño utópico de la
ciencia, imitar el cerebro humano sin sus imperfecciones, y la vertiginosa
aceleración de la IA, nos conducen sin remedio hacia una «civilización
artificial» en la que cohabitaran seres humanos y máquinas. Incisivo, aunque
esperanzador, Lassalle analiza las consecuencias culturales, geopolíticas y
filosóficas de este fenómeno.
Se habla mucho de las
extraordinarias oportunidades y riesgos de la IA. Sin embargo, no se piensa
apenas en lo que supone filosóficamente para la humanidad impulsar el
desarrollo de «algo» que está siendo programado para ser «alguien» consciente.
Un «alguien» sintético al que se dota de capacidades cognitivas inimaginables,
pero sin la conciencia ni los condicionantes morales que acompañan la
existencia del creador a quien replica: el ser humano. La IA es «algo»,
todavía. Aunque no sabemos por cuánto tiempo. Va camino de convertirse en la
apoteosis de una ciencia que, heredera de Hobbes, ha creído que el
conocimiento es poder.
José
María Lassalle analiza con gran lucidez el reto del
nihilismo tecnológico sobre el que sigue asentada nuestra sociedad. Una
corriente liderada por Estados Unidos y China para alcanzar la hegemonía
mundial mientras Europa busca una alternativa más humanista: una IA amigable,
gobernada por una sabiduría aristotélica que reserve a los seres humanos un rol
decisorio y decisivo dentro de la civilización artificial hacia la que nos
dirigimos.
«El ser humano es
sabio no solo porque sabe cosas del mundo,
de la historia o de culturas lejanas a la
suya.
Es sabio si sabe
vivir;
si deja vivir,
si ayuda a los otros a vivir felizmente»[i]
Introducción
¿IA humana o nihilista?
Civilización
artificial analiza el reto del nihilismo, cuando podemos
adjetivarlo con su consumación digital. Desnuda de sentido y propósito, la
técnica es hoy una experiencia básicamente nihilista. Una voluntad de poder
incesante que incrementa su capacidad de provocar cambios sin propósitos (…) nacida
hace siete décadas del empeño utópico de la ciencia moderna de imitar la
inteligencia humana, solo quiere superarla desprovista de sus defectos (…)
ahora, corre descontrolada y a velocidad de vértigo hacia la meta de una
consciencia que le hará creerse perfecta.
Nos adentramos en el umbral
de experiencias tecnológicas que desbordan lo conocido y para las que no
tenemos códigos éticos que nos ayuden a juzgarlas. Se trata de un cambio tan
revolucionario que afecta a (…) la condición humana (…)
Nos corresponde a las
generaciones humanas vivas decidir si queremos influir en ello o no. Podemos
todavía corregir el futuro cuando no está cerrado. ¿Queremos impedir que se
imponga un nihilismo tecnológico que maximice la voluntad de poder de la IA como
apoteosis de sí misma? ¿O deseamos ofrecer una alternativa humana que
ponga el poder de la IA al servicio de un propósito superior, que nos
haga evolucionar del Homo digitalis que somos, al Homo
deus que podemos ser?
(…) para afrontar una
empresa tan titánica no sirve conocer a la manera de expertos que afirman, sino
disponer de la sabiduría de los que preguntan (…) siendo inevitable la IA, ¿la
queremos nihilista o humana? ¿Perfecta o imperfecta?
«La sabiduría es la
única libertad»[ii]
A medida que voy leyendo —profundizando
en el campo de la inteligencia artificial, más claro tengo la necesidad de
atraer filósofos y expertos en ética a nuestras empresas. Necesitamos comprender
los retos y oportunidades que trae consigo la disrupción de la IA.
¿Qué papel queremos que juegue el ser humano dentro de unos años cuando la inteligencia artificial esté lo suficientemente madura y haya superado al humano?
Ø ¿Quién liderará y quién será el liderado?
o La gobernanza debe ser humana, éste tema no tendría que ser discutible, pero para ello deberíamos de construir argumentos sólidos sobre la supremacía del humano sobre la máquina.
Ø ¿Estamos preparados para ser liderados por maquinas?
o ¿Será
un liderazgo
ético o estético?
Ø ¿Queremos ser jugadores pasivos?
Ø ¿Qué podemos hacer para ser protagonistas activos?
¿Qué preguntas deberíamos de estar haciéndonos y ni nos las planteamos?
Ø ¿Por qué estamos abdicando nuestro derecho a decidir en la máquina?
Ø Cuándo la máquina nos supere, ¿qué será de nosotros?
Ø ¿Qué papel debe jugar la formación para no dejarnos superar por la IA?
Ø ¿Qué competencias deberemos adquirir?
Ø ¿Qué preguntas deberíamos hacernos?
Ø ¿Qué debates éticos deberíamos estar manteniendo?
Civilización
artificial de José
María Lassalle es un ensayo interesante para ayudarnos a
reflexionar sobre el futuro pero pensando en el presente. Si queremos que las
personas estén en el centro a medio plazo será mejor que empecemos a buscar
respuestas, formular preguntas, debatir, hacernos a un lado no es una opción. La
partida se está jugando y nosotros somos los peones a no ser que pasemos a un
rol activo y demos pasos adelante que protejan el futuro de las siguientes
generaciones.
«Todos los que no son
sabios son esclavos»[iii]
(…) los sistemas de IA que
se experimentan en la actualidad podrán adquirir muy pronto funciones intencionales
o casi conscientes. Un futuro que sitúan en la frontera de 2050 y que puede ser
distópico si no se introduce, al menos en Europa, en sesgo de sentido en el
diseño de la IA que hemos de promover en nuestro continente.
Un sesgo humanista que
atribuya a la naturaleza artificial de la misma un propósito de fondo que
corrija la evolución nihilista que experimenta la IA desde sus orígenes (…)
introducir una mirada humano-céntrica que acompañe el proceso de transición
crítica que nos conduce hacia un modelo de civilización artificial que surge de
la desestabilización y cuestionamiento de los fundamentos de nuestra
civilización democrática e industrial.
(…) ¿Qué sucedería si se
fabricarán máquinas que piensen por ellas gracias a la IA? ¿Admitiríamos que
puedan disfrutar de una existencia cognitiva equiparable a la nuestra? ¿Tendrían
también nuestra autonomía moral? ¿Qué estatus jurídico les atribuiremos? ¿Las
someteríamos al poder de sus creadores debido a su condición innata de
criaturas? ¿Les colocaríamos en un plano de igualdad con sus creadores? ¿Qué
sucedería si las máquinas pensaran más y mejor que sus artífices? ¿Las
situaríamos por encima? ¿Aceptaríamos que ayudarán a algunos seres humanos a
ponerse por encima de otros? (…)
Para abordar sin miedo estas
preguntas sería bueno que la humanidad pensara ya en definir el propósito ético
de la civilización artificial que se dibuja inevitablemente en el horizonte (…)
(…) ¿Por qué obstaculizar
este proceso o prohibirlo por miedo a lo que pueda surgir de él? ¿Querríamos
impedir que siga escalando el poder de la IA adoptando la actitud de un nuevo
movimiento ludita que destruya (…) ¿Por qué renunciar a ellas si han
demostrado a lo largo de la historia que son la mejor herramienta para
liberarnos de las necesidades que nos oprimen y que dificultan nuestra irrenunciable
búsqueda del bienestar?
(…) recuperar el valor de la
sabiduría (…) resignificarla y darle al ser humano un proyecto cognitivo que
ponga en valor su inteligencia frente a la mente de la máquina (…) el ser
humano encuentre el valor operativo que le haga cualitativamente insustituible
en su relación con aquella (…)
(…) si llegara a suceder que
las máquinas decidieran de forma genérica sobre la vida humana, ¿Qué
impediría que sustituyeran a los seres humanos en las decisiones finales? ¿Cómo
impedir este desenlace si los sesgos de la IA priman diseños basados en
patrones de eficiencia utilitaria? (…) ¿Cómo subordinarla a posteriori a
que acepte una decisión que pueda restringir su búsqueda de aumentar el poder
por el poder mismo? (…)
(…) ¿Queremos que esta
nueva forma civilizatoria sustituya al ser humano como centro de las decisiones
que nos afectan? ¿Podemos impedirlo bajo la tutela de un Ciberleviatán
benevolente que adopte el diseño de una plataforma global que maximice el orden
como si fuera una experiencia masiva de consumo por parte de la humanidad a
través de un catálogo de aplicaciones políticas digitalizadas?
(…) quien tiene la propiedad
de los algoritmos disfrute de un control pleno sobre la riqueza que genera el
uso de los datos (…)
(…) nada está dicho
definitivamente (…) la IA puede ser una herramienta al servicio de una
sabiduría humana que sea capaz de imaginar el futuro de la especie más allá de
un planeta que pronto se le quedará más pequeño de lo que ya es en la
actualidad.
¿Quién se impondrá?
Difícil saberlo cuando el calentamiento geopolítico del mundo sube el listón competitivo
entre ambas superpotencias y provoca una ansiedad extraordinaria en los estados
mayores de ambos imperios tecnológicos (…) los modelos de innovación en IA contraponen
dos lógicas completamente diferentes (…) los chinos apuestan por planificar de
forma verticalizada la investigación mediante inversiones públicas masivas y
centralizadas por el Estado, que controla el proceso y la cadena de valor de
principio a fin (…) los norteamericanos lo hacen a partir de una competencia
horizontal entre las famosas GAFAM (…)
(…) China defina como
prioridad geopolítica liderar el proceso de innovación que conduzca a una IA
fuerte que le ayude a sobrevivir en medio del caos global (…)
(…) ¿Qué sucederá cuándo
se consiga una réplica perfecta de la inteligencia humana que esté liberada de
sus defectos cognitivos y sus imperfecciones orgánicas y culturales? ¿Dónde
estará entonces el valor de la inteligencia humana frente a otra sintética que
será infalible cuando piense? (…) ¿Qué podremos aportar los humanos
frente a máquinas que no se equivocarán al disponer de un sentido común
inspirado en el nuestro, pero asistido por una potencia de cálculo y una
inteligencia estadística infinitamente superior a la que tenemos nosotros?
(…) las máquinas con IA tienden
naturalmente a sustituirnos después de aprender de nosotros. Un proceso que no
va de la mano de políticas formativas impulsadas para que los humanos adquieran
capacidades adecuadas para colaborar con ellas (…)
(…) la humanidad tendría que
lidiar con el problema de ver cómo las máquinas podrían reclamar el derecho a
ocupar el lugar más alto de la cadena del ser de una civilización artificial edificada
sin una ética humanista detrás (…) ¿Cómo justificar que aceptaran la
primacía de la humanidad sobre ellas? ¿No podría suceder que la máquina
considerase al hombre inferior y obrará en consecuencia? (…) ¿Cómo
impedir que las máquinas nos vieran como criaturas que estorbamos en el avance
del progreso tecnológico con nuestras decisiones falibles y
nuestros errores? ¿No estaríamos asomándonos a una posible cancelación como
especie?
(…) un rol que, a la vista de cómo evoluciona la
IA, puede llevarnos a una vida potencialmente pasiva y prepolítica que nos
desposea de una condición humana que, hasta ahora, se ha orientado hacia
desarrollar una acción que fuese autónoma de los otros, pero, también,
colaborativa cuando fuese necesario. Una condición que hacia al ser humano competente
para ser la medida de todas las cosas (…)
«Hemos de trabajar
para que las maquinas nos necesiten
más de lo que las
necesitaremos a ellas»[iv]
Link de interés
• El
auge de los robots: La tecnología y la amenaza de un futuro sin empleo
• Qué
haremos cuando las máquinas lo hagan todo: Artificial Intelligence, Bots & Big
Data
«winner-takes-all»[v]
ABRAZOTES
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