viernes, 21 de marzo de 2025

Los Ford

Estimad@s amig@s

Sinopsis

Empieza la narración el día en que Henry Ford I consiguió en 1896 poner en marcha su primer cacharro ("el cochecito de bebe") á: un motor rudimentario en un chasis enclenque montado sobre cuatro ruedas de bicicleta. Tras remontarse a la vida difícil de los abuelos, que emigraron de Irlanda a finales del siglo pasado, y de los padres, humildes granjeros, los biógrafos avanzan en la historia fascinante del gigante de la industria automovilística, el mítico Henry I, quien amó de un modo tan posesivo la empresa que fundó que prefirió llevarla casi a la ruina antes que entregarla a su hijo Edsel, quien, anulado por su dominante padre, murió prematuramente dejando a su propio hijo, Henry II, la ingente misión de salvarla. Henry II, cuya vida privada está sembrada de sonados escándalos, no sólo la salvó, sino que la liberó de las garras del peligroso rival Lee Iacocca, de cuyo titánico enfrentamiento con Henry II se da aquí una versión cruda, sin rodeos, basada en los hechos.

 

«Y tu trabajo te resultará a veces duro, molesto y doloroso,

pero debes hacerlo.

Puedes tener piedad de los demás, pero no de ti»[i]

 

Prólogo

(…)  Ford siguió siendo un enigma; para algunos, un hombre simple erróneamente considerado complejo; para otros, un hombre complejo cuyo genio proyectaba una engañosa aurea de simplicidad. Durante un tiempo habría de ser un arquetipo de hombre optimista que encarnara la esperanza y el compromiso de perfectibilidad humana que había guiado la vida estadounidense desde los trascendentalitas; luego habría de convertirse en el maniático por excelencia, el que destruyo a quienes más amaba y reaccionó amargamente frente al mundo moderno que él mismo, quizás más que cualquier otro, había creado. Con todo, fuera cual fuese su actitud, siempre fue un norteamericano típico, capaz, hasta el día de su muerte, de quitarle el puesto a cualquier presidente en la primera página de los periódicos del país con sus palabras y sus actos.

Henry Ford había construido por fin su primer automóvil. Faltaba aún la compañía que iba a ser la sombra alargada de ese hombre: una institución que habría de sobrevivirlo con ventaja. La Ford Motor Company enriquecería a los miembros de la familia, pero también habría de herirlos. Los haría notables entre la aristocracia industrial del país, pero también los dividiría, haciendo que el crecimiento de la dinastía Ford fuese a la vez comedida, melodrama o tragedia.

 

«Nos tomará cien años saber si nos ayudó o nos hizo daño,

pero lo cierto es que no nos dejó donde nos encontró»[ii]

 

¿Quién fue Henry Ford I?

Ø  ¿El creador de una empresa familiar?

Ø  ¿El destructor de una familia empresaria?

 

¿Quién fue Edsel Ford?

Ø  ¿Fue un continuador del legado familiar?

Ø  ¿Se lo llevó por delante el carácter de su padre?

o   ¿Es factible trabajar a la sombra del rey sol?

 

¿Quién fue Henry Ford II?

Ø  ¿Qué hizo por consolidar?

o   La empresa

o   La familia

o   El liderazgo

Ø  ¿Qué no hizo por…?

 

¿Qué papel jugó Lee Iacocca en la Ford Company?

Ø  ¿Fue la ambición su tumba o su ego?

Ø  ¿Y la sed de poder?

Ø  ¿Cómo gestionar la incorporación de un CEO externo a la familia?

o   ¿Qué puede esperar la propiedad de un no familiar?

o   ¿Y un no familiar de la propiedad?

§  ¿Qué mandato otorgar?

 

A lo largo de Los Ford de Peter Collier y David Horowitz van desgranando muchos episodios de la familia y la empresa, de construcción y de destrucción, de visiones muy personalistas, el ego, la frustración, las ansias de poder, el miedo a no estar a la altura de los antecesores —apellido Ford, o lo contrario la necesidad de poner tierra de por medio y olvidar el legado de alguno de los antecesores

 

Es un libro que te provoca una cosa y la contraria. Empatiza con alguno de los personajes y capítulos después eres capaz de repudiarlo por el bucle destructivo en el que entraban, lectura que sin duda no te dejará indiferente y de la que se puede extraer conclusiones de valor.  

 

«No compras un perro de guardia

para que guste a la gente»[iii]

 

(…) fue despedido a los seis días por resolver un problema en el proceso de construcción cuando una cantidad de empleados había pasado todo el día tratando de corregirlo, con lo que avergonzó a éstos y a su capataz (…) “Aprendí a no decir todo lo que sé”.

 

(…) “Lo que me gustaría hacer es una máquina que funcione con gasolina y que haga el trabajo del caballo” (…)

 

(…) la nueva empresa estaba condenada a morir en su cuna. Considerando que no se había dado una adecuada participación en el negocio, Henry se fue retirando (…)

 

(…) el T tenía “alguna de las características de una mula, la paciencia de un camello, el coraje de un Bulterrier y, en malas situaciones, podría ser muy cortés, si bien llevaba latente una caprichosa hostilidad contra el ser humano” (…)

 

(…) “No invente nada nuevo. Simplemente reuní en un coche los descubrimientos de otros hombres detrás de los cuales había siglos de trabajo (…)

 

(…) Henry estaba extremadamente orgulloso de Edsel. “Sí, tengo un buen chico para sucederme” (…) “si sigue siendo como es, algún día esta compañía estará en buenas manos” (…) Edsel veneraba a su padre; lo imitaba en todo y hasta llevaba una libreta en la que anotaba desde lo más mundano (…) hasta lo profesional (…)

(…) su idea era que Edsel podía aprender todo lo que merecía ser aprendido en la planta Ford, que era en sí misma un microcosmos de la sabiduría y la laboriosidad humanas.

(…) tenía que comportarse como el hijo de un gran hombre (…)

 

(…) “El precio adecuado no es el que está dispuesto a aceptar el mercado y el salario justo no es la cantidad más baja por la que trabajará un hombre. El precio adecuado es el más bajo al que un artículo puede venderse con normalidad. El salario justo es el más alto que el comprador puede pagar con normalidad”. Era la intersección perfecta de un hombre y su tiempo (…)

 

(…) crisis de madurez (…)

(…) elementos discordantes de su personalidad (…) fuerte personalidad (…) más cruel y calculador, una ostentación y arrogancia nunca vistas con anterioridad empezaron a formar parte del comportamiento de Ford (…) tal vez (…) era dos personas: una generosa y optimista, y otra paranoica e intolerante; una, un industrial amable y próspero, y la otra, un soñador ignorante y poderoso (…)

(…) obsesionado por mantener el control que había logrado sobre la empresa (…) atribuirse el mérito de cualquier avance que ocurriera (…) culto a la personalidad (…)

 

(…) Ford sentía unos celos terribles de todo aquel que mantuviese una estrecha relación con su hijo (…)

 

(…) se deshizo de todos los accionistas minoritarios; luego (…) purgas de aquellos que contribuyeron a la construcción de la empresa y finalmente emergió un dictador que se apoyaba en unos pocos y rudos lugartenientes y en un culto a la personalidad (…)

 

(…) Edsel era el presidente de Ford, pero había accedido a ese puesto no en base a sus méritos propios sino porque a su padre así le convenía [iv](…)

 

Henry II nació y creció acostumbrado al poder que significaba ser un Ford; aceptaba sin más las cosas extraordinarias que sucedían a su familia (…)

 

(…) la empresa era como la religión de la familia: les daba sentido a sus vidas (…)

 

(…) la estructura empresarial amenazaba la fluidez, que era la clave de la continuidad de su influencia.

 

(…) liderazgo deficiente. Aunque cada vez se sentía más desorientado, Henry insistía en participar en todos y cada uno de los asuntos de la empresa, cosa que no había hecho ni siquiera años atrás cuando gozaba todavía del pleno dominio de sus facultades (…)

 

(…) el título de patrimonio no estaba en ningún trozo de papel, sino en el caos de la Ford Motor Company; era un legado que no se podía simplemente heredar: había que ganarlo. ¿Tenía él la fuerza y la capacidad suficientes para cargar con las responsabilidades de su padre? Si aceptaba dar la batalla por el alma de la empresa, a la que su padre se había dedicado y, cómo se podía deducir de lo sucedido, sacrificado su vida, ¿serviría eso para desollarlo y definirlo como persona, o para disminuirlo y anularlo.

 

(…) fue constructivo y destructivo por partes iguales, simbolizando lo mejor y lo peor de que es capaz un ser humano (…)

 

(…) ¿Pero cuánto poder tenía en la compañía, el único lugar que verdaderamente importaba para un Ford?

 

(…) Cuanto más autoridad perdía, más se aferraba a la que le quedaba (…)

 

(…) ¿Por qué fracasamos en el cumplimiento de nuestros proyectos? ¿Por qué quienes seguramente estaban en condiciones de saber que los programas eran poco fiables no informaron a la dirección?

 

(…) Eleanor soñaba con una empresa en la que cada uno de sus tres hijos desempeñara un papel principal, y su sueño parecía a punto de realizarse (…) Benson carecía de toda influencia verdadera, y ocupaba una degradante posición como presidente de la Junta de Política de Distribución (…)

(…) Bill fue designado Director del Departamento de Diseño, puesto cuya importancia e influencia era equivalente al de Benson. Comprendiendo que siempre tendría el camino cerrado dentro de la empresa, opto por retirarse (…)

 

(…) “Yo soy en capitán de este barco, y pienso seguir siéndolo mientras mi nombre esté inscrito en la proa” (…)

 

(…) “No existe una estrategia, se trata solamente de administrar la crisis” (…)

 

(…) cómo alcanzar el equilibrio entre responsabilidades y deseos, entre las exigencias de la empresa y las de su propio ser (…) una nueva complejidad (…)

 

(…) invirtió más de 350 millones para comprar todas las acciones de las compañías Ford europeas que estaban en poder del público, recomponiendo prácticamente el imperio internacional que iniciara su abuelo (…)

 

(…) desconcertado por la forma en que Iacocca se promocionaba a sí mismo y por el hecho de que se apropiara de la maquinaria de relaciones públicas de la empresa para su beneficio personal, con una propiedad que dejaba prácticamente del lado al mismo Henry (…)

 

(…) en la empresa solo cabía un Ford a la vez (…)

 

(…) nunca aceptes un consejo a menos que coincida con lo que has decidido hacer (…)

 

Las dudas más serias acerca de Iacocca no se basaban en sus maquinaciones empresariales, sino en la manera en que trataba a la gente. Había usado un estilo implacable para afirmarse dentro de la compañía. Tenía una lealtad casi siciliana para con sus hombres, pero ningún escrúpulo para maltratar a quienes no integraban su equipo. Humillaba a subalternos en presencia de testigos, y hacia un uso rutinario de amenazas y lenguaje grosero como instrumento gerencial (…)

 

¿Crees que soy malvado?” (…) comparado con mi abuelo soy bueno (…) ¡Diablos, cuando mi abuelo despedía a la gente, ponía sus indemnizaciones en sobres, los sobres encima de sus escritorios, sacaba los escritorios al vestíbulo, y cerraba con llave la puerta de los despachos!”.

 

(…) dolido (…) la familia le hubiera impuesto la responsabilidad de ser su líder, para luego censurarlo como su oveja negra (…) Henry carecía de la autocompasión de había hundido a sus hermanos. Su control sobre la empresa pudo haber empezado como una necesidad; si así hacía mucho tiempo que se había convertido en una elección deliberada (…)

 

(…) conducta excéntrica al síndrome del “Loco Henry”, ese gen de comportamientos desmesurados y estrafalarios que había heredado de su abuelo (…)

 

(…) “¿Cómo puede ser el dueño de una empresa ser un usurpador?” (…)

 

(…) cuál de los Ford ocuparía el lugar de Henry, y cómo trabajaría con Iacocca (…)

 

(…) quién sería el próximo Ford (…) la familia controlaba el 13 por ciento de las acciones comunes y el 40 por ciento de las acciones con derecho a voto, la empresa “tiene que ser manejada como una corporación pública, sin tomar en cuenta la participación que tengamos” (…)  terminar la transformación de la compañía de empresa familiar a corporación moderna (…)

 

(…) “No hay príncipes herederos en la Ford Company, del mismo modo que no hay un camino privilegiado hacía la cumbre (…)

 

(…) Henry pretendía verdaderamente profesionalizar la organización y eliminar el elemento familiar (…)

 

«Un cliente puede tener su coche del color que quiera,

siempre y cuando éste sea el negro»[v]

 

Epílogo

(…) el viejo Henry ató su propio destino primero a una máquina, y luego a un imperio industrial que sustituyo a su familia. Para él y para sus herederos la Ford Motor Company se convirtió en madre, hermana e hija, la fuente de toda realización y de todo sentido de sus vidas (…)

 

(…) el drama de la historia de los Ford se asentaba en el exilio familiar. Después de que Henry dejara la presidencia del directorio para retirarse a su hogar con Kathy, todo dramatismo desapareció de la Ford Motor Company. Tal vez alguna vez vuelva otro Ford a ocupar el puesto cumbre, pero no habrá surgido del molde épico que diera origen a Henry II. O al anciano cuyo nombre heredó y cuyo poder resucitó (…)

 

(…) Henry logro finalmente transformar a la Ford en una compañía estable, independientemente del carácter de cualquier persona, Iacocca creaba un culto a la personalidad en Chrysler, transformando la empresa en una prolongación de sí mismo.

 

«Pensar es el trabajo más duro que hay,

quizás por eso tan pocos se dedican a ello»[vi]

 

Los Ford

Peter Collier

David Horowitz

Tusquets

 

Link de interés

El líder introvertido[vii]: Aprovecha tu talento más silencioso

Liderazgo tranquilo Carlo Ancelotti conquistar mentes, corazones y triunfos

Iacocca: Autobiografía de un triunfador

Los Outsiders: Ocho CEOs inconformistas y sus métodos radicalmente racionales para tener éxito

 

«Corta tu propia leña

y te calentará el doble»[viii]

 

ABRAZOTES


[i] Mary Ford

[ii] Will Rogers

[iii] Henry Ford

[iv] “Tengo responsabilidades pero no poder”

[v] Ídem

[vi] Henry Ford

[vii] (…) Henry se volvió aún más introvertido. Consideraba a su padre responsable de la muerte de su madre, y alimento su rencor (…) se volvió cauteloso y reservado (…) “No hay necesidad de enseñarle a nadie la personalidad interior” (…)

[viii] Thoreau 

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